Punto de encuentro para los amantes de la historia, el arte y los grabados




El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

domingo, 12 de junio de 2016

La iglesia de San Lorenzo de Sahagún (siglo XIII)

La iglesia de San Lorenzo fue construida en ladrillo dentro de la primera mitad del siglo xiii, y consolida el modelo de iglesia mudéjar característico de Castilla y León, generado tras un proceso de distanciamiento del románico. Forma parte de la llamada arquitectura mudéjar rural, de carácter local y poco evolucionada, con unos modelos que se repiten por inercia, planteando dificultades para su datación.
 
El foco originario del modelo castellano (s. xii- xiv) se encuentra en Sahagún. En un principio vinculado al arte románico, en un período inicial, denominado románico- mudéjar (P. Lavado), o fase pre-clásica (M. Valdés), con ejemplos como las iglesias de San Tirso y San Pedro, para posteriormente pasar a un segundo período, considerado la fase clásica del estilo, para autores como M. Valdés, mientras que para otros como P. Lavado marca la transición al gótico, cuyo máximo exponente y modelo que se difundirá por Castilla y León es el de San Lorenzo de Sahagún.
 
La iglesia comentada es de planta basilical de tres naves con tres ábsides semicirculares, la proporción del edificio acusa mayor altura, y en las naves se utilizan arcos levemente apuntados sobre pilares de tipo cruciforme, que sostendrían techumbres de madera sustituidas posteriormente por bóvedas de yesería, repercutiendo en el sistema de apeos y contrarrestos, desapareciendo los contrafuertes exteriores y las columnas adosadas en los ábsides. En el exterior resalta su decoración con arcos ciegos y molduras de ladrillo, mientras que la torre que se encuentra sobre el presbiterio dispone de arquerías abiertas con arcos  doblados de medio punto y otros ligeramente apuntados. Además añade el uso de frisos de ladrillos en esquinillas y la imposta en nacela, frecuentes durante el siglo xiii. El ábside, totalmente en ladrillo, está decorado con series de arcos ciegos que conservan la disposición de medio punto doblado o con recuadros. En conjunto se anula la perspectiva vertical y se refuerza la sensación de horizontalidad.
 
En general, los dos elementos que definen el modelo castellano son las portadas y las torres. Por un lado, el tipo de portada es de claro origen románico, con encuadramiento avanzado sobre el muro y organización  de doble o triple arco de medio punto o poco apuntado, sustituyendo las arquivoltas de piedra. Y por otro, las torres presentan una variada tipología, destaca, en concreto, el modelo de Sahagún en el que éstas se encuentran en el tramo recto del ábside, principalmente por razones económicas ya que los muros de la cabecera, más gruesos que los de la nave, soportan bien el cuerpo de campanas.
 
No nos podemos olvidar del ladrillo, que además de la función constructiva en muros y soportes, adquiere un acentuado valor decorativo, recurriendo con frecuencia a la policromía, contrastando el ladrillo rojo de los arcos sobre los fondos encalados.
 
La iglesia de San Lorenzo influyó de forma inmediata, ya en la propia ciudad de Sahagún y en sus proximidades, donde la desaparecida iglesia de Santiago era similar, también podemos encontrar otros ejemplos en Gordaliza del Pino, Saelices del Río y el ábside de Arenillas de Valderaduey. Además se proyectó hacia la zona sur del Duero, y en las provincias de Ávila, Segovia, Salamanca entre otras. Una variante los ábsides semicirculares en ladrillo son los realizados en tapial, como San Millán en Vegas de Ruiponce, la parroquial de Castrobol, la cabecera de Santa María de Arbás en Mayorga de Campos, o en mampostería como en Abroman.
 
La construcción de iglesias parroquiales, en pequeños núcleos rurales, y a veces en barrios, casi siempre extramuros, durante los siglos xii y xiii se vio favorecido por el sistema de repoblación y organización del territorio en la zona sur del Duero iniciado a finales del siglo xi bajo la dirección de Raimundo de Borgoña, y por la administración eclesiástica en circunscripciones (parroquias).

