Punto de encuentro para los amantes de la historia, el arte y los grabados




El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

domingo, 24 de junio de 2012

Nicolás Maquiavelo y el contexto de su "Príncipe"

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) es uno de los máximos exponentes del humanismo cívico florentino. Ejerció el cargo de secretario de la república de Florencia en las áreas de guerra y asuntos interiores. Realizó misiones diplomáticas en las cortes, entre otras, de Francia y Alemania. Fue destituido por los Médici en 1512 y enviado al destierro.

La obra “El Príncipe” es un tratado de doctrina política que resume su prolongada experiencia sobre el tema, y además pretendió que le sirviese para mostrar su aptitud para ser consejero de los nuevos príncipes, Giuliano y Lorenzo de Médicis, aunque no obtuvo los frutos esperados. Se imprimió en 1532 poco después de la muerte de su autor. Está redactada según el género de los “espejos de príncipes”, breves opúsculos destinados a aconsejar e inspirar a los gobernantes.

Maquiavelo vive en una Italia dividida, por lo que su aspiración era resolver el problema de cómo fundar un nuevo Estado con un nuevo príncipe, que fuese capaz de conseguir la unidad, si es preciso, utilizando la fuerza, la violencia, no teniendo escrúpulos de ningún tipo, y otorgándole un ejército propio, para poder, una vez conseguida la añorada unificación, ensanchar sus dominios fuera de sus fronteras. El autor considera que ésta es la única manera de eliminar de la sociedad las influencias medievales y poner los fundamentos del Estado moderno, de ahí el carácter moderno y nacional del tema. Manifestó un gran desprecio por las instituciones medievales que obstaculizaban la anhelada unidad, entre ellas la Iglesia y su poder temporal. La formación del Estado moderno debía llevar a la reconstrucción de la unidad social, asegurando la preeminencia del bien público sobre lo que el denominaba el egoísmo privado, como la conciencia social no estaba todavía muy desarrollada, dicho paso fue consecuencia de decisiones personales de monarcas fuertes como Luis xi en Francia y Fernando e Isabel en España, si bien consiguieron un triunfo parcial.

En definitiva las nuevas Monarquías Modernas evolucionaron a partir de unos vínculos personales que tendieron a un poder más duradero basado en una vinculación a las instituciones. El príncipe se impuso de diferentes formas a la nobleza, al poder eclesiástico, y a las elites gobernantes de las ciudades consiguiendo a su vez su apoyo para el ejercicio del poder. El afianzamiento de la autoridad de los reyes vino condicionada por los medios de los que disponían y las dificultades en su aplicación. Básicamente los pilares que sustentaron el poder monárquico fueron de carácter económico, con el establecimiento de una política fiscal se garantizaban los recursos económicos necesarios; de carácter administrativo, mediante la creación del sistema de consejos y el aumento de la cantidad de funcionarios se consiguió una mayor centralización del poder; de carácter legislativo- judicial,  con la jerarquización judicial y la legislación real; y, de carácter bélico, que sirvió para el afianzamiento interno y externo gracias a las mejoras técnicas y mayor profesionalización del ejército.

El Ayuntamiento de Bruselas, Bélgica, s. xv


El ayuntamiento de Bruselas (1402- 1455), de estilo gótico profano, se encuadra dentro la arquitectura civil del siglo xv. Durante este siglo los Países Bajos gozaron de una fuerte prosperidad económica que explica la suntuosidad de sus edificios civiles, tanto ayuntamientos como lonjas comerciales y viviendas. 

Fue construido en varias fases, la parte más antigua fue supervisada por el arquitecto Jacob van Thienen. En 1444 se inició una ampliación, que incorporó una segunda ala diseñada por el arquitecto Guillaume de Voghel, que en 1452 también construyó el Aula Magna. En 1499 Carlos el Atrevido puso la piedra fundamental del octógono de la torre, ideado por Jan van Ruysbroek, el arquitecto de la corte de Felipe el Bueno, siendo acabado en 1455.

El edifico consta de tres plantas, la inferior es de carácter porticado, mientras que en las otras dos se abren alargados ventanales, el tejado es a dos aguas. La fachada está repleta de filas de estatuas, destacándose también su tracería, y si observamos la torre se puede apreciar la clara influencia de la arquitectura sacra en la arquitectura civil, así como también es reseñable la influencia de la orfebrería sacra, en especial los relicarios- torre.

