Punto de encuentro para los amantes de la historia, el arte y los grabados




El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

lunes, 24 de diciembre de 2012

Luis XIV como emperador romano


La estampa “Luis xiv como emperador romano” de Charles Perrault forma parte de la obra "Courses de Testes et de Bagues" impreso en Paris en 1670.
 
La representación de Luis xiv como emperador romano está directamente relacionado con la figura de la estatua ecuestre, antiguo género romano. Así en la imagen aparece tanto el rey como sus cortesanos con las pelucas propias de finales del siglo xvii, armaduras romanas, y los caballos se muestran al trote; el rey, mientras que con la mano izquierda sujeta las riendas del caballo, con su derecha porta el bastón de mando, se encuentra separada y coronada por unos emblemas que equiparan al rey con un emperador romano. La armadura simboliza el valor, además queda patente su poder y magnificencia, su postura y expresión transmiten dignidad. El grabado quedaría encuadrado en el estilo Barroco caracterizado en este caso por representar a los caballos encabritados y los ademanes de las figuras son auténticamente teatrales. A parte de la identificación como emperador romano, Luis xiv fue identificado con Alejandro Magno, San Luis y Clodoveo, primer rey cristiano de Francia, entre otros.
 
La representación habitual del monarca era con armadura romana o medieval, o como manto real decorado con flores de lis y orlado de armiño. Suele aparecer con la peluca citada anteriormente, y suele portar el cetro o bastón símbolos de mando.  Su figura aparece impasible e inmóvil, su postura simboliza el poder. La expresión de su rostro varía entre valor ardiente y digna afabilidad, si bien se evitaba la sonrisa porque se consideraba un ademán inadecuado para un monarca. Los adjetivos laudatorios que se le dedicaron fueron múltiples, a título de ejemplo podrían citarse los siguientes: augusto, brillante como el sol, ilustrado, generoso, heroico, ilustre, inmortal, invencible…También se pretendió dar una imagen de accesibilidad a sus súbditos como padre de su pueblo o protector de las artes y las letras.
 
Luix xiv y sus consejeros conocían los métodos por los que podía manipularse al pueblo con símbolos y fueron conscientes de los grandes beneficios que podían obtener. Las escenas de su vida se presentan en diferentes medios: retratos, estatuas ecuestres, medallas reproducidas en bajorrelieves, y panegíricos en forma de descripciones de pinturas, esta preocupación por la imagen del rey se manifestó desde su mismo nacimiento hasta su ancianidad  Aprovecharon la combinación de imágenes visuales y textos, los cuales se influían  y reforzaban mutuamente. Existían imágenes en diferentes soportes como en pintura, bronce, piedra, tapiz, y otros en menor medida. La mayoría de retratos del rey se corresponden al género denominado por los artistas como “retrato de Estado”, construido con la retórica de la imagen desarrollada en el Renacimiento para retratar a la gente importante, el estilo era la forma denominada grande o magnífica que entrañaba la idealización del representado. Se produjo así un proceso de evolución desde los patronazgos de carácter privado que figuras como Richelieu, Mazarino y Fouquet habían desarrollado, hasta el patrocinio real caracterizado por su burocratización, lo que condujo a que los artistas y escritores pusiesen su talento al servicio del rey a cambio de recibir pensiones, se crearon academias, y se constituían comités para desarrollar proyectos artísticos, todo ello controlado directamente desde el centro del poder del estado, y en última instancia por el mismo monarca.
 
Luis xiv (1638- 1715) reinó durante 72 años, y es considerado por los historiadores como el máximo exponente del absolutismo práctico, y su poder e influencia ha llevado a la designación de la segunda mitad del siglo xvii como “la era de Luis xiv”. A la muerte de Mazarino decidió gobernar solo auxiliado por consejeros, fortaleció y dotó de mayor eficacia a un aparato administrativo central y consideraba que la grandeza de Francia y la gloria del rey debían de ir unidas. La corte del Rey Sol y el modelo de gobierno francés influyeron como modelo y ejemplo para amplias zonas del contienen europeo, su influencia llegó no sólo a los modos de vestir sino también a las costumbres.

domingo, 21 de octubre de 2012

El avance y el impacto de la peste negra en la Alta Edad Media en Europa

El origen de la peste negra se encuentra en la provincia china de Yunnan alrededor del año 1253, extendiéndose a toda China sobre el 1331, y transmitiéndose hacia Occidente con los mongoles. El punto de partida de su propagación a Europa fue el sitio que de la colonia genovesa de Caffa, en Crimea, realizaron los mongoles en 1347, contagiándose la epidemia de éstos a los genoveses, que lo extendieron, primero, a Asia Menor y Constantinopla, y después a Sicilia, Córcega, Marsella y Florencia. Ya en 1348 se encuentra asolando Francia y la Corona de Aragón, mientras que se extiende a Inglaterra y Gales en 1349. Los estados occidentales ibéricos sufren sus consecuencias a partir de 1350, y desde esta fecha su acción destructora sigue el curso del Danubio y la costa báltica. Desde 1352, las ciudades de la Hansa teutónica la transmiten a la Europa escandinava y oriental. El impacto de las bajas de este periodo es difícil de cuantificar, los especialistas Russell y Bennet discrepan ostensiblemente en las cifras absolutas, el primero defiende que entre 1346 y 1450 se pasó de 54 a 37 millones, y el segundo, para el mismo período, habla de una disminución de 73 a 51 millones, lo que si que es evidente en los dos autores, es que en 1400 la población europea había bajado ostensiblemente desde la plena Edad Media.

El arrianismo y su difusión

El arrianismo es una herejía surgida en el siglo iv en Oriente en el seno del Cristianismo, cuya doctrina rechazaba la Trinidad y aceptaba una única divinidad. Fue condenada en el Concilio de Nicea (325), aunque no fue hasta el I Concilio de Constantinopla (381) cuando empezó a retroceder definitivamente en Oriente, momento en que empieza a extenderse más allá del Danubio entre los pueblos germanos acantonados en la frontera.
 
El obispo Ulfilas tradujo al gótico algunos Libros Sagrados e inició la evangelización de masas de bárbaros al arrianismo en su versión más moderada (homeísmo). Cuando los godos entraron en el Imperio llevaron consigo la religión que les sirvió como fuerza de cohesión del elemento germánico, no muy numeroso entre las masas de población oficialmente católicas nicenas. Los pueblos que asimilaron la herejía, en general a excepción de los vándalos, no persiguieron de forma sistemática a los católicos del Occidente, los burgundios fueron respetuosos, mientras que ostrogodos, visigodos y suevos oscilan según las circunstancias entre ambas.
 