Eratóstenes y su aportación a la cartografía


Eratosthenes.jpgEratóstenes, astrónomo, matemático, y geógrafo, vivió hace 250 años a.C., ya durante su época la forma esférica de la Tierra estaba admitida gracias a Tales de Mileto entre otros, pero faltaba la determinación de sus dimensiones. Aquí está la gran aportación de este pensador. Mediante la realización de una prueba empírica, no exenta de errores e imprecisiones, fue el primero en definir la circunferencia del globo terrestre con una exactitud que raya la realidad. Fijó el meridiano terrestre en 250.000 estadios, lo que equivale a 39.500 kilómetros, cuando la medida correcta se sitúa en 40.000 kilómetros. Para llegar a estas conclusiones Eratóstenes observó de forma simultánea durante el mediodía del día 21 de junio en las ciudades egipcias de Siena y Alejandría la caída del sol; así mientras en Siena en el punto elegido la caída era vertical, en Alejandría había una desviación de 7º12’. Como ambos puntos se encuentran en el mismo meridiano y la distancia es la cincuentava para de los 360º de una circunferencia, tuvo en cuenta la distancia entre las ciudades según el tiempo que se tarda en recorrerla, con lo que la medida del meridiano sería cincuenta veces la distancia entre las dos ciudades. Todo su mundo cartográfico quedó plasmado en la denominada cuadrícula de Eratóstenes.

sábado, 13 de febrero de 2016

Umar b. Hafsun y la rendición de Bobastro

AbderramanIII.jpg
Abd al-Rahman III
Abd al-Rahman III (912- 961) sucede a su abuelo el emir Abd Allah el 16 de octubre de 912 y uno de sus principales objetivos que se planteó es la pacificación de al- Andalus y someter a los rebeldes que se hallaban en su seno. Al inicio de su gobierno llevó a cabo una serie de exitosas aceifas contra Umar ibn Hafsun y sus hijos y aliados en Andalucía y contra otros señores levantiscos de Extremadura, Levante y Toledo. En esa labor pacificadora contó con la ayuda de su hayib Badr, y según la situación la acción podía estar relacionada con la firma de pactos, el ofrecimiento de privilegios, prebendas y cargos políticos y militares, aunque en otras ocasiones debía recurrir a la astucia, el engaño, la amenaza y la muerte.
 
En el año 913 su política conquistadora se inició en enero con la toma de Écija, y continuó con la campaña de Monteleón, lo que llevó a las tropas omeyas a recorrer las coras de Jaén y Elvira, e incluso pudieron intervenir en la liberación de la ciudad de Málaga asediada por Umar ibn Hafsun. Fiñana y el castillo de Juviles capitularon ante el empuje del emir, consiguiendo la entrega de los aliados del señor rebelde de Bobastro. En este mismo año Abd al- Rahman III pretende aprovecharse de la rivalidad entre las ciudades de Sevilla y Carmona, para ello el señor de esta última ciudad se ofrece al emir omeya para sitiar la primera, quienes ante esta situación solicitan ayuda a Umar ibn Hafsun, quien acude al enfrentamiento,  si bien es derrotado y obligado a refugiarse en Bobastro, consiguiéndose la capitulación del señor de Sevilla.
 
La ciudad de Bobastro ha sido de ubicación incierta, tradicionalmente se ha ubicado en las Mesas de Villaverde, de la zona de la Sierra de Almorchón en el Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes, en Málaga,  actualmente los restos arqueológicos encontrados son atribuidos a la fortaleza citada; aunque hay autores como Joaquín Vallvé, que a partir del estudio de las fuentes árabes, como el Muqtabas de Ibn Hayyan, la han situado en La Ajarquía, comarca ubicada en la parte más oriental de la provincia de Málaga.
 
El 7 de mayo de 914 el emir decide dirigir una segunda aceifa al centro de los territorios dominados por Umar ibn Hafsun, por ello se planta ante los muros de Balda, posiblemente  Belda, dedicándose al saqueo de los territorios circundantes sin          que exista intención de su toma, mientras el resto de sus tropas se dirige a Turrus, posiblemente un castillo situado al oeste de Loja próximo a Fuentes de Cesna. Después de cinco días de sitio al castillo citado el ejército real se trasladó a Bobastro, y desde allí se dirigen contra el castillo de Sant Batir, el cual fue abandonado por sus ocupantes a manos del emir. Posteriormente  toma los castillos de Olías, Reina y Cámara, acampando unos días en Málaga para resolver unos asuntos de la ciudad.
 