La parte baja de la torre está rematada  por cuatro torrecillas libres, situándose en su parte superior tres pisos transparentes, siendo rematada la parte superior con una aguja calada de tracería, al igual que las iglesias alemanas. Finalmente, en su extremo se sitúa una estatua dorada representando al patrón de la ciudad el arcángel Miguel matando a un dragón.

Los ayuntamientos junto a los “hallen” se situaban en el centro de la ciudad. La necesidad de representación política precisaba la construcción de altas torres, así las atalayas (torres de ayuntamiento e iglesias), tenían las mismas funciones, se utilizaban para avisar a la ciudadanía en caso de peligro, y sus semejanzas cada vez fueron mayores. Las respuestas técnicas de las torres catedralicias de Utrecht y Amberes, las de las lonjas de paños de Brujas, y las de los ayuntamientos de Bruselas y Utrecht (Arras), consiguen una relación de armonía entre la parte baja cuadrada y la alta octogonal. El diseño del edificio sigue el patrón general seguido por la arquitectura civil flamenca.

Los ayuntamientos más destacables en la arquitectura del siglo xv en los Países Bajos, a parte del comentado, son los de Brujas, levantado por el conde de Flandes, Louis de Mâle, con una importante fachada que da a la fachada pública, y el de Lovaina, que ofrece un aspecto más decorativo.

Desde el siglo xiii los Países Bajos experimentan un crecimiento económico importante debido a la producción de lana y paños, junto con una incipiente industrialización y capitalismo, por ello las clases burguesas buscan reafirmar su poder político y autogobierno mediante una arquitectura grandiosa, característica del gótico profano, máximo exponente de una forma de propaganda y un elemento de poder. A los ayuntamientos, hay que añadir las lonjas de paños (Hallen), hospitales y otras instituciones caritativas. Estas construcciones desde un punto de vista formal no presentan diferencias sustanciales respecto a la religiosa. Las nuevas oligarquías urbanas buscan cambiar la imagen de la ciudad con esta nueva arquitectura civil. La catedral deja de ser el símbolo arquitectónico de la ciudad.

La arquitectura civil gótica durante este siglo xv también lo encontramos en Inglaterra, Portugal, en la Corona de Castilla, la de Aragón, y en Italia destaca Venecia.

sábado, 9 de junio de 2012

Mi lectura de "La Originalidad de la Vanguardia y otros mitos modernos" de Rosalind Krauss

La comprensión y el estudio del arte tal y como era conocido antes del siglo xx ha cambiado, existe una diferencia entre lo que persigue la historia del arte, más preocupada por la autoría y el origen de la obra, basada en una tendencia más historicista, y los fines de la crítica, más preocupada por el método. De todas formas, la complementación no sólo es loable, sino también necesaria. Creo que en el arte es imprescindible  poder relacionar los diferentes períodos con sus predecesores y sus antecesores; entiendo que la aparición de las Vanguardias, aunque rupturista, no es posible explicarla sin todo un proceso evolutivo anterior seguido por autores y tendencias, a su vez enmarcado por un contexto político, social, económico y cultural concreto de una época. Por tanto, digo sí al estructuralismo propio de la historia del arte, aunque haya que poder flexibilizar nuestros discursos ante el Arte Contemporáneo y su evolución vertiginosa, y tan diferente, en cuanto a su concepción con respecto a todo lo anterior. En relación con los estudios de arte es necesario asociar el pensamiento de Dilthey sobre qué metodología es preciso aplicar a lo que el denomina  las ciencias culturales, o mejor dicho cual de ellas debe quedar al margen en su aplicación. En concreto se refiere al positivismo, y la inaplicabilidad de la causalidad de la metodología científica a las valoraciones a realizar en el arte. No estoy del todo de acuerdo con esta afirmación, es decir, la historia del arte se tiene que regir por metodologías de carácter racional y científico, pero lo que si es cierto también es que debido a las peculiaridades del arte no es suficiente con conocer las causas de las diferentes manifestaciones artísticas, sino que es necesario conocer su funcionalidad en un contexto más amplio.

