Punto de encuentro para los amantes de la historia, el arte y los grabados




El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

sábado, 15 de agosto de 2015

Las murallas de Vitoria- Gasteiz

Resultado de imagen de fotos murallas vitoria gasteiz 1.- Introducción
 
Las murallas de Vitoria- Gasteiz fueron construidas a finales del siglo  xi, un siglo antes de la fundación de la ciudad por el rey Sancho iv de Navarra en 1181, por lo que ya consta en el fuero concedido ese mismo año de la fundación.
 
El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco han patrocinado unas excavaciones en las que se ha podido confirmar que el viejo lienzo amurallado es más antiguo de lo que se pensaba y que su estado es digno de ser recuperado para uso y disfrute de todos. En la actualidad la muralla no se conserva exactamente igual a como estaba en el siglo xi ya que a lo largo de los tiempos se han ido adosando otros elementos. El grupo de investigación en Arqueología de la Universidad del País Vasco ha recuperado una parte de la muralla, situada entre los cantones de las Carnicerías y la Soledad, tramo que hasta hace poco se encontraba inaccesible para todos. Entre 1998 y 2006 se ha intervenido arqueológicamente y se han puesto al descubierto
nuevos tramos y aspectos de las murallas, las investigaciones se centran principalmente en uno de los tramos dejando al margen otros puntos del complejo.

2.- Funciones del sistema amurallado

Uno de los elementos constructivos que mejor definen a una villa medieval es su muralla. Como he indicado ya en la pregunta número 5 su construcción responde a diferentes funcionalidades diferentes, así la principal respondería a unas necesidades de carácter bélico, para defenderse de los ataques enemigos, especialmente en un momento en que las luchas entre reinos y la amenaza de la invasión musulmana están muy patentes; pero por otra parte no nos podemos olvidar de otras motivaciones relacionadas con la manifestación del poder económico, político y social de las clases privilegiadas;  y otra función es la delimitación de espacios, la separación entre el campo y la ciudad con una clara función económica y el pago de impuestos.
 
3.- Fases constructivas

La villa de Vitoria-Gasteiz ha dispuesto de varios recintos defensivos a lo largo de su historia. No se ha construido una sola sino dos cercos en tres fases, que circunvalaron todo el conjunto del núcleo urbano, a medida que se iba procediendo a completar su urbanismo con los sucesivos ensanches que permitieron conformar el marco del conjunto actual del Casco Histórico.

Como ya he comentado desde el primer momento en que fue concedido el fuero a la primitiva aldea de Gasteiz, en el año 1181 por parte del rey navarro Sancho vi El Sabio, ya existía una cerca defensiva situada cronológicamente en el siglo xi, y que rodeaba toda la colina en la que se asentaba la villa, denominada como Villa de Suso.

3.1.- Primera muralla

La primera línea de murallas permitía cercar totalmente el núcleo original de la villa, ubicado en la parte alta de la colina, formando un óvalo cuyos extremos quedaban situados en puntos opuestos donde se ubicaban sendos edificios religiosos: la ermita juradera de San Miguel al Sur que ya existía con anterioridad a los fueros, y la iglesia de Santa María, posterior colegiata y catedral, al Norte.

Entre los años 1999 y 2001 en el patio de Correría 108 (fotografías de la página siguiente), la actual Escuela Municipal de Música Luis Aramburu, se realizó una excavación arqueológica  y se descubrió un lienzo de muralla de 20,30 m de longitud, con una anchura que oscila entre 1,70 y 1,80 m, y la altura que se conserva está entre 1,25 y 1,94 m.  En su cara interna se ha podido constatar la existencia de un zócalo o zapata que sobresale de la vertical 0,20 m. Por otra parte en su cara externa se ha comprobado la existencia de doble aparejo en su construcción: la mayoría de los mampuestos que lo forman, trabados con argamasa, se disponen horizontalmente salvo en varios puntos, donde aparecen colocados verticalmente, imitando a un opus spicatum. En la actualidad es el único tramo de toda la longitud de la muralla donde ésta es visible por sus dos caras.

Entre Las Carnicerías y el Palacio de Villa de Suso es visible en altura por su paramento externo, ya que forma parte de la parte trasera de los edificios de la calle Fray Zacarías Martínez, aunque las estructuras emergentes en gran parte pertenecen a obras posteriores a su origen. Se ha constatado también la existencia del doble aparejo constructivo. Se conservan varios torreones de forma cuadrangular que daban solidez y fortaleza al conjunto.

En ningún punto se ha constatado la presencia de un foso que protegiera esta cerca, por la zona oeste la propia orografía del terreno no lo hacía necesario, pero si pudiera haber contado con esta protección por la parte oriental, la falta de estudios en esta zona no permiten ni confirmar ni descartar su existencia.