Abd al-Rahman III  después de la aceifa regresa por la costa llegando el 1 de junio a Algeciras, lugar patrullado por los barcos de Umar ibn Hafsun, ya que se abastecían normalmente en el norte de África, los cuales fueron en ese momento apresados y hundidos. Para asegurar el control costero desde Algeciras hasta Tudmir (Murcia) hizo llegar barcos bien pertrechados desde Málaga, Sevilla y otros centros costeros, y así de esta manera evitaban el aprovisionamiento de Umar ibn Hafsun por parte del norte de África. Finalmente el emir se retira a Córdoba después de 82 días de campaña.
 
Con esta campaña el emir perseguía dos objetivos, en primer lugar comprobar el poder del rebelde, su capacidad de acción y reacción atravesando sus dominios principales; y en segundo lugar pretendía asegurar la ciudad de Málaga tomando y controlando toda una serie de castillos próximos a ella. Además aprovechó para aislar por mar al señor de Bobastro mediante la creación de una flota que controlase la costa próxima al norte de África, y a su vez procediese a la destrucción de la de su contrincante. En el 914 una gran sequía afectó a la Península provocando escasez, carestía, hambre y peste, lo que llevó al emir y al rebelde a acordar una tregua un tanto forzosa que concluyó con la firma de un tratado de paz. El tratado reconocía el dominio de Umar ibn Hafsun  de ciento sesenta y dos castillos, y con la firma del documento se intercambiaron valiosos presentes.
 
Umar ibn Hafsun murió el 1 de febrero de 918 a los setenta y dos años de edad y después de treinta años de una feroz resistencia en Bobastro. Su sucesor fue Yafar, quién nada más asumir el poder de su padre proclamó su fe cristiana, y procuró atraer a nobles cristianos y musulmanes de sus posesiones, si bien en poco tiempo empezó a distanciarse de aquellos que defendían la tregua firmada por su padre.
 
Iglesia rupestre de Bobastro
Una vez rotas las treguas Abd al- Rahaman III salió en campaña contra la fortaleza de Belda el 18 de mayo de 919, aprovechó también para restaurar varios castillos estratégicos como el de Benamejí. El asedio de Belda comenzó el 30 de mayo, si bien con anterioridad se dirigió a Campo de Ru’ayn para aprovisionarse, y cerca de allí aprovechó para ocupar el castillo de la Peña de los Enamorados. La plaza fue rodeada completamente por las tropas del emir, por ello los musulmanes aliados de Yafar solicitaron permiso para abandonar el lugar con sus familias, mientras que como los cristianos persistieron en su resistencia fueron ejecutados sus principales jefes a la caída de Belda. Posteriormente las tropas de al- Andalus se dirigieron hacia el suroeste siguiendo el curso del Guadalhorce, y en su camino hacia Bobastro tomó los castillos de Santa Eulalia, Santa María, Álora y otros cada vez más próximos a la ciudad rebelde. El 10 de junio la caballería e infantería tratan de ocupar las colinas próximas a Bobastro, ocasionando el repliegue de los rebeldes, que ante ese empuje pidieron una tregua al emir, la cual al ser aceptada hizo       que las tropas regresasen a Córdoba el 24 de junio.
 
En ese mismo año 919 uno de los hijos de Umar ibn Hafsun, llamado Abd al-Rahman, enemistado con su hermano Yafar, solicitó la protección de Abd al-Rahman iii a cambio de entregarle el castillo de Turrus Jusayn, y se fue a vivir a Córdoba donde vivió desahogadamente. El objetivo principal fue destruir las principales fortalezas de rebeldes cristianos y sus aliados. A su vez pretendía aislar Bobastro mediante el control de las plazas próximas, así como también salvaguardar los castillos leales de la zona de Cártama y Málaga. El 29 de octubre de 920 es asesinado Yafar y al día siguiente entraba en Bobastro su hermano Sulayman para hacerse con el poder.
 
En la primavera del año 921 Abd al- Rahman III inicia una campaña contra Turrus, lugar fortificado por los cristianos incumpliendo el pacto, y que fue inmediatamente asediada, bombardeada y rendida, derribándose poco después las murallas y torres, y su iglesia fue consagrada como mezquita. Posteriormente ya en 922 el emir dirigió la aceifa de Monterrubio, situado en la cora de Elvira, aunque la Crónica Anónima lo sitúa en la cora de Rayya, que es lo más probable. El 20 de mayor el ejército sale de Córdoba y acampa junto al castillo de Monterrubio, mientras se asediaba la plaza, una parte del ejército se dedicó a recorrer los castillos rebeldes de las coras de Elvira, Morón y Siduna, para finalmente acampar frente a Bobastro el 5 de julio, si bien regresó de nuevo a Córdoba.
 