La finalidad de las Vanguardias es la consecución del alejamiento de la realidad, la huida de lo aparente, el desprecio del mundo sensible que nos rodea, se desecha la mímesis, por ello, es una de las notas que destacaría de las diferentes corrientes vanguardistas del siglo xx. A pesar de los diferentes autores existentes, de diferentes estilos, plasmados con distintas técnicas y materiales, así como mediante la utilización de distintas artes, como fotografía, cine, video, pintura, escultura, arquitectura y literatura, lo central es la búsqueda, bajo diferentes denominaciones, de lo absoluto, de lo racional, e incluso de lo inconsciente, pero en ningún caso de lo visible entendido como una copia. En algunos casos se busca la verdad de las cosas, no en su aspecto real, sino en la razón humana, lo que supone el regreso a una especial metafísica de las cosas, mientras que en otros se prima la imaginación y lo inconsciente propio del surrealismo.  Considero que esta huida hacia delante de las Vanguardias, y su desprecio por todo lo hecho hasta ese momento, no es justo del todo, es decir, aunque su idea es la ruptura, la pretensión de crear un arte autónomo, todo esto no hubiera sido posible, ni podría ser entendido, sin ese proceso evolutivo que ha seguido el Hombre desde el arte Paleolítico hasta llegar a un punto de madurez conseguido gracias a la evolución del pensamiento humano. Esto ha permitido que haya habido autores que han estado en disposición de experimentar racionalmente otras posibilidades a las existentes hasta ese momento. Lo veo como un claro ejemplo de lo que es capaz la inteligencia humana, es decir, que nos faculta a poder superar la realidad circundante, y así acceder a otra realidad no mimética basada en lo racional o lo inconsciente. Como ejemplo de lo comentado, encuentro apasionante la solución que Giacometti ha dado a la ruptura del clasicismo en su obra, su deseo de rechazar la mímesis, le lleva a la búsqueda de lo real a través de la influencia del arte étnico. La sustitución de lo vertical, que tiene connotaciones idealistas y místicas, por lo horizontal, que se encuentra en contacto directo con lo terrenal y lo real, es totalmente novedoso y, para mí, adictivo. Mas allá de libro, el expresionismo abstracto de Jackson Pollock y, especialmente el De Kooning donde se intuye un esbozo de arte figurativo en algunas de sus obras, y la metafísica de De Chirico me fascinan.

Los aspectos técnicos, como la composición, la relación figura-fondo, la perspectiva, la pérdida de la dimensión por lo plano, el valor dado al marco, si hablamos de un cuadro, la pérdida de los límites de la obra, el concepto de escultura y de arquitectura, también han evolucionado de forma radical gracias a las Vanguardias. Pero, no sólo los aspectos más técnicos han sufrido profundos cambios, también se pueden apreciar en la temática de las obras. Pero, en todo caso, aunque la existencia de un tema en la obra vanguardista está fuera de toda duda, es justo decir que en muchas ocasiones es difícil poder definirlo, a pesar de que en esa aparente irracionalidad impere la lógica y el orden. Por todo esto, es un arte difícil, cuya compresión no está al alcance de mucha gente, sólo las personas con un espíritu y una mentalidad abiertas a la innovación y al gusto por experimentar sensaciones nuevas pueden acceder, comprender y disfrutar del arte vanguardista. Pero aun así, creo que para llegar a ese punto de comprensión y disfrute es imprescindible conocer el autor y su obra, la manifestación artística a la que se le puede adscribir, y el espíritu de rebeldía que subyace bajo las Vanguardias; en caso contrario, el arte puede quedarse únicamente en  “decorativo”, tal y como insinúa Rosalind Krauss en su obra.  Sólo a través del conocimiento podremos comprender el significante y el significado de los elementos que componen la obra, incluso nos permitirá descifrar la función de alguno de ellos, considerados hasta ahora como inapreciables, por ejemplo la función del marco de los cuadros, el uso de elementos de deshecho y de recortes de periódico, el fotomontaje, la escritura automática en la obra literaria, entre otros. También es importante saber como descifrar los nuevos significados dados a objetos de uso cotidiano. Para una persona con prejuicios y desconocedora del porqué de las manifestaciones artísticas de las Vanguardias, es evidente, que disfrutará más con una obra por ejemplo de Miguel Ángel, porque en este caso, para apreciar la belleza no es necesario comprender los posibles símbolos o manifestaciones más ocultas de poder inherentes a la misma, es más fácil valorar todo aquello que es identificable con la realidad que nos rodea, y buscar la belleza en la mayor aproximación de la obra a un mundo pasado o presente.