Para los pueblos que sobrevivieron a las acometidas exteriores el arrianismo supuso un paso intermedio del paganismo a la asimilación del catolicismo niceno.

domingo, 26 de agosto de 2012

La imprenta del Real Convento de Santo Domingo en Palma de Mallorca (1762-1768)


J. Alzina: Portada de la iglesia
de Santo Domingo

 
Los trabajos de la imprenta del hoy desaparecido Real Convento de Santo Domingo se sitúan en pleno auge del Barroco, dentro del estilo de la época, con pomposos títulos de significado muchas veces indescifrable; son libros escasos en número y por tanto difíciles de encontrar, se pueden considerar rarezas bibliográficas.
 
La imprenta fue muy fecunda, rica en tipos, florones y grabados en boj. El Emblema utilizado fue un unicornio, el cual era copia del que había en el coro de la iglesia de Santo Domingo, en el atril de bronce de 1384.
 
Durante el periodo comprendido entre 1702 y 1704 la imprenta fue regentada por el impresor Gabriel Roca. También se sabe que Fr. Antonio Trías, religioso lego del Convento en cuestión, regentó la imprenta en el año1733. La mayor parte de la imprenta pasó al impresor Guillermo Bauzá durante el periodo comprendido entre 1768-1806,  que fue impresor de los P.P. Dominicos,  y que tuvo su imprenta cerca de la Universidad Literaria de Palma[2]. Los restos de la imprenta se cedieron a Buenaventura Villalonga (1804-1854) con la obligación de hacerles gratis los cuadernos de conclusiones públicas anualmente[3].
Francisco Javier Parcerisa:
Portería del convento de Dominicos en Palma. 1842
 

 Existen 40 obras catalogadas, según Alemany i Vich[4], a excepción  de las numerosas conclusiones y alegaciones jurídicas. En cuanto a los libros me remito a la relación de 27 obras impresas por el Convento y relacionadas en el folleto de este autor[5].
 



 


[1] “Las imprentas de las Islas Baleares”. Joaquín María Bover. Palma. 1862.
[2] “Las imprentas de las Islas Baleares”. Joaquín María Bover. Palma. 1862.
[3] “Las imprentas de las Islas Baleares”. Joaquín María Bover. Palma. 1862.
[4] “La imprenta del Real Convento de Santo Domingo (1702-1768)”. Luis Alemany i Vich. 1950. Palma.
[5] “La imprenta del Real Convento de Santo Domingo (1702-1768)”. Luis Alemany i Vich. 1950. Palma.
 

lunes, 30 de julio de 2012

Carlos V y el luteranismo

"Carlos V con perro" de Tiziano
A finales del siglo xiv y principios del xv los príncipes alemanes empezaban a afirmar su poder y a considerar los territorios, no como una propiedad privada, sino cada vez más como un estado superior a los hombres. Llevaron a cabo una reorganización de la administración y mantuvieron una mayor vinculación con la Iglesia, por lo que estaban preparados para convertirse en potencias. No obstante, las tensiones sociales latentes hacían de Alemania en 1520 un barril de pólvora. Se convirtió en un terreno favorable para que prosperasen las ideas luteranas a causa de la debilidad del poder imperial, de las ambiciones de los príncipes, de las tensiones sociales que enfrentaban al campesinado y pequeños señores, ciudades y nobleza, y de un profundo nacionalismo muy hostil a las influencias italianas. A nivel espiritual los humanistas alemanes mantenían un duro enfrentamiento con la Iglesia. 

Tras la muerte del emperador  Maximiliano ocurrida el 12 de enero de 1519, su nieto Carlos v (1500-1558) fue elegido emperador en la votación imperial celebrada en el coro de la Iglesia de San Bartolomé de Francfort el 28 de junio de ese mismo año. Desde el inicio de su gobierno imperial hasta su abdicación en el invierno de 1555-1556  estuvo inmerso en el problema del reformismo luterano sin que pudiese dar una solución definitiva y pactada que conciliase tanto a príncipes católicos como protestantes.

Todo empezó el día de Todos los Santos de 1517,  Lutero (1483- 1546) emprende su camino reformista con el pregón de sus 95 Tesis, a raíz de la venta de indulgencias, basándose en la denuncia de las falsas seguridades dadas a los fieles, la afirmación de que sólo Dios puede perdonar y no el papa, y de que el único tesoro radica en el Evangelio.


"Martin Lutero" de Lucas Cranach el Viejo
A partir de aquí los acontecimientos se precipitaron desarrollándose una disputa en el seno de la Iglesia entre 1519 y 1520. Sus afirmaciones principales fueron: el rechazo de la primacía romana y de la autoridad de los concilios, el valor único de las Escrituras como contenido de la fe, inutilidad de la tradición dogmática e inexistencia del Purgatorio. 
El período que se considera decisivo en el asentamiento de las doctrinas de Lutero es el de 1520- 1521 cuando escribe los tres grandes tratados, “El papado de Roma”, “Manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana”, y el “Tratado de la libertad cristiana y la cautividad babilónica de la iglesia”. 

Desde 1521 Lutero se encontraba condenado por la Iglesia, estaba amenazado de excomunión y en período de retractación pública. En ese mismo año Carlos v convoca la Dieta de Worms y se enfrenta por primera vez con el público y con la república de los príncipes alemanes. El Emperador en el marco del solapamiento jurídico entre Iglesia y Estado seguiría la línea marcada por la excomunión que pesaba sobre Lutero, y le proscribiría del Imperio, a lo que había que añadir que éste no se había retractado de sus ideas. Las negociaciones previas y posteriores a la dieta fueron sustanciosas. El franciscano Glapion, confesor del Emperador, intentó convencer al príncipe elector Federico de Sajonia de que aquel apoyaría una reforma de la iglesia si Lutero se retractaba de alguno de sus postulados. El 19 de abril Carlos v hizo pública una declaración contra Lutero basada en la teoría conciliarista, si bien autorizaba posteriores negociaciones de los estados con Lutero, de las que se esperaba una solución pactada dentro de la Iglesia, haciendo uso de un tribunal participado por el Emperador y los estados, de un concilio general o de una comisión de teólogos en el sentido de las propuestas de Erasmo. La postura del emperador quedó fijada jurídicamente en mayo de 1521 en el llamado Edicto de Worms que proscribía no sólo al propio Lutero, sino también a sus seguidores.