3.2.- Segunda muralla

La construcción de la segunda muralla de produjo como consecuencia de la ampliación de la villa a partir del año 1202 por toda la ladera Oeste de la colina. Su radio de acción se limita a ese ensanche, hasta empalmar con la antigua muralla en el portal de Santa María y Portal de San Bartolomé, abarcando su longitud la totalidad de la calle de la Herrería.

La continuación de la muralla llevó aparejado la introducción de nuevos elementos. Por un lado, se instaló un foso o cava al pie de la misma para el que se aprovecha el cauce del río Zapardiel; y por otro, se construyeron una serie de torres fuertes en diferentes puntos del trazado, especialmente en las puertas o en sus cercanías, por parte de las élites de la ciudad como símbolo de su poder.

De esta segunda muralla se conservan los restos de la iglesia de San Pedro, pero poca cosa más debido a la demolición de la misma que se inició en la segunda mitad del siglo xvii y que fue finalizada a finales del siglo xix con la desaparición de las diferentes puertas de acceso. Únicamente nos ha llegado el nombre de las Cercas Altas con que se denominaron las calles por donde discurría la misma.

Las excavaciones llevadas a cabo en varios puntos de su recorrido, en las calles Herrería 43-45, Siervas de Jesús 12 (fotografía inferior izquierda) y Diputación 18,  nos permiten conocer su trazado, que no corresponde a la línea de fachada de las citadas calles, sino que se localiza entre 1,5 y 2 m hacia el interior, así como sus características constructivas, como es el lienzo de doble hoja. Igualmente se ha constatado que el sistema defensivo no consistía en la elevación de un único muro, sino que además del muro principal, y el foso o cava, existía un espacio interior protegido por un paso de ronda, conservándose un tramo en el sótano de Diputación 18 (fotografía superior derecha).
 
3.3.- Tercera muralla

La tercera muralla es la más desconocida, y tiene por finalidad proteger el nuevo ensanche construido producido por la ladera Este de la colina por orden de Alfonso x el Sabio a partir de 1256. Su conexión en el entorno de la iglesia de San Vicente con la primera muralla y en el entorno de Santa María, barrio de Santo Domingo con ésta y la Segunda, permitieron la protección total de toda la villa. Su trazado se define a lo largo de la calle Nueva Fuera, hasta donde se ubicaba la desaparecida iglesia de San Ildefonso. A partir de aquí no está claro el recorrido de su trazado.

Posiblemente esta construcción de la cerca defensiva por toda esta zona corresponda ya a una fase, ya en el siglo xiv. Se sabe de la Puerta de Urbina de fines del siglo xv, la reconstrucción de la iglesia del Convento de Santo Domingo en 1524 se debe adaptar al trazado de la muralla, pero no hay constancia documental que nos permita conocer el trazado real en todo este tramo.

En una serie de intervenciones arqueológicas se han descubierto restos de esta tercera muralla en solares situados entre las Calles Nueva Dentro (Antigua Judería) y Nueva Fuera, en el resto no se han constatado.

Uno de los elementos que nos puede servir para fijar su línea es precisamente el llamado Canal de los Molinos, obra de finales del siglo xiii, que tenía como finalidad, además de alimentar a los dos molinos existentes en esa zona, el de San Ildefonso y el de Santo Domingo, servir también de foso o cava de la muralla. Fue una concesión que hizo Alfonso X a Romero Martínez de Vitoria en 1281, para que trajera el agua desde Olarizu y Mendiola a la cava, autorizándole además a construir los citados molinos de san Ildefonso y de Santo Domingo concediéndole la exclusiva de su uso.
 
3.4.- Las murallas en la actualidad

Desde el año 2006 es posible realizar todo un programa de visitas guiadas a un tramo de la primera muralla. El itinerario, a través de un paseo ajardinado de 3.000 metros cuadrados, permite recorrer parte del muro defensivo y contemplar, desde un sistema de pasarelas hasta los 136 metros de paño de muralla delimitado por dos grandes torreones. El muro alcanza en su punto más alto los 11 metros y los torreones se alzan hasta los 15 metros. La pasarela recorre todo el perímetro del paso de ronda y salva, a través de una rampa, el desnivel de cuatro metros hasta un mirador colocado sobre el contrafuerte adosado al Palacio de Escoriaza Esquivel. Se está planteando ampliar los tramos de visitas.

viernes, 31 de julio de 2015

La política interior de Alfonso XI

Retrato de Alfonso XI de Castilla de José María
Rodríguez de Losada
La muerte de Fernando IV (1301- 1312) dejó al reino de Castilla sumido en un larga minoría (1312- 1325) porque su hijo y sucesor, Alfonso XI (1312- 1350), contaba tan sólo un año edad, esto llevo a que hasta tres facciones nobiliarias rivalizasen entre sí para hacerse con la regencia. Además los benimerines y nazaríes aprovecharon la debilidad interior del reino, recibiendo como respuesta una campaña organizada por los infantes Juan y Pedro juntamente con la madre del joven rey María de Molina.
 
