Punto de encuentro para los amantes de la historia, el arte y los grabados




El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

jueves, 7 de septiembre de 2017

Organización provincial en Hispania durante el Bajo Imperio (s. IV-V)






La organización provincial de Augusto basada en la división en una provincia senatorial (Baetica) y dos imperiales (Lusitania y Tarraconense) se mantuvo inalterada hasta el siglo III, año en el que el emperador Caracalla escindió de la Tarraconense una parte la Nova Citerior Antoniniana que posteriormente se transformó en la Gallaecia.  Fue Diocleciano el que transformará profundamente la estructura política- administrativa del Imperio Romano.  En lo político, el Principado es sustituido por el Dominado, y en lo administrativo, en el año 293 el Imperio es dividido en prefecturas, que a su vez se subdividen en diócesis y éstas en provincias. La reorganización territorial tuvo unas evidentes motivaciones militares, económicas y fiscales. Todos estos cambios también afectaron a Hispania, así se crea la Cartaginense por escisión de la Tarraconense, mientras que tanto la Lusitania como la Baetica no se vieron afectadas territorialmente. Por ello, estas cuatro provincias junto a la ya citada Gallaecia y la Mauritania Tingitana formaban la Diocesis Hispaniarum o Hispaniae, la cual dependía de la Prefectura de las Galias.

La Gallaecia estaba formada por el núcleo de los antiguos conventus Bracaraugustanus, Lucensis y Asturum, si bien el nombre que habilitó Diocleciano para la provincia provenía de los conceptos de Gallaecia y Asturia que se utilizaban relacionados con los procuratores metallorum. Hay fuentes que refieren que cántabros y astures quedaban incluidos en el territorio, y que Numancia era su límite oriental, aunque no hay un conocimiento cierto de sus límites por la indefinición de las fuentes. La Carthaginensis recibe el nombre del antiguo conventus. Debido a fuentes contradictorias sus límites no quedan claros, algunos incluyen Cauca en la Gallaecia, otros en cambio sitúan a Numancia como el límite entre las provincias.

La Mauritania Tingitana, que se encontraba en el norte de África, fue incluida en la diócesis debido a su situación estratégica y a las incursiones de tribus beréberes nómadas sin romanizar, se tuvieron en cuenta razones militares, por este motivo la Legio VII Gemina pasó de la Tarraconense a la Bética. Ya durante la época de Augusto la colonia Iulia Constantia Zulil, cercana a Tingi, fue puesta bajo la administración de la Bética. Pero fue Diocleciano quién dividió las provincias africanas de 4 a 8, momento en el que Mauritania Tingitana se incorporó a la diocesis Hispaniarum

La totalidad del territorio peninsular por primera vez se encontraba bajo control de una misma autoridad, aunque se encontrase fuera, como era el prefecto de las Galias, el cual respondía directamente ante la autoridad de emperador. El Laterculus Veronensis relata esta reorganización administrativa llevada a cabo entre los años 303- 314.

Finalmente, durante el reinado de Teodosio en el año 385 se creará una nueva provincia desgajada de la Tarraconensis, la Balearica con capital en Pollentia. La motivación es claramente estratégica y económica.

Prácticamente no hay dudas de que la capital de la diócesis de Hispania fue Mérida, que a su vez lo era de la provincia de la Lusitania.

Esta nueva reforma entrañó la creación de tres altos cargos, el delegado del prefecto de las Galias; el comes hispaniarum que se encargaba de la administración civil, pero sin mando militar, y que era un representante extraordinario del emperador; y por último el vicarius hispaniarum que durante el reinado de Constantino reemplazará al comes hispaniarum. Los vicarios controlaban y fiscalizaban las actividades administrativas de las provincias rindiendo cuentas o bien al prefecto de las Galias o directamente al emperador. Su residencia se situaba o bien en Tarraco o bien en Emérita Augusta.

El modelo de Estado implantado por Hitler y el Partido Nazi


El modelo de  Estado se basaba en una fuerza coercitiva propia de un Estado totalitario y policial, se practicaba la brutalidad extrema contra los enemigos del régimen, la ley dejó de regir Alemania. La oposición política apenas si tuvo opciones, no pudo resistir la violencia ejercida, en primer lugar por las SA, y posteriormente las SS, era inferior ideológica y organizativamente. El Partido Nazi y todo su entramado lo tuvo más fácil para desmontar y reinventar el Estado debido a que nadie creía en la República de Weimar surgida después de finalizada la Gran Guerra, uno de los principales motivos era que se culpabilizaba a los partidos democrático- liberales de la firma del Tratado de Versalles, por tanto era un sistema desacreditado que contribuyó a su propio fin. 