En este momento Europa adopta tres posiciones perfectamente definidas, los seguidores inequívocos de Lutero, los que se situaban en la línea del papa, y los eclécticos de corte erasmista, los cuales todavía creían en una reforma dentro de la Iglesia. De todas formas los efectos prácticos de la declaración concluyente de Carlos v se vieron atenuados debido a su pronto abandono del Imperio para luchar contra Francia por la hegemonía europea. El Imperio entonces se vio sumido en un estado de descontrol bajo grupos de radicales, mientras Lutero se puso bajo la protección del Príncipe Elector de Sajonia. En un principio los príncipes alemanes fueron cautos en su acción, como se puede apreciar en las Dietas de Núremberg de 1522- 1524. El enfrentamiento en Wittenberg entre los que estaban en contra de la reforma y los “Schwärmer” o reformistas exaltados condujo a una radicalización de las posturas.  Lutero y sus seguidores creían que actuaban según la libertad de conciencia respecto a cualquier norma de procedencia humana, incluso aún cuando empezaban a recurrir a la fuerza regulativa e unificadora del poder secular.
 
Lutero en la Dieta de Worms (1521)
Un hecho importante fue la formación en Ratisbona en 1524 de una liga católica. El artífice de esta unión fue Fernando, al que Carlos v había transmitido los territorios patrimoniales de los Habsburgo en Austria además de ejercer el derecho de representarlo en los asuntos imperiales en el Sacro Imperio. El acuerdo de Ratisbona evidenció los problemas internos de la Iglesia, se precisaba de una reforma urgente, la exigencia de un concilio general estaba ampliamente extendida en Alemania. En otoño de 1524 las ciudades imperiales al plantear esta necesidad fueron contestadas con el veto del Emperador. El movimiento reformista se fue extendiendo por las ciudades en donde se palpitaba un latente anticlericalismo, sentían la necesidad de apreciar la pureza de las escrituras sin las ataduras de las normas de los hombres. En 1528 las reivindicaciones luteranas se impusieron en Hamburgo. Durante la primera época de la Reforma el movimiento reformador alemán se circunscribió en un ambiente urbano.

El Emperador estaba enfrascado en el programa ideológico pautado por su canciller Gattinara sobre el “dominium mundi”, por ello se encontró con dos problemas, la posición autónoma de Francia y la fuerte posición de los príncipes alemanes en el Imperio. En cuanto a éstos en la citada Dieta de Worms de 1521 se alcanzaron compromisos intermedios entre los planteamientos monárquicos y el sistema estamental del Sacro Imperio. Entre 1521 y 1529 Carlos v estuvo ocupado en la lucha hegemónica en Europa contra Francia en el escenario italiano.

La crisis de la sociedad subsiguiente al movimiento reformador alcanza su punto álgido en Alemania con la Guerra de los Campesinos (1524-1526), y que terminó con la derrota sangrienta de éstos. El movimiento campesino tenía su origen en unas circunstancias sociales, económicas y políticas, fueron grupos descoordinados entre si, pero que tenían en su fondo común el fermento religioso de carácter reformista. En un principio se vieron favorecidos por la crisis institucional del Imperio, pero al final gracias a la intervención militar de la Liga Suaba la resistencia fue cediendo hasta su desaparición definitiva de las regiones alpinas en 1526. En 1524 Thomas Müntzer se colocó al frente de un movimiento escatológico-radical que posteriormente desembocó en el levantamiento de los campesinos alemanes. Debido a la enemistad manifiesta de Lutero con Müntzer, y el peligro que veía en el compromiso en que podía quedar la causa reformista, se mantuvo al margen del conflicto, e incluso se mostró en contra alegando posiciones doctrinales antagónicas, además de reprobar cualquier sublevación frente a la legalidad vigente. El precio que tuvo que pagar Lutero fue su mayor dependencia de los poderes seculares a partir de 1525.

En lugar de la concepción original que postulaba que la renovación de la Iglesia se debía articular en el seno de las comunidades cristianas, poco a poco se fue imponiendo un sistema de iglesias territoriales dirigidas desde el poder secular. La organización parroquial se hizo conjuntamente por teólogos y funcionarios de los príncipes. La jurisdicción de los obispos dejó de ser reconocida. Los monasterios fueron disueltos y los bienes de la Iglesia pasaron a manos de los príncipes, sin que la nueva organización eclesiástica pudiese tener visos de mantener una autonomía con respecto al poder secular.


Grabado de Zwinglio
Muy influido por Lutero encontramos la figura de Zwinglio, aunque su actuación se circunscribe básicamente en la Confederación suiza, aunque también influyó en las regiones sudoccidentales de Alemania. Las diferencias doctrinales entre Zwinglio y Lutero se intentaron resolver sin éxito mediante la celebración de un coloquio teológico (Coloquio de Marburgo en 1529). A pesar de esto la expansión de la Reforma fue imparable. En la Dieta de Espira (1526) aprovechando que Carlos v estaba en pleno enfrentamiento con Francia y el Papado, se optó por una resolución moderada en cuestiones de fe, sin que implicase ser un soporte jurídico para la constitución de iglesias territoriales evangélicas, pero allanó su camino, de hecho, sirvió de base para instituir un principio del derecho de los poderes urbanos y territoriales a optar por una u otra iglesia, sin que podamos hablar de libertad individual de conciencia y culto. Esta situación cambió por intervención imperial en la Dieta de Espira (1529) en la que se anulaban los compromisos asumidos tres años antes, y se endurecían las disposiciones del Edicto de Worms. La mayoría católica estuvo a favor, pero cinco príncipes y catorce ciudades del Imperio protestaron porque consideraban que cada estado debía tener su propia responsabilidad ante Dios. De entre los príncipes electores sólo el Elector de Sajonia formaba parte de los denominados “protestantes”. Para evitar la proscripción del Imperio buscaron una teoría jurídica que permitiese su compatibilidad con el sistema, es lo que se denominó la “aristocracia estamental”, por la que se atribuía a los estados del Imperio el derecho de afirmarse, incluso frente al Emperador, en aquellos asuntos relacionados con la religión de sus súbditos. Tanto las ciudades como los principados a la hora de organizar las nuevas formas eclesiásticas se desvincularon inequívocamente del movimiento anabaptista.

Se había emprendido el camino de formación de dos partidos religiosos políticamente articulados, pero todavía quedaba pendiente saber si las fuerzas partidarias de la concordia se impondrían. El propio emperador Carlos v, después de su coronación, abrió la Dieta de Augsburgo en 1530 con la intención de adoptar una posición de mediación por encima de las partes, perseguía una concordia teológica. Un grupo de estados evangélicos presentó la “Confessio Augustana”  formulada por Melanchthon con un espíritu conciliador y abierto al acuerdo, pero la respuesta católica no permitía la reconciliación. Carlos v se vio obligado a dejar su posición de mediador y ponerse al frente de la facción católica, tuvo que afrontar una disyuntiva, o el concilio o la guerra. El concilio había sido de nuevo solicitado al papa Clemente vii pero sin éxito, mientras que los principados católicos no estaban muy dispuestos a ir a la guerra.