El 21 de abril de 923 el ejército de Abd al- Rahman III salió de Córdoba para dirigirse contra Bobastro. Se inició la contienda, pero esta vez Sulayman no pudo pactar una tregua, mientras la tropas del emir se dedicaban a esquilmar los recursos naturales del entorno. Un hermano del rebelde, Hafs, se dirigió al emir para entregarle el castillo de Cámara. Poco después el ejército cordobés realizó una expedición por la zona de Jete, aunque no pudo tomar el castillo, mientras que hacía lo propio Sulayman con Almuñécar pero con más éxito. El 23 de junio de nuevo el ejército real se plantó frente a Bobastro poco después que Sulayman hubiese controlado una conjura contra su persona, pero la campaña finalizó sin éxito seis días después. En 926 el emir de Córdoba envía tropas para reforzar las ya acantonadas en Bobastro. Se conquistó el castillo de Monterrubio. El 7 de febrero Sulayman rompió el cerco con la intención de aprovisionarse, pero después de ser descubierto murió en la refriega, siendo sustituido por su hermano Hafs.
 
El 20 de mayo de 927 el emir y el príncipe heredero al- Hakam emprendió la penúltima campaña contra Bobastro, se construyeron fortificaciones y conquistó el castillo de Olías,  tras seis meses de campaña se rendía Hafs. Los visires Ahmad ibn Muhammad ibn Hudayr y Said ibn al- Mundir entraban en Bobastro el 17 de enero de 928 para cerrar las negociaciones, Córdoba para pasearse por las calles de Bobastro, hizo exhumar el cuerpo de Umar ibn Hafsun y mandado colocar sus restos en un elevado poste en Córdoba. El 1 de febrero de 928 se anunció oficialmente la toma de la plaza, y el 19 de noviembre de 929 todavía regreso una vez más el emir a Bobastro para comprobar las obras de defensa que había ordenado construir.

Las Cortes medievales en España

Codex Vigilanus (976)
En España las Cortes medievales surgieron de la evolución de la Curia Regia (también denominada Concilium, Curia o Corte), institución heredera de los visigodos, y que se organizó en una asamblea que asesoraba al monarca en asuntos importantes y en la administración del reino. En un principio sus miembros fueron familiares del rey, altos funcionarios, altos dignitarios, nobles, prelados y altas dignidades eclesiásticas. La Curia podía ser permanente u ordinaria, o podía ser plena o extraordinaria. En la Curia plena extraordinaria los llamados tenían la obligación de acudir en virtud del deber de consejo, los convocados eran en sus inicios pertenecientes a los estamentos privilegiados (nobleza y clero), pero en breve se empezó a convocar a los burgueses de ciudades y villas en proceso de pujanza.
 
Busto Claudio.JPG
Busto de Claudio Sánchez
Albornoz
Según opinión de C. Sánchez Albornoz el motivo de esta inclusión fue debido a la reacción de los burgueses contra los abusos de la monarquía en materia de acuñaciones de moneda, era lo que se denominaba la quiebra de la moneda, es decir, acuñar moneda con menor cantidad de oro o plata pero manteniendo su mismo valor, esto ocurría en tiempos de Alfonso viii de Castilla y Pedro ii de Aragón. Entonces los burgueses buscaron la garantía de los reyes de mantener al menos durante siete años  el valor asignado a la moneda, por lo que para garantizar este acuerdo y controlar el poder político urbano la burguesía se va incorporando a la Curia.
 
 
En cambio O’Callaghan relaciona dicha inclusión de la burguesía por su papel en aspectos judiciales y el llamado derecho de petición de los ciudadanos. Según Valdeavellano la institución se consolida con la
pujanza social y económica de las ciudades, lugar donde el monarca podía conseguir los recursos económicos  que necesita y a cambio aquellas participan en los órganos de representación. La participación de las ciudades en las Cortes se produce en el momento en que la presión de los almohades es más intensa y ha paralizado la actividad reconquistadora de los reyes peninsulares, los cuales no disponen de los beneficios producidos por las tierras ganadas a los musulmanes.
 