Las Instituciones del Estado se moldearon a imagen y semejanza de la ideología del Partido Nazi. Practicaron el uso arbitrario de la legislación, la aplicaron según convenía, la única rama del derecho que sufrió intervenciones fue la penal, el resto prácticamente no fue tocado. Aspiraban a una ilusoria y utópica ley germánica. También jueces y abogados fueron en el mismo sentido del ideario político de Hitler, si bien los nazis simplemente los vieron como un instrumento más de represión y dominación, no los respetaban. Lo mismo podemos decir del ejército, el alto mando  no era, con excepciones, nazi, pero habían apoyado al Führer en su locura imperialista, incluso colaborando con el Estado en el genocidio de judíos y otros grupos sociales considerados al margen de la sociedad,  por esto de alguna manera se habían unido al destino del Führer y por ende de Alemania. Hitler era un hombre de masas, no le gustaba nada la burocracia, trabajaba de forma anárquica. 
 
Mantenía relaciones personales de carácter feudal con una serie personas de confianza, se fue aislando poco a poco a medida que transcurría la guerra, y sólo una pequeña camarilla podían despachar con él: Himmler, Goebbels, Göring, Ribbentrop, Ley, Sanckel, Spear, Keitel, y los Gauletier (caciques regionales). Bormann alcanzó un enorme poder al controlar el partido con la caída de Hess y al ser nombrado “secretario del Führer. 
 
Según mi punto de vista, para poder entender que una nación culta como la alemana pudiese sumergirse en esa vorágine de destrucción e irracionalidad es fundamental conocer no sólo el pensamiento de Hitler, sino el funcionamiento del propio Partido Nazi, que viendo en él a un nuevo “Mesías” lo encumbran en lo más alto en todos los sentidos; consienten que Hitler se asiente en la reafirmación absoluta de su control sobre el propio partido, y le otorgan un carácter de salvador incuestionable. Fue el partido el que facilitó con su fe ciega en él que Hitler adquiriese esa aura semidivina, y que fuese reafirmando su “ego” y su convencimiento del papel que tenía que jugar en la historia. Evidentemente, que supo jugar en todo momento las cartas que le fueron dando, pero sin ese convencimiento de la “Comunidad carismática” no hubiese llegado a donde llegó. No pretendo quitar méritos a Hitler ni mucho menos, es decir,  la vehemencia y la verborrea que sabía esgrimir delante de las masas, el saber tocar la fibra sensible de un pueblo humillado y con ánimo de revancha, eso fue un triunfo suyo, fue sumando partidarios en los mítines en cervecerías primero, y posteriormente ante masas de gente que estaban dispuestas a escuchar lo que Hitler les decía, y los convencía. Fue un astuto oportunista. Ese es el filón que el Partido Nazi quiso aprovechar. 
 
En consecuencia, pienso que la idea de Estado que Hitler creó nada más ser nombrado canciller, era una consecuencia de todo ese ideario absoluto que defendían él y su partido. Con su acceso al poder no cabía otra fórmula de gobierno más que la imposición de un régimen autoritario de carácter mesiánico y personalista, que pusiese fin a la denostada República de Weimar, y que eliminase toda oposición política, fuese de izquierdas o de derechas. A partir de aquí, con un programa muy básico, con un ideario político primitivo y elemental, pero directo y fácilmente asimilable por las masas, su puesta en marcha, una vez eliminados los obstáculos, fue sencilla. La base de su proyecto centrado en el antisemitismo, el antibolchevismo y la búsqueda de un “espacio vital” sólo podía llevar a la guerra y a la destrucción, no cabían otras posibilidades.

jueves, 31 de agosto de 2017

Artemisia Gentileschi y su obra "Susana y los viejos"

El tema representado de Susana y los viejos se encuentra en el capítulo 13 del Libro de Daniel, donde se narra que dos viejos observaban con ojos lujuriosos a la esposa de Joaquín mientras se bañaba en el jardín de su casa, éstos le piden que ceda a sus deseos lascivos, indicándole con el dedo que guarde silencio, a lo cual ella se niega con claro gesto de desagrado, escena representada en el cuadro de Artemisia Gentileschi. La consecuencia fue que los viejos la acusaron falsamente de adulterio, encargándose Daniel de juzgar y finalmente demostrar que los viejos incurrieron en falso testimonio y Susana era inocente. El relato fue objeto de comentarios de los teólogos con la finalidad de descifrar el sentido simbólico del texto. Desde el período paleocristiano se ha considerado a Susana y su castidad como símbolo del alma salvada y de la Iglesia calumniada por judíos y paganos, además de un ejemplo de justicia. El juicio de Daniel ha sido equiparado al de Salomón.