En 1532 ante la presión del enemigo turco el Emperador se vio forzado a firmar una paz religiosa de plazo limitado con los príncipes protestantes en Nuremberg. Con anterioridad, en 1531 los príncipes y las ciudades evangélicos formaron la Liga de Esmalcalda, planteada como una alianza político- militar de naturaleza defensiva, entre sus miembros se encontraban el Electro sajón y Felipe el landgrave de Hesse. El 24 de octubre de 1531 firmaron un acuerdo con la católica Baviera sobre la base de una protesta común por el nombramiento por Carlos v de Fernando como Rey de Romanos. El 26 de mayo de 1532 se acordaba en Scheyern un tratado entre la liga protestante, Francia y Baviera en clara oposición a los Habsburgo. Posteriormente, los católicos disolvieron la alianza y firmaron el Tratado de Linz (1534) con Fernando. Por otra parte la alianza con Francia se resintió por el giro antiprotestante de la política de Francisco i. A su vez, en 1538 Carlos v impulsó la formación de una liga católica a imagen de la protestante, la Liga de Nuremberg, y efectuó amplias concesiones a los protestantes en las negociaciones de la Tregua de Francfort en 1539.

Tras una campaña poco provechosa contra los turcos en 1532 el Emperador volvió a dejar desatendidos los problemas de la Europa central. En 1936 Francisco i intentó de nuevo hacerse con el Milanesado, mientras que el nuevo papa Paulo iii procuró mantenerse neutral con el fin de conseguir la paz entre los dos monarcas y poder llevar a cabo el anhelado concilio. Si bien la alianza de Francia con los turcos hizo que el papa se aproximara a los Habsburgo.

Entre 1539 y 1540 el problema alemán era el que mayores preocupaciones concitaron al Emperador. Tomando como base la Tregua de Francfort, y de acuerdo con los príncipes imperiales interesados en una concordia pacífica (Electores del Palatinado y Brandemburgo), Carlos v convocó un coloquio religioso, primero en Hagenau, en 1540, después en Worms, trasladado finalmente a la Dieta de Ratisbona en 1541. Teólogos de ambos bandos realizaron unos importantes trabajos previos, el llamado “Libro de Ratisbona”, Paulo iii envió al cardenal Contarini como legado papal, y Granvela, primer consejero del Emperador, estaba convencido de solucionar el problema en el plano religioso y político.  La concordia que se perseguía se esfumó rápidamente debido a que los príncipes católicos más intransigentes (Baviera y Maguncia) amenazaron con aliarse con Francia y Roma si se hacían concesiones a los protestantes, mientras que Lutero se mostró contrario a la dieta. En conclusión, fue un rotundo fracaso dejando unas posiciones más separadas y un conflicto abierto y con compromisos ocultos. En reuniones secretas el Emperador hizo concesiones tanto a protestantes como a católicos con el fin de ganar tiempo.

En 1542 el duque de Cléveris de tendencias protestantes se enfrentó a Carlos v por la sucesión de los Güeldres, siendo derrotado, anexionados los territorios a los Países Bajos, y obligado a renunciar a su confesionalidad. La Liga de Esmalcalda había dejado al Duque sin ayuda. En 1544 en la Dieta de Espira el Emperador hizo tantas concesiones a los príncipes protestantes, que no apoyaron a Francia en su derrota, lo que condujo a la Paz de Crépy. Mientras la opinión pública europea criticaba las concesiones a los protestantes, Carlos v en el tratado de paz se aseguraba el apoyo de Francisco i para reformar la Iglesia y participar en un concilio general, y en caso de oposición de los príncipes del Imperio ayudar en su represión. También a comienzos del verano de 1545 el Emperador se aseguró la colaboración del Papa en la financiación de la represión protestante en Alemania, y el compromiso de organizar un concilio general. La política conciliar del Emperador fue un tanto ambivalente.  En diciembre de 1545 quedó inaugurada la asamblea de la Iglesia con escasa participación, el deseado Concilio de Trento. Como todavía no habían llegado los representantes protestantes, Carlos v exigió que sólo se tratasen temas de organización interna dejando las controversias dogmáticas para cuando aquellos estuviesen presentes.

La guerra contra los príncipes y las ciudades protestantes reunidos en la Liga de Esmalcalda comenzó en verano de 1546. En la corte imperial el bando pacifista encabezado por Granvela se mantuvo firme hasta prácticamente el último momento.


"El Emperador Carlos v en la batalla de Mülberg" de Tiziano
La actividad diplomática fue intensa, el Emperador se aseguró el apoyo del Ducado de Baviera, además la Dieta de Ratisbona en 1546 sirvió de fondo para los últimos preparativos secretos para la guerra, entre ellos se aseguró el apoyo de ciertos príncipes protestantes, presentándose las campañas militares no como una guerra religiosa sino como una acción ejecutiva conforme al derecho del Imperio contra aquellos que habían violado la paz. Los combates se desarrollaron en la Alemania Meridional a lo largo del Danubio. El duque Mauricio de Sajonia, aliado de Carlos v, atacó los territorios sajones de su primo haciéndole huir hacia el norte. En la primavera de 1547 sólo quedaba la resistencia de la Sajonia electoral, por lo que el 24 de abril en Mühlberg fue definitivamente derrotada la liga y hechos prisioneros Juan Federico de Sajonia y Felipe de Hesse. En protestantismo alemán dejó de existir como fuerza político-militar organizada. El Emperador había alcanzado el cenit de su poder en Alemania y en Europa, pero no exento de problemas, principalmente con el papa Paulo iii, primero retiró sus tropas de apoyo al Emperador justo acabado el plazo establecido en el acuerdo, y segundo decidió trasladar las sesiones de Trento a Bolonia sin consultar con Carlos v. La política religiosa e imperial del Emperador quedó afectada, debido a que la celebración en Bolonia de las sesiones incumplía una de las promesas hechas a los príncipes alemanes. Además las relaciones entre Paulo iii y Carlos v se vieron deterioradas cuando el duque de Parma y Piacenza, hijo del papa, fue asesinado a manos de unos nobles rebeldes, siendo el Emperador acusado por el pontífice de estar detrás de este hecho.