Otro aspecto relacionado con el espectador del arte del siglo xx es la oposición frontal de las Vanguardias a los valores burgueses que encarnan, lo que les lleva a esa ruptura con la utilidad del arte. En el siglo xix la burguesía accedió por primera vez al arte de forma masiva y se convirtió en un negocio. En la actualidad, también nos podemos encontrar con una situación similar, debido a que el arte se ha convertido en un objeto muy apreciado de negocio, lo que lleva a que, tal vez, ni siquiera los compradores sean auténticos mecenas y coleccionistas de arte, sino más bien inversores financieros, que ven la obra como un mero y aparente negocio. Y a un nivel más asequible para la mayoría de la gente, lo que se aprecia es que las galerías de arte son las que mueven el negocio, y no sólo eso, sino que pueden potenciar, según sus intereses, a un autor u otro, a un estilo u otro, pasando a un segundo plano la calidad artística en favor de lo más comercial, así juegan con la falta de criterio de una buena parte de los compradores. Pero, por otra parte, no todo tiene que ser negativo, también es señal de que el acceso al arte se ha democratizado, y su adquisición se ha podido extender a unas clases medias con un mayor nivel de formación, aunque no siempre sea en arte, y que ven su compra un objeto de distinción social y de equiparación con las clases privilegiadas que anteriormente eran las únicas que se lo podían permitir. De todas formas, esta posición de rebeldía y de crítica a los valores burgueses sirvió para que este arte pudiese ser introducido en el suculento mercado del arte, y que hubiese importantes mecenas y compradores dispuestos a pagar mucho dinero por sus obras.

Es interesante el hecho de como los surrealistas otorgaron al arte de la fotografía su equiparación con la escritura automática, como la convirtieron en una forma de manifestación estética inconsciente, a pesar de ser un medio de reflejo de la realidad que supera la óptica humana por su perfección, le dieron una significación distinta a lo que vemos. Reconozco que antes de conocer las posibilidades de la fotografía, era un tanto escéptico con respecto a su capacidad de producir arte, precisamente por la facilidad de la aplicación técnica en comparación con las artes más tradicionales; pero hay que rendirse a la evidencia. Después de haber visto obras de Man Ray y de Marcel Duchamp es evidente que la fotografía puede usarse como medio para manifestar algo más que la realidad que nos rodea, bien desde un punto de vista de lo inconsciente, o incluso de lo racional, pero con un significado distinto a la mera representación. Además, el papel de las fotografía son elementos básicos del collage, de gran simbología tanto si queremos representar un mundo real como inconsciente.

Las reflexiones realizadas por Rosalind Krauss al hablar de la obra de Rodin sobre la producción y la reproducción, el si es una copia o estamos antes un original, en el caso de hacer una obra cuando el autor está muerto a partir de unas matrices originales me parecen interesantes. Considero además que más allá de aspectos legales, lo que para mi es fundamental son los aspectos éticos, y ya no sólo haciendo referencia a la obra de Rodin y su legado, sino también nos podemos encontrar con la misma duda cuando se usan las planchas originales de cobre, madera, zinc, para la estampación de grabados, o los negativos de la fotografía. En estos casos, tanto al admirar, como al adquirir, una obra de estas características, creo que hay que ser conscientes de que no es lo mismo que admirar y comprar un original acabado en vida del autor, realizado en un contexto cultural determinado, con unos materiales y utilizando unas técnicas propias de esa época. No vale todo, aunque el negocio sea demasiado tentador, además esa reproducción excesiva devalúa un tanto la obra del autor. De todas formas no quiero decir con esto que no pueda existir, por ejemplo, en el caso del grabado, más de un edición impresa en su período, sin que por ello dejemos de hablar de la misma obra, aunque siempre se valorará más la primera edición. Por tanto, la afirmación de la existencia de lo “múltiple sin original”, para mi no tiene ningún sentido, hay que encontrarse con un original, y luego a partir de aquí será posible realizar reproducciones del mismo. En cuanto al problema que se pueda plantear sobre los grandes ciclos pictóricos donde se puede poner en duda la autoría al colaborar diferentes artistas pertenecientes al mismo taller, coincido plenamente con la autora, son obras perfectamente identificables y mantienen una unidad interna que no deja lugar a dudas a pesar de que sean diferentes manos las que hayan trabajado en su acabado.