 
No podemos hablar de asambleas representativas, pero tampoco nos encontramos ante la actuación unilateral del rey. Por consiguiente los representantes de las ciudades en las Cortes asesoraban al monarca y aprobaban las cantidades extraordinarias que el monarca necesitaba, aunque a veces se convirtieron en impuestos ordinarios, como la moneda forera y la alcabala. La cuestión de la naturaleza de las Cortes ha suscitada discusiones sobre si estamos ante unas asambleas que contralaron y limitaron el poder del rey, o bien, fueron un mero órgano consultivo. Todo ello se resume en tres posiciones doctrinales:
 
F. Martínez Marina considera que las Cortes medievales castellanas legislaron junto al monarca y fueron representativa. M. Colmeiro opina que las Cortes medievales castellanas únicamente eran un órgano consultivo. J.M. Pérez- Prendes defiende que las Cortes medievales castellanas ni representaban, a excepción del tercer estamento, ni tenían competencias legislativas, sino que era un órgano político- administrativo dirigido y controlado por el poder real. J.A. Escudero por su parte buscó una solución intermedia, y defendió que las Cortes fueron una asamblea que servía al monarca para legitimar las decisiones unilaterales del monarca, y por consiguiente en determinadas circunstancias políticas y ante la necesidad de mantener una concordia social, fue órgano que limitó de alguna manera el poder regio.
 
Las competencias concretas de las Cortes no fueron reconocidos de forma expresa, pero su ámbito de acción se puede resumir en los siguientes puntos:
 
- Concesión del subsidio económico extraordinario o de servicio.
- Intervención en la actividad legislativa.
- Representación de los intereses de los reinos.
- Asesoraban al rey en las funciones de gobierno, así como disfrutaron de atribuciones judiciales, de gobierno, religiosas y militares, y también en la reparación de agravios.
- Se reunían con ocasión del juramento del soberano y su heredero.
 
Las competencias que tuvieron las Cortes medievales fueron diferentes en los distintos reinos. Las Cortes castellano- leonesas se reunieron conjunta y separadamente desde la unión de León y Castilla en 1230, y a partir del siglo xiv siempre de forma conjunta. Aunque los señoríos vascongados mantuvieron sus propias Juntas. Las atribuciones de las Cortes fueron:
 
- La confirmación del heredero al trono y prestaban juramento al monarca.
- Participaron en la actividad legislativa a través de los Cuadernos de peticiones o solicitudes que los procuradores hacían al monarca, y los Cuadernos de leyes u Ordenamientos de Cortes, que eran leyes promulgadas por el monarca aprovechando las reuniones de Cortes.
- Representaban los intereses del reino pero con las limitaciones del carácter centralista- absolutista de la monarquía castellana, aprobaban las prestaciones de servicios e impuestos.
- Desempeñaban funciones judiciales y gubernativas en situaciones especiales.
 
Es muy probable  que las Cortes castellano- leonesas tuviesen un mayor carácter deliberativo y consultivo; únicamente las decisiones de carácter fiscal debían contar con la aprobación de las Cortes.  El monarca disponía de escasos medios para poder controlar las Cortes.
 
En la Corona de Aragón las Cortes mantuvieron su independencia. En Aragón  las Cortes se empezaron a reunir a mediados del siglo xiii, en concreto en 1247 fue su primera sesión, y en virtud del pactismo entre rex y regnum la actuación unilateral del monarca se vio limitada. Las Cortes aquí:
 
- Colaboraban con el monarca  en la elaboración de acuerdos normativos de carácter general.
- Actuaban en las causas judiciales presentadas ante el Justicia Mayor y sus lugartenientes.
- Confirmaba al heredero y prestaban juramento de respeto al derecho y los privilegios del reino al rey.
- Y finalmente aprobaban la imposición de nuevos tributos.
 
Constituciones catalanas (1495) 
En Cataluña las Cortes se crearon en 1218. Debido a la concepción pactista del derecho las Cortes tienen importantes competencias legislativas que sólo podían ser revocadas por ellas y no unilateralmente el monarca. Así de ellas emanaban: Constitucions, Capitols de Cort, Actos de Cort, las peticiones de reparación de greuges y los Capitols de la proferta. Sus resoluciones eran llamadas Procés de Cort.
 