Tras la derrota de Esmalcalda Carlos v se presentaba como invencible, si bien tras la Dieta en Augsburgo (1547-1548) que pretendió rentabilizar jurídicamente la victoria, se encontró con la oposición de los príncipes católicos y protestantes que hicieron fracasar esos intentos. Las seguridades concedidas tanto a católicos como protestantes se remitían a las futuras decisiones del concilio, el problema era que seguía el enfrentamiento con Paulo iii y las cuestiones conciliares estaban paralizadas. Los príncipes se oponían políticamente a Carlos v temerosos de una “monarchia imperial”. Asesorado por teólogos decidió promulgar el denominado “Interim” como ley imperial, ritual eclesiástico y fórmula confesional que debía servir tanto para católicos como protestantes. Debido a la oposición de los católicos sólo se pretendió su aplicación en los territorios protestantes, pero se encontró con la oposición de los poderes y los clérigos evangélicos lo que llevó al “Interim” a una inaplicación práctica. Lo positivo fue que el nuevo papa Julio iii (1550-1555) reabrió en 1551 las sesiones del concilio, y se presentaron las primeras delegaciones protestantes, en un principio reinaba la desorientación sobre la resolución del conflicto.

Monasterio de Yuste (Cáceres)
Enrique ii había sucedido a Francisco i en 1547 y se dedicó a intrigar con Mauricio de Sajonia en contra de los intereses del Emperador. En 1552 Carlos v fue derrotado por los “príncipes de la guerra” alemanes. A su vez el Concilio de Trento se disolvió en marzo de ese mismo año, así quedaba patente el fracaso de la política religiosa y constitucional del Emperador en Alemania. Mientras su hermano Fernando en la Dieta de Augsburgo de 1555 acordaba la Paz de Augsburgo en la que se incluían determinaciones sobre el mantenimiento de la paz territorial y el establecimiento de un sistema en un sentido federal.Carlos v no estaba dispuesto a ratificar el carácter definitivo de una regulación pluralista de la cuestión religiosa en el Imperio, así que en el invierno de 1555- 1556 en Bruselas comunicó a su hermano su intención de abdicar, se retiró al monasterio de San Jerónimo de Yuste muriendo el 21 de septiembre de 1558.

domingo, 24 de junio de 2012

Nicolás Maquiavelo y el contexto de su "Príncipe"

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) es uno de los máximos exponentes del humanismo cívico florentino. Ejerció el cargo de secretario de la república de Florencia en las áreas de guerra y asuntos interiores. Realizó misiones diplomáticas en las cortes, entre otras, de Francia y Alemania. Fue destituido por los Médici en 1512 y enviado al destierro.

La obra “El Príncipe” es un tratado de doctrina política que resume su prolongada experiencia sobre el tema, y además pretendió que le sirviese para mostrar su aptitud para ser consejero de los nuevos príncipes, Giuliano y Lorenzo de Médicis, aunque no obtuvo los frutos esperados. Se imprimió en 1532 poco después de la muerte de su autor. Está redactada según el género de los “espejos de príncipes”, breves opúsculos destinados a aconsejar e inspirar a los gobernantes.

Maquiavelo vive en una Italia dividida, por lo que su aspiración era resolver el problema de cómo fundar un nuevo Estado con un nuevo príncipe, que fuese capaz de conseguir la unidad, si es preciso, utilizando la fuerza, la violencia, no teniendo escrúpulos de ningún tipo, y otorgándole un ejército propio, para poder, una vez conseguida la añorada unificación, ensanchar sus dominios fuera de sus fronteras. El autor considera que ésta es la única manera de eliminar de la sociedad las influencias medievales y poner los fundamentos del Estado moderno, de ahí el carácter moderno y nacional del tema. Manifestó un gran desprecio por las instituciones medievales que obstaculizaban la anhelada unidad, entre ellas la Iglesia y su poder temporal. La formación del Estado moderno debía llevar a la reconstrucción de la unidad social, asegurando la preeminencia del bien público sobre lo que el denominaba el egoísmo privado, como la conciencia social no estaba todavía muy desarrollada, dicho paso fue consecuencia de decisiones personales de monarcas fuertes como Luis xi en Francia y Fernando e Isabel en España, si bien consiguieron un triunfo parcial.

En definitiva las nuevas Monarquías Modernas evolucionaron a partir de unos vínculos personales que tendieron a un poder más duradero basado en una vinculación a las instituciones. El príncipe se impuso de diferentes formas a la nobleza, al poder eclesiástico, y a las elites gobernantes de las ciudades consiguiendo a su vez su apoyo para el ejercicio del poder. El afianzamiento de la autoridad de los reyes vino condicionada por los medios de los que disponían y las dificultades en su aplicación. Básicamente los pilares que sustentaron el poder monárquico fueron de carácter económico, con el establecimiento de una política fiscal se garantizaban los recursos económicos necesarios; de carácter administrativo, mediante la creación del sistema de consejos y el aumento de la cantidad de funcionarios se consiguió una mayor centralización del poder; de carácter legislativo- judicial,  con la jerarquización judicial y la legislación real; y, de carácter bélico, que sirvió para el afianzamiento interno y externo gracias a las mejoras técnicas y mayor profesionalización del ejército.

El Ayuntamiento de Bruselas, Bélgica, s. xv


El ayuntamiento de Bruselas (1402- 1455), de estilo gótico profano, se encuadra dentro la arquitectura civil del siglo xv. Durante este siglo los Países Bajos gozaron de una fuerte prosperidad económica que explica la suntuosidad de sus edificios civiles, tanto ayuntamientos como lonjas comerciales y viviendas. 

Fue construido en varias fases, la parte más antigua fue supervisada por el arquitecto Jacob van Thienen. En 1444 se inició una ampliación, que incorporó una segunda ala diseñada por el arquitecto Guillaume de Voghel, que en 1452 también construyó el Aula Magna. En 1499 Carlos el Atrevido puso la piedra fundamental del octógono de la torre, ideado por Jan van Ruysbroek, el arquitecto de la corte de Felipe el Bueno, siendo acabado en 1455.

El edifico consta de tres plantas, la inferior es de carácter porticado, mientras que en las otras dos se abren alargados ventanales, el tejado es a dos aguas. La fachada está repleta de filas de estatuas, destacándose también su tracería, y si observamos la torre se puede apreciar la clara influencia de la arquitectura sacra en la arquitectura civil, así como también es reseñable la influencia de la orfebrería sacra, en especial los relicarios- torre.

La parte baja de la torre está rematada  por cuatro torrecillas libres, situándose en su parte superior tres pisos transparentes, siendo rematada la parte superior con una aguja calada de tracería, al igual que las iglesias alemanas. Finalmente, en su extremo se sitúa una estatua dorada representando al patrón de la ciudad el arcángel Miguel matando a un dragón.