Hitler: Estado actual de la cuestión

En la actualidad se disponen de fuentes primarias que contribuyen a aproximar más la figura y su contexto, y nos permiten una mayor profundización sobre el tema. En concreto, dos recopilaciones de los escritos y discursos  de Hitler, una que llega hasta la refundación del partido nazi en 1925, y otra correspondiente al período comprendido desde esta fecha hasta su nombramiento como canciller del Reich en 1933. Otra de las más destacables es el diario del ministro de propaganda Joseph Goebbles conservado en los archivos estatales de Moscú, los cuales han estado clasificados hasta la caída de la URSS. El propio Kershaw pone en duda la autenticidad del “Hitler Speaks” de Hermann Rausching. Además, la propia forma de trabajar antiburocrática y secreta de Hitler, y la ausencia de relaciones personales, hace que toda la documentación encontrada tenga que ser analizada y filtrada concienzudamente.

A parte de la historiografía marxista y la liberal, los diferentes enfoques historiográficos sobre la cuestión se dividen básicamente en dos bloques.  En primer lugar, aquellos que han sido denominados “intencionalistas”, debido a que explican los acontecimientos históricos según las intenciones ideológicas o políticas del Führer; hacen hincapié en el papel fundamental que tuvo en la historia alemana, y sus conclusiones se centran en “el poder supremo de Hitler como señor del Tercer Reich”[1]. En segundo lugar, se sitúan en un polo opuesto los llamados “estructuralistas”. Este grupo de historiadores defiende el condicionamiento de las decisiones políticas a las limitaciones estructurales. Según expone el propio Kershaw, “el enfoque estructuralista vio la luz en la década de 1960 cuando fue posible por primera vez estudiar las estructuras internas del régimen nazi con cierta profundidad”. Por lo que “desde esta perspectiva resultaría evidente que la mano de Hitler no se hallaba omnipresente en el manejo de los asuntos del régimen. Tanto una ‘anarquía administrativa’ como una jungla competitiva de intereses en disputa constituyeron los rasgos predominantes del Tercer Reich”. [2] Esta posición defendía argumentos como que disponía de poco poder decisorio, estaba más preocupado por mantener su prestigio, era indeciso, y no tenía un programa claro de gobierno. El alcance de tal magnitud de poder es innegable, pero los condicionantes externos y las actuaciones de otros también fueron decisivos.

Los dos ejemplos más claros y contrapuestos, son precisamente, el del propio Kershaw, que podríamos considerar como estructuralista, y el otro es Joachim Fest, un claro modelo de intencionalista. Kershaw  se define a si mismo como un “estructuralista moderado” porque en su obra subraya “el carácter indispensable de Hitler al mismo tiempo que la necesidad de unas muy específicas estructuras sociales y políticas”[3]. Porque lo que pretende alguna manera es aproximar las dos posiciones historiográficas, al considerar artificial su división.

Y el otro autor es Joachim Fest al cual se le criticó  el que “no tenía en cuenta las fuerzas sociales ni las estructuras que habían colaborado paso a paso con Hitler para que pudiera alcanzar sus objetivos”[4]. El propio autor se defiende indicando que si bien “cada vez es más débil el papel que desempeña el individuo durante el transcurso de la historia y que ya no es suficiente, como se creía en el siglo xix, para hacer historia. Pero este individuo, aunque con bastante retraso, ha hecho bastante más historia de la que correspondía, si cabe, a la época”[5].  Fest piensa que la responsabilidad de cada individuo es fundamental, si bien lo importante es encontrar un equilibrio entre todos los elementos que intervienen en los acontecimientos, incluida la masa anónima y la elite de poder.