Las dos principales representaciones de su ciclo son Susana en el Baño, y su juicio y la lapidación de los viejos. En este caso me centraré sólo en el baño. La iconografía de Susana ya aparece en las catacumbas de Priscila en Roma (s. IV), dejamos de tener representaciones desde los siglos V al VIII, volviendo a partir del siglo IX a disponer de buenos ejemplares como la Biblia San Isidoro de León (s. X) y la Biblia Roda (s. XI). A finales de la Edad Media Susana aparecerá en la decoración de ayuntamientos donde estaba el tribunal de los regidores como ejemplo de justicia. Hasta el final de este período el tema es tratado con pudor y delicadeza, mientras que a partir del siglo XVI los pintores renacentistas y barrocos retratan el momento del baño, recalcando el disfrute lascivo de los viejos y el cuerpo rebosante de erotismo de Susana, como en las obras de Guercino (1617), Tintoretto (1560-1565) y Rubens (1609-16109). Pero la obra de Gentileschi se sale del estereotipo de su época, ya que destaca más bien por el dolor y la angustia de la víctima, parece que la pintora expresaba sus propios sentimientos por la violación que sufrió en 1611 a manos del pintor Tassi, amigo de su padre.

Ya en el siglo XIX encontramos un ejemplo que me ha llamado la atención y me ha impresionado por su cambio de perspectiva, se trata de la obra del pintor romántico Francesco Hayez, en la cual se encuentra Susana de espaldas, dejando solamente entrever su erotismo, no aparecen los viejos, y su pudorosa mirada vuelta hacia el espectador parece que nos quiere dar a entender que los viejos somos nosotros, verdaderamente una delicia.

Las expediciones españolas en América del Norte en el siglo XVIII

Retrato de Alejandro Malaspina. Anónimo.
(Museo Naval de Madrid)
Los españoles a lo largo del siglo XVIII recorrieron las costas del Pacífico norte llegando hasta la costa noroeste americana y Alaska. Esta zona era desconocida y sólo accesible bordeando Tierra de Fuego y como no se sabía donde acababa América por el septentrión se intentó buscar el paso del Noroeste que unía el Pacífico y el Atlántico. Se inició una competición por el control de la zona, y fue Vitus Bering, danés al servicio de Rusia, quien en 1728 exploró el mar que separa Asia de América, y que lleva su nombre, alcanzando en su segundo viaje las islas Aleutianas en 1741. Los comerciantes rusos financiaron expediciones a las costas más occidentales de América debido a la abundancia de pieles.

Esta presencia rusa empujó a los españoles a organizar expediciones al norte de California con la intención de determinar el alcance de la penetración y reafirmar los derechos de España sobre las tierras descubiertas en esas latitudes. Así en 1774 el piloto Juan Pérez llegó hasta el norte del archipiélago Reina Carlota y posteriormente hasta un fondeadero denominado Nutka en la costa occidental de la actual isla de Vancouver.

Ante el creciente interés ruso por asentarse en Nutka, una expedición española guiada por Esteban Martínez desembarcó en 1787, construyó un fuerte y detuvo aquellos barcos comerciantes ingleses que no reconocían la soberanía española, fue el inicio de un conflicto con Inglaterra.

En abril de 1791 ya en Acapulco Malaspina recibió el encargo de Carlos IV para seguir la búsqueda del anhelado paso del Noroeste por lo que llegó a Alaska, allí al convencerse de la inexistencia de éste regresó de nuevo a Acapulco después de haber pasado por Nutka, Monterrey y California.

Las negociaciones entre Inglaterra y España condujeron a la organización en 1792 de una expedición diplomática y científica a Nutka capitaneada por Juan de la Bodega y Cuadra para determinar los límites y los puntos de la discordia, se entrevistó con el capitán inglés Vancouver, pero no llegaron a ningún acuerdo, y fueron sus respectivos gobiernos los que concluyeron en 1794 la tercera Convención de Nutka por la que la fortificación española debía ser abandonada y se permitiría el libre acceso de ambas naciones.

Ese mismo año de 1792 el virrey de Nueva España , el conde de Revillagigedo, había perdido las esperanzas de descubrir el paso del Noroeste, por lo que organizó una expedición dedicada a realizar observaciones astronómicas y físicas, y levantamiento de planos en el estrecho de Juan de Fuca. Al mando de las goletas Sutil y Mexicana la misión fue dirigida por Dionisio Alcalá Galiano y Cayetano Valdés, oficiales formados en la escuela de guardiamarinas y componentes de la expedición Malaspina, quien además los recomendó para esta expedición.