Los ayuntamientos junto a los “hallen” se situaban en el centro de la ciudad. La necesidad de representación política precisaba la construcción de altas torres, así las atalayas (torres de ayuntamiento e iglesias), tenían las mismas funciones, se utilizaban para avisar a la ciudadanía en caso de peligro, y sus semejanzas cada vez fueron mayores. Las respuestas técnicas de las torres catedralicias de Utrecht y Amberes, las de las lonjas de paños de Brujas, y las de los ayuntamientos de Bruselas y Utrecht (Arras), consiguen una relación de armonía entre la parte baja cuadrada y la alta octogonal. El diseño del edificio sigue el patrón general seguido por la arquitectura civil flamenca.

Los ayuntamientos más destacables en la arquitectura del siglo xv en los Países Bajos, a parte del comentado, son los de Brujas, levantado por el conde de Flandes, Louis de Mâle, con una importante fachada que da a la fachada pública, y el de Lovaina, que ofrece un aspecto más decorativo.

Desde el siglo xiii los Países Bajos experimentan un crecimiento económico importante debido a la producción de lana y paños, junto con una incipiente industrialización y capitalismo, por ello las clases burguesas buscan reafirmar su poder político y autogobierno mediante una arquitectura grandiosa, característica del gótico profano, máximo exponente de una forma de propaganda y un elemento de poder. A los ayuntamientos, hay que añadir las lonjas de paños (Hallen), hospitales y otras instituciones caritativas. Estas construcciones desde un punto de vista formal no presentan diferencias sustanciales respecto a la religiosa. Las nuevas oligarquías urbanas buscan cambiar la imagen de la ciudad con esta nueva arquitectura civil. La catedral deja de ser el símbolo arquitectónico de la ciudad.

La arquitectura civil gótica durante este siglo xv también lo encontramos en Inglaterra, Portugal, en la Corona de Castilla, la de Aragón, y en Italia destaca Venecia.

sábado, 9 de junio de 2012

Mi lectura de "La Originalidad de la Vanguardia y otros mitos modernos" de Rosalind Krauss

La comprensión y el estudio del arte tal y como era conocido antes del siglo xx ha cambiado, existe una diferencia entre lo que persigue la historia del arte, más preocupada por la autoría y el origen de la obra, basada en una tendencia más historicista, y los fines de la crítica, más preocupada por el método. De todas formas, la complementación no sólo es loable, sino también necesaria. Creo que en el arte es imprescindible  poder relacionar los diferentes períodos con sus predecesores y sus antecesores; entiendo que la aparición de las Vanguardias, aunque rupturista, no es posible explicarla sin todo un proceso evolutivo anterior seguido por autores y tendencias, a su vez enmarcado por un contexto político, social, económico y cultural concreto de una época. Por tanto, digo sí al estructuralismo propio de la historia del arte, aunque haya que poder flexibilizar nuestros discursos ante el Arte Contemporáneo y su evolución vertiginosa, y tan diferente, en cuanto a su concepción con respecto a todo lo anterior. En relación con los estudios de arte es necesario asociar el pensamiento de Dilthey sobre qué metodología es preciso aplicar a lo que el denomina  las ciencias culturales, o mejor dicho cual de ellas debe quedar al margen en su aplicación. En concreto se refiere al positivismo, y la inaplicabilidad de la causalidad de la metodología científica a las valoraciones a realizar en el arte. No estoy del todo de acuerdo con esta afirmación, es decir, la historia del arte se tiene que regir por metodologías de carácter racional y científico, pero lo que si es cierto también es que debido a las peculiaridades del arte no es suficiente con conocer las causas de las diferentes manifestaciones artísticas, sino que es necesario conocer su funcionalidad en un contexto más amplio.

La finalidad de las Vanguardias es la consecución del alejamiento de la realidad, la huida de lo aparente, el desprecio del mundo sensible que nos rodea, se desecha la mímesis, por ello, es una de las notas que destacaría de las diferentes corrientes vanguardistas del siglo xx. A pesar de los diferentes autores existentes, de diferentes estilos, plasmados con distintas técnicas y materiales, así como mediante la utilización de distintas artes, como fotografía, cine, video, pintura, escultura, arquitectura y literatura, lo central es la búsqueda, bajo diferentes denominaciones, de lo absoluto, de lo racional, e incluso de lo inconsciente, pero en ningún caso de lo visible entendido como una copia. En algunos casos se busca la verdad de las cosas, no en su aspecto real, sino en la razón humana, lo que supone el regreso a una especial metafísica de las cosas, mientras que en otros se prima la imaginación y lo inconsciente propio del surrealismo.  Considero que esta huida hacia delante de las Vanguardias, y su desprecio por todo lo hecho hasta ese momento, no es justo del todo, es decir, aunque su idea es la ruptura, la pretensión de crear un arte autónomo, todo esto no hubiera sido posible, ni podría ser entendido, sin ese proceso evolutivo que ha seguido el Hombre desde el arte Paleolítico hasta llegar a un punto de madurez conseguido gracias a la evolución del pensamiento humano. Esto ha permitido que haya habido autores que han estado en disposición de experimentar racionalmente otras posibilidades a las existentes hasta ese momento. Lo veo como un claro ejemplo de lo que es capaz la inteligencia humana, es decir, que nos faculta a poder superar la realidad circundante, y así acceder a otra realidad no mimética basada en lo racional o lo inconsciente. Como ejemplo de lo comentado, encuentro apasionante la solución que Giacometti ha dado a la ruptura del clasicismo en su obra, su deseo de rechazar la mímesis, le lleva a la búsqueda de lo real a través de la influencia del arte étnico. La sustitución de lo vertical, que tiene connotaciones idealistas y místicas, por lo horizontal, que se encuentra en contacto directo con lo terrenal y lo real, es totalmente novedoso y, para mí, adictivo. Mas allá de libro, el expresionismo abstracto de Jackson Pollock y, especialmente el De Kooning donde se intuye un esbozo de arte figurativo en algunas de sus obras, y la metafísica de De Chirico me fascinan.