En Navarra las Cortes se conservaron incluso cuando entró a formar parte del reino de Castilla en el siglo xvi. La asamblea participaba a través de cuatro mecanismos:
 
- Uno legislativo elaborando Amejoramientos o ampliaciones al Fuero General.
- Se le presentaban agravios o contrafueros cometidos por el rey o sus oficiales.
- Podían actuar como tribunal.
- Y finalmente aprobaban la imposición de tributos.
 
En Valencia fue clave la intervención de Jaime i, el cual introdujo el pactismo y el juramento en Cortes de sus fueros y costumbres. Desde 1283 empezaron a celebrarse Cortes, y su actividad se centraba en el derecho paccionado, los Furs y las Actes de Cort.
 
Las Cortes se componían básicamente de tres estamentos, a excepción de las Cortes de Aragón que se componen de cuatro, debido a que la nobleza a su vez se divide en dos brazos, la alta nobleza (ricos hombres) y baja nobleza (caballeros). Pero en sus inicios la composición de esta asamblea no estuvo bien definida. El rey convocaba libremente a individuos, jerarquías y ciudades, hasta que se consolidó una costumbre, principalmente entre las ciudades.
 
El estamento nobiliario lo formaba la nobleza laica, serían los ricos hombres y caballeros, representantes del poder militar y económico. En Castilla a partir del siglo xiv también participaba la baja nobleza. En Navarra además se incluían los infanzones. En Aragón el brazo de la alta nobleza lo formaban representantes de las ocho casas más poderosas, mientras que los caballeros e hidalgos eran aquellos que desempeñaban la profesión militar, así como algunas ciudades participaban a través de ellos. En Cataluña el brazo militar estaba formado por condes, vizcondes y caballeros, mientras que en Valencia el brazo militar era el más numeroso.
 
El estamento eclesiástico lo formaba el alto clero en todos los reinos, acudían los obispos, abades, priores, cabildos catedralicios y maestres de Órdenes militares. Su presencia fue cada vez más restringida, aunque desde sus inicios su presencia aportaba autoridad moral a la asamblea.
 
El estado llano o tercer estamento, o estado ciudadano, estaba formado por los representantes de las ciudades de realengo. Su presencia se justificaba porque representaban a las universitates o municipios como centros de riqueza. Era el único estamento representativo porque participaba en las reuniones a través de síndicos, procuradores o diputados, normalmente dos por ciudad o villa, su designación se hacía de forma directa, por sorteo o insaculación, los cuales sólo disponían de un voto. Su número era mayoritario en la asamblea.  Aun así es posible que ese mandato fuese atribuido de forma arbitraria. Los procuradores recibían un mandato imperativo de su ciudad, tenían unos poderes tasados con unas instrucciones concretas, no tenía libertad de actuación, es decir las decisiones eran tomadas previamente por las ciudades. Normalmente su función principal era votar los servicios que luego por el sistema de repartimiento se cobraban a las ciudades.
 
Durante la asistencia a las reuniones estos representantes disfrutaban de inmunidad parlamentaria. La representación más alta de las ciudades se produce en las Cortes castellanas de Burgos de 1315 con más de 100 representaciones. En cambio en la Corona de Aragón  el número de ciudades con voto fue extremadamente reducido  a mediados del siglo xiii, aunque aumentó posteriormente en Valencia. Mientras que las Cortes del reino de Navarra defendían los intereses principalmente de las cinco cabezas de Merindad.
 
La convocatoria de las Cortes, si bien no estaba regulada en ningún reino,  corría a cargo del monarca, el cual enviaba una carta a los convocados indicando fecha y lugar de reunión, además de los temas a tratar. Aun así Pedro iii (1276- 1285) se comprometió a reunirlas anualmente una vez en Barcelona y otra en Zaragoza. También Alfonso xi se comprometió en la misma medida en las Cortes de Palencia de 1313. En el siglo xiv las Cortes de Castilla fueron convocadas en 37 ocasiones, 23 en Aragón, 14 en Cataluña y 13 en Valencia. Por el contrario las reuniones en Navarra son difíciles de cuantificar.
 