La opinión que Fest tiene de la obra de Kershaw se resume en que es “demasiado contradictoria la idea de que un historiador social pretenda escribir la biografía de un personaje que resultó ser decisivo para la Historia”[6]. Según este autor el peso del personaje se va difuminando a medida que transcurre la obra hasta que al final solamente queda según sus palabras un “espectro”. Considera que “raras veces es tan fácil como en esas páginas encontrar paradojas en la biografía de un personaje que acaba reducido a un mero punto en el que convergen las fuerzas sociales, de tal modo que quede casi anulado. Sin embargo, parece que con ello se olvida de que fue él quien cambió por completo todo el curso del mundo”[7]. Fest defiende que Hitler consiguió hacer realidad sus intenciones con su fracaso, y que ha marcado todo el devenir posterior de la historia. Según Kershaw las dos obras básicas y que le fascinaron fue una precisamente  la de Fest y la otra de Alan Bullock, el cual reduce el ascenso de Hitler a lo absoluto a sus ansias desmesuradas de poder.

Existen otros autores destacables. Hugh R. Trevor- Roper basa su idea sobre el Führer en toda una ideología estructura alrededor de una serie de tópicos y resentimientos que se sustanciaban en la conquista de territorio, lo que se denominó el “espacio vital”, y su odio obsesivo a los judíos. Hay otros más atrevidos que evidencian arriesgadas teorías sin fuerza probatoria, que rozan la elucubración, con las que pretenden explicar el comportamiento y el pensamiento de Hitler. Así Erich Fromm se centra en motivaciones psicológicas para explicar una voluntad de morir consecuencia de una represión prolongada y el deseo de destruir esta imagen, el verdadero odio de Hitler era la propia Alemania. Alice Miller habla de un deseo de venganza como consecuencia de la represión y tiranía que sus padres ejercieron durante su niñez. Simon Wiesenthal nos sitúa su antisemitismo en un escenario totalmente diferente, el contagio de una enfermedad venérea contagiada por una prostituta judía en Viena.

¿Intencionalistas o estructuralistas?, es una pregunta de difícil respuesta. Personalmente, creo que la historia no puede entenderse sin una serie de personajes, que debido a su carisma, su inteligencia, su determinación en la puesta en acción de una idea o una ideología, han cambiado el rumbo del mundo. Es innegable que hay un antes y un después de la aparición de figuras históricas de la talla de Lutero, Napoleón y el propio Hitler, por poner sólo unos ejemplos. Las consecuencias de sus decisiones arrastraron a millones de personas y el mundo nunca fue el mismo, evolucionó en un sentido determinado. Pero, si que es cierto, que para que estos personajes se desarrollen y puedan llevar a la práctica su pensamiento, y arrastrar a multitudes convencidas, es necesario que concurran unas circunstancias políticas, sociales, económicas, culturales y espirituales determinadas, es decir, el contexto tiene que ser propicio para que se produzcan esos cambios. Ahora, la “palanca”, en palabras de Kershaw, es el factor clave. Por tanto, ante el estudio de personajes de tanto impacto que consiguen cambiar el mundo, me inclino más hacia las tendencias intencionalistas que  hacia las estructuralistas. Hay personajes que para bien o para mal, son únicos e irrepetibles, y las consecuencias de sus acciones u omisiones marcan el devenir de las sociedades por mucho tiempo.

[1] Kershaw, I., “Hitler”, Biblioteca Nueva, Madrid, 2007.
[2] Diálogo con Ian Kershaw: Hitler y el nazismo Explicar lo irracional en términos racionales”. Entrevista de Miranda Lida en el historiador. com.
[3] Diálogo con Ian Kershaw: Hitler y el nazismo “Explicar lo irracional en términos racionales”. Entrevista de Miranda Lida en el historiador. com.
[4] Fest, J., “Hitler: una biografía”,  Planeta, Barcelona, 2005.
[5] Fest, J., “Hitler: una biografía”,  Planeta, Barcelona, 2005.
[6] Fest, J., “Hitler: una biografía”,  Planeta, Barcelona, 2005.
[7] Fest, J., “Hitler: una biografía”,  Planeta, Barcelona, 2005.