Los aspectos técnicos, como la composición, la relación figura-fondo, la perspectiva, la pérdida de la dimensión por lo plano, el valor dado al marco, si hablamos de un cuadro, la pérdida de los límites de la obra, el concepto de escultura y de arquitectura, también han evolucionado de forma radical gracias a las Vanguardias. Pero, no sólo los aspectos más técnicos han sufrido profundos cambios, también se pueden apreciar en la temática de las obras. Pero, en todo caso, aunque la existencia de un tema en la obra vanguardista está fuera de toda duda, es justo decir que en muchas ocasiones es difícil poder definirlo, a pesar de que en esa aparente irracionalidad impere la lógica y el orden. Por todo esto, es un arte difícil, cuya compresión no está al alcance de mucha gente, sólo las personas con un espíritu y una mentalidad abiertas a la innovación y al gusto por experimentar sensaciones nuevas pueden acceder, comprender y disfrutar del arte vanguardista. Pero aun así, creo que para llegar a ese punto de comprensión y disfrute es imprescindible conocer el autor y su obra, la manifestación artística a la que se le puede adscribir, y el espíritu de rebeldía que subyace bajo las Vanguardias; en caso contrario, el arte puede quedarse únicamente en  “decorativo”, tal y como insinúa Rosalind Krauss en su obra.  Sólo a través del conocimiento podremos comprender el significante y el significado de los elementos que componen la obra, incluso nos permitirá descifrar la función de alguno de ellos, considerados hasta ahora como inapreciables, por ejemplo la función del marco de los cuadros, el uso de elementos de deshecho y de recortes de periódico, el fotomontaje, la escritura automática en la obra literaria, entre otros. También es importante saber como descifrar los nuevos significados dados a objetos de uso cotidiano. Para una persona con prejuicios y desconocedora del porqué de las manifestaciones artísticas de las Vanguardias, es evidente, que disfrutará más con una obra por ejemplo de Miguel Ángel, porque en este caso, para apreciar la belleza no es necesario comprender los posibles símbolos o manifestaciones más ocultas de poder inherentes a la misma, es más fácil valorar todo aquello que es identificable con la realidad que nos rodea, y buscar la belleza en la mayor aproximación de la obra a un mundo pasado o presente.

Otro aspecto relacionado con el espectador del arte del siglo xx es la oposición frontal de las Vanguardias a los valores burgueses que encarnan, lo que les lleva a esa ruptura con la utilidad del arte. En el siglo xix la burguesía accedió por primera vez al arte de forma masiva y se convirtió en un negocio. En la actualidad, también nos podemos encontrar con una situación similar, debido a que el arte se ha convertido en un objeto muy apreciado de negocio, lo que lleva a que, tal vez, ni siquiera los compradores sean auténticos mecenas y coleccionistas de arte, sino más bien inversores financieros, que ven la obra como un mero y aparente negocio. Y a un nivel más asequible para la mayoría de la gente, lo que se aprecia es que las galerías de arte son las que mueven el negocio, y no sólo eso, sino que pueden potenciar, según sus intereses, a un autor u otro, a un estilo u otro, pasando a un segundo plano la calidad artística en favor de lo más comercial, así juegan con la falta de criterio de una buena parte de los compradores. Pero, por otra parte, no todo tiene que ser negativo, también es señal de que el acceso al arte se ha democratizado, y su adquisición se ha podido extender a unas clases medias con un mayor nivel de formación, aunque no siempre sea en arte, y que ven su compra un objeto de distinción social y de equiparación con las clases privilegiadas que anteriormente eran las únicas que se lo podían permitir. De todas formas, esta posición de rebeldía y de crítica a los valores burgueses sirvió para que este arte pudiese ser introducido en el suculento mercado del arte, y que hubiese importantes mecenas y compradores dispuestos a pagar mucho dinero por sus obras.

Es interesante el hecho de como los surrealistas otorgaron al arte de la fotografía su equiparación con la escritura automática, como la convirtieron en una forma de manifestación estética inconsciente, a pesar de ser un medio de reflejo de la realidad que supera la óptica humana por su perfección, le dieron una significación distinta a lo que vemos. Reconozco que antes de conocer las posibilidades de la fotografía, era un tanto escéptico con respecto a su capacidad de producir arte, precisamente por la facilidad de la aplicación técnica en comparación con las artes más tradicionales; pero hay que rendirse a la evidencia. Después de haber visto obras de Man Ray y de Marcel Duchamp es evidente que la fotografía puede usarse como medio para manifestar algo más que la realidad que nos rodea, bien desde un punto de vista de lo inconsciente, o incluso de lo racional, pero con un significado distinto a la mera representación. Además, el papel de las fotografía son elementos básicos del collage, de gran simbología tanto si queremos representar un mundo real como inconsciente.

Las reflexiones realizadas por Rosalind Krauss al hablar de la obra de Rodin sobre la producción y la reproducción, el si es una copia o estamos antes un original, en el caso de hacer una obra cuando el autor está muerto a partir de unas matrices originales me parecen interesantes. Considero además que más allá de aspectos legales, lo que para mi es fundamental son los aspectos éticos, y ya no sólo haciendo referencia a la obra de Rodin y su legado, sino también nos podemos encontrar con la misma duda cuando se usan las planchas originales de cobre, madera, zinc, para la estampación de grabados, o los negativos de la fotografía. En estos casos, tanto al admirar, como al adquirir, una obra de estas características, creo que hay que ser conscientes de que no es lo mismo que admirar y comprar un original acabado en vida del autor, realizado en un contexto cultural determinado, con unos materiales y utilizando unas técnicas propias de esa época. No vale todo, aunque el negocio sea demasiado tentador, además esa reproducción excesiva devalúa un tanto la obra del autor. De todas formas no quiero decir con esto que no pueda existir, por ejemplo, en el caso del grabado, más de un edición impresa en su período, sin que por ello dejemos de hablar de la misma obra, aunque siempre se valorará más la primera edición. Por tanto, la afirmación de la existencia de lo “múltiple sin original”, para mi no tiene ningún sentido, hay que encontrarse con un original, y luego a partir de aquí será posible realizar reproducciones del mismo. En cuanto al problema que se pueda plantear sobre los grandes ciclos pictóricos donde se puede poner en duda la autoría al colaborar diferentes artistas pertenecientes al mismo taller, coincido plenamente con la autora, son obras perfectamente identificables y mantienen una unidad interna que no deja lugar a dudas a pesar de que sean diferentes manos las que hayan trabajado en su acabado.

Hitler: Estado actual de la cuestión

En la actualidad se disponen de fuentes primarias que contribuyen a aproximar más la figura y su contexto, y nos permiten una mayor profundización sobre el tema. En concreto, dos recopilaciones de los escritos y discursos  de Hitler, una que llega hasta la refundación del partido nazi en 1925, y otra correspondiente al período comprendido desde esta fecha hasta su nombramiento como canciller del Reich en 1933. Otra de las más destacables es el diario del ministro de propaganda Joseph Goebbles conservado en los archivos estatales de Moscú, los cuales han estado clasificados hasta la caída de la URSS. El propio Kershaw pone en duda la autenticidad del “Hitler Speaks” de Hermann Rausching. Además, la propia forma de trabajar antiburocrática y secreta de Hitler, y la ausencia de relaciones personales, hace que toda la documentación encontrada tenga que ser analizada y filtrada concienzudamente.