En ocasiones no participaban todos los estados, en concreto en Castilla el monarca cada vez más únicamente convocaba a los representantes de las ciudades. La asamblea se iniciaba con el examen de los poderes de los representantes del estado llano, y posteriormente se leía un razonamiento leído por el rey u otra persona en su nombre, en el cual se justificaban los motivos de la convocatoria y exponían las cuestiones que iban a ser sometidas a deliberación. Cada estamento estaba representado por un promovedor que formulaba las iniciativas y acuerdos de su grupo. Los estados deliberaban y contestaban por separado, haciéndolo en último lugar el estamento popular, y finalmente se reunían con el rey para votar los acuerdos. Las Cortes se presentan como un diálogo entre el rey con los nobles y eclesiásticos por un lado y los representantes de las ciudades y villas por otro,  no se da opción a que los estamentos lleguen a consolidarse por separado.
 
Las deliberaciones se centraban en las demandas del rey, reparación de agravios solicitados por los procuradores, así como se realizaban peticiones sobre asuntos de interés general. Finalmente el rey promulgaba las leyes acordadas, clausuraba y disolvía las Cortes.
 
Antes de disolverse las Cortes se elegían los miembros de la Diputación de Cortes, órgano político y administrativo compuesto por representantes de los distintos estados, que actuaba entre la celebración de unas Cortes y las siguientes. Su función principal era la de asegurase de que la recaudación de impuestos votados por las Cortes se lleve a cabo, y también fiscalizar el cumplimiento de los acuerdos aprobados en ellas. En Aragón esta institución se constituyó en 1412, la llamada Diputación del Reino, muy vinculada en sus inicios al establecimiento del impuesto de generalidades o tributo de aduanas, que se pagaba por las mercancías al salir o entrar en el reino, cuya inspección fue pretendida por los brazos de las Cortes; y además de las funciones generales citadas disponía de fuerzas armadas para mantener el orden en los caminos y perseguir aquellos oficiales que atentasen las libertades del reino. Acabó por configurar un órgano político- administrativo autónomo, en ocasiones incluso desvinculado de las Cortes, y en manos de la oligarquía del reino.
 
En Cataluña origen de la Diputación existía una comisión nombrada por las Cortes que en 1359 se convirtió en aquella de forma permanente y que recibió la designación de Diputació del General de Catalunya, recibiendo su estatuto en 1413, además se le reconocía una serie de competencias de carácter económico, como la recaudación de los impuestos de  aduanas y tejidos, a las que posteriormente se les añadieron las de tomar juramento a los oficiales reales y vigilar la seguridad pública. Tuvo tal importancia que en ocasiones representó políticamente al reino, denominándose Generalitat de Cataluña. En Valencia la Diputació del Regne se instituyó  en 1419 al estilo de la catalana.
 
Finalmente en Castilla  y en Navarra la Diputación de Cortes  no se llegó a formar hasta la Edad Moderna, a partir del siglo xvi.
 
El resultado final de las Cortes es recogido por las cancillerías reales en un documento  denominado generalmente carta, que no suele mencionar la concesión y la cuantía del subsidio, eso sí, informa de la noticia de la celebración, y en algunas ocasiones de la identidad de los asistentes y de las decisiones adoptadas. Las resoluciones distinguen entre los ordenamientos  hechos por el rey  y promulgados durante las Cortes y las respuestas dadas por el monarca a las demandas hechas por los estamentos.

Domingo Fontán y la cartografía española

 
El Catedrático en matemáticas y político gallego Domingo Fontán se propuso, sin la aportación de ninguna institución, levantar un mapa de Galicia basado en la métrica y en la triangulación del territorio con una escala fijada por la medida de una base. Inició sus trabajos en 1817 y los finalizó en 1835. Su obra se denominó Carta Geométrica de Galicia, o también el Mapa de Fontán, formada por 16 hojas realizadas en escala 1:100.000 en las que el autor intervino de forma directa en la ejecución de los trabajos. Una vez finalizado el mapa fue litografiado en París en 1845 con una tirada de 550 ejemplares. Su importancia radica no sólo en la mejora del conocimiento geográfico de Galicia, sino también tiene el honor de ser el primer trabajo geodésico realizado en España y aquel que permite por primera vez la aplicación de la cartografía matemática. Se caracteriza por la rigurosidad en los trabajos de cada una de sus fases: realización de la red geodésica, triangulación del territorio, definición de dos bases y un punto fundamental, ejecución de trabajos topográficos y desarrollo de la altimetría a partir del nivel medio del mar. Una vez definida la base del mapa, éste es completado con las formas geográficas, rótulos y topónimos de poblaciones y accidentes geográficos.