A parte de la historiografía marxista y la liberal, los diferentes enfoques historiográficos sobre la cuestión se dividen básicamente en dos bloques.  En primer lugar, aquellos que han sido denominados “intencionalistas”, debido a que explican los acontecimientos históricos según las intenciones ideológicas o políticas del Führer; hacen hincapié en el papel fundamental que tuvo en la historia alemana, y sus conclusiones se centran en “el poder supremo de Hitler como señor del Tercer Reich”[1]. En segundo lugar, se sitúan en un polo opuesto los llamados “estructuralistas”. Este grupo de historiadores defiende el condicionamiento de las decisiones políticas a las limitaciones estructurales. Según expone el propio Kershaw, “el enfoque estructuralista vio la luz en la década de 1960 cuando fue posible por primera vez estudiar las estructuras internas del régimen nazi con cierta profundidad”. Por lo que “desde esta perspectiva resultaría evidente que la mano de Hitler no se hallaba omnipresente en el manejo de los asuntos del régimen. Tanto una ‘anarquía administrativa’ como una jungla competitiva de intereses en disputa constituyeron los rasgos predominantes del Tercer Reich”. [2] Esta posición defendía argumentos como que disponía de poco poder decisorio, estaba más preocupado por mantener su prestigio, era indeciso, y no tenía un programa claro de gobierno. El alcance de tal magnitud de poder es innegable, pero los condicionantes externos y las actuaciones de otros también fueron decisivos.

Los dos ejemplos más claros y contrapuestos, son precisamente, el del propio Kershaw, que podríamos considerar como estructuralista, y el otro es Joachim Fest, un claro modelo de intencionalista. Kershaw  se define a si mismo como un “estructuralista moderado” porque en su obra subraya “el carácter indispensable de Hitler al mismo tiempo que la necesidad de unas muy específicas estructuras sociales y políticas”[3]. Porque lo que pretende alguna manera es aproximar las dos posiciones historiográficas, al considerar artificial su división.

Y el otro autor es Joachim Fest al cual se le criticó  el que “no tenía en cuenta las fuerzas sociales ni las estructuras que habían colaborado paso a paso con Hitler para que pudiera alcanzar sus objetivos”[4]. El propio autor se defiende indicando que si bien “cada vez es más débil el papel que desempeña el individuo durante el transcurso de la historia y que ya no es suficiente, como se creía en el siglo xix, para hacer historia. Pero este individuo, aunque con bastante retraso, ha hecho bastante más historia de la que correspondía, si cabe, a la época”[5].  Fest piensa que la responsabilidad de cada individuo es fundamental, si bien lo importante es encontrar un equilibrio entre todos los elementos que intervienen en los acontecimientos, incluida la masa anónima y la elite de poder.

La opinión que Fest tiene de la obra de Kershaw se resume en que es “demasiado contradictoria la idea de que un historiador social pretenda escribir la biografía de un personaje que resultó ser decisivo para la Historia”[6]. Según este autor el peso del personaje se va difuminando a medida que transcurre la obra hasta que al final solamente queda según sus palabras un “espectro”. Considera que “raras veces es tan fácil como en esas páginas encontrar paradojas en la biografía de un personaje que acaba reducido a un mero punto en el que convergen las fuerzas sociales, de tal modo que quede casi anulado. Sin embargo, parece que con ello se olvida de que fue él quien cambió por completo todo el curso del mundo”[7]. Fest defiende que Hitler consiguió hacer realidad sus intenciones con su fracaso, y que ha marcado todo el devenir posterior de la historia. Según Kershaw las dos obras básicas y que le fascinaron fue una precisamente  la de Fest y la otra de Alan Bullock, el cual reduce el ascenso de Hitler a lo absoluto a sus ansias desmesuradas de poder.

Existen otros autores destacables. Hugh R. Trevor- Roper basa su idea sobre el Führer en toda una ideología estructura alrededor de una serie de tópicos y resentimientos que se sustanciaban en la conquista de territorio, lo que se denominó el “espacio vital”, y su odio obsesivo a los judíos. Hay otros más atrevidos que evidencian arriesgadas teorías sin fuerza probatoria, que rozan la elucubración, con las que pretenden explicar el comportamiento y el pensamiento de Hitler. Así Erich Fromm se centra en motivaciones psicológicas para explicar una voluntad de morir consecuencia de una represión prolongada y el deseo de destruir esta imagen, el verdadero odio de Hitler era la propia Alemania. Alice Miller habla de un deseo de venganza como consecuencia de la represión y tiranía que sus padres ejercieron durante su niñez. Simon Wiesenthal nos sitúa su antisemitismo en un escenario totalmente diferente, el contagio de una enfermedad venérea contagiada por una prostituta judía en Viena.

¿Intencionalistas o estructuralistas?, es una pregunta de difícil respuesta. Personalmente, creo que la historia no puede entenderse sin una serie de personajes, que debido a su carisma, su inteligencia, su determinación en la puesta en acción de una idea o una ideología, han cambiado el rumbo del mundo. Es innegable que hay un antes y un después de la aparición de figuras históricas de la talla de Lutero, Napoleón y el propio Hitler, por poner sólo unos ejemplos. Las consecuencias de sus decisiones arrastraron a millones de personas y el mundo nunca fue el mismo, evolucionó en un sentido determinado. Pero, si que es cierto, que para que estos personajes se desarrollen y puedan llevar a la práctica su pensamiento, y arrastrar a multitudes convencidas, es necesario que concurran unas circunstancias políticas, sociales, económicas, culturales y espirituales determinadas, es decir, el contexto tiene que ser propicio para que se produzcan esos cambios. Ahora, la “palanca”, en palabras de Kershaw, es el factor clave. Por tanto, ante el estudio de personajes de tanto impacto que consiguen cambiar el mundo, me inclino más hacia las tendencias intencionalistas que  hacia las estructuralistas. Hay personajes que para bien o para mal, son únicos e irrepetibles, y las consecuencias de sus acciones u omisiones marcan el devenir de las sociedades por mucho tiempo.

[1] Kershaw, I., “Hitler”, Biblioteca Nueva, Madrid, 2007.
[2] Diálogo con Ian Kershaw: Hitler y el nazismo Explicar lo irracional en términos racionales”. Entrevista de Miranda Lida en el historiador. com.
[3] Diálogo con Ian Kershaw: Hitler y el nazismo “Explicar lo irracional en términos racionales”. Entrevista de Miranda Lida en el historiador. com.
[4] Fest, J., “Hitler: una biografía”,  Planeta, Barcelona, 2005.
[5] Fest, J., “Hitler: una biografía”,  Planeta, Barcelona, 2005.
[6] Fest, J., “Hitler: una biografía”,  Planeta, Barcelona, 2005.
[7] Fest, J., “Hitler: una biografía”,  Planeta, Barcelona, 2005.