Una de las primeras acciones del monarca al llegar a su mayoría de edad fue reorganizar su corte y consejo, para esto se hizo con los servicios de Garcilaso de la Vega y de Alvar Núñez de Osorio. El ordenamiento que concedió en las Cortes de Valladolid de 1325 contrasta con el que habían otorgado sus tutores tres años antes, este es más breve y aunque la situación sea crítica no se hace constar tan expresamente como en la anterior, en concreto apenas se plantean problemas en la administración de justicia, y la mayoría de los acuerdos se centran en el buen gobierno y la administración de las ciudades. Otra de las cuestiones planteadas era la mengua de la jurisdicción de las ciudades y villas debido a que algunas aldeas y sus alfoces tenían condición de behetría, solariego y abadengo por lo que los pleitos quedaban fuera del ámbito de aplicación del fuero y en cambio eran sentenciados por un alcalde puesto por el señor, por ello se solicitó que se aplicase en su lugar el correspondiente fuero. También se regularon las cuantías de las sanciones que podían imponer los adelantados y los merinos mayores. Las cuestiones fiscales no fueron de menor importancia, se trataron algunos asuntos del rey, como la cuantía a percibir como yantar, los perjuicios derivados de la percepción en los caminos de rondas y guías por los animales, la realización de prendas de unos lugares por otros, y el reconocimiento de los albalaes de pago o de quitamientos de pechos y derechos hechos por los recaudadores.  Finalmente otra cuestión de importancia estaba relacionada con la organización del reino y el despilfarro de la corte que había agotado las rentas reales, por ello se solicitó que los oficiales y alcaides de alcázares y fortalezas fueran elegidos entre los hombres buenos de las ciudades. También se plantearon actuaciones para la defensa de los derechos de la Iglesia y que los alcaldes de las Hermandades y los oficiales reales no interviniesen en la jurisdicción eclesiástica.
 
El reinado de Alfonso XI a partir de su mayoría de edad históricamente ha sido considerado un período de fortalecimiento del poder de la monarquía frente a la nobleza. Dicho fortalecimiento no fue un proceso únicamente de imposición sino también de asimilación y de vinculación de la nobleza a los proyectos de la monarquía, principalmente las campañas militares. La historiografía otorga dos aspectos básicos de su reinado, por un lado el ya citado proceso de afirmación monárquico con el sometimiento de la nobleza y la implantación de una serie de reformas que hicieron hincapié en la centralización del gobierno  junto con una nueva fiscalidad y la puesta en marcha de la alcabala. Y por otro lado, se dio un impulso a la lucha contra los musulmanes que se caracterizó por el afianzar el dominio del Estrecho y así acabar con la amenaza de invasión norteafricana.  Un autor como Estepa considera que el poder de la Corona castellana se reforzó durante los años 1325- 1337 como consecuencia de la mejora de las relaciones entre Alfonso XI y la alta nobleza castellana.
 
El fortalecimiento de la autoridad de la Corona se manifiesta entre otros aspectos en un mayor control sobre las Órdenes militares. Esta afirmación se produjo en el aumento de su influencia en la designación de los maestres, llegó a nombrar a cortesanos y a sus propios hijos para el desempeño de ese honor. Además reactivó aspectos del derecho feudal para asentar su autoridad y logró extender la jurisdicción  real sobre los señoríos de las Órdenes.
 
Se propuso un mayor control de la administración de las ciudades mediante el nombramiento de diversos oficiales encargados de intervenir en los asuntos municipales. Entre 1326 y 1348 los concejos abiertos fueron sustituidos por asambleas cerradas. Si bien el modelo oligárquico municipal no sufrió cambios traumáticos. El monarca también estableció en las Cortes de Alcalá de 1348 en las ciudades los llamados caballeros de cuantía. El motivo fue que la figura del caballero estaba en recesión a pesar de las ventajas fiscales y políticas inherentes, pero como no era suficiente con la adscripción libre y voluntaria, se impuso la obligación a todos los hombres de realengo de mantener caballos para la guerra según la renta disponible. Como compensación los caballeros de cuantía recibieron exenciones fiscales y privilegios sociales, especialmente en lo que respecta a la vestimenta. Su posición era preponderante en los concejos medios y pequeños monopolizando los oficios municipales.
 
Durante este reinado se promovió la importancia de los letrados, principalmente juristas y clérigos, los cuales entraron en la corte desempeñando funciones en la administración. La nobleza también experimentó una serie de cambios que posteriormente serán más palpables durante la subida al trono de la dinastía de los Tratámara. En concreto los linajes antiguos o viejos, como los Lara, Haro, Castro, Traba, Aza, Meneses y Cameros decayeron, siendo sustituidos por una nueva nobleza de origen más humilde. Su paulatina desaparición hay que buscarlas en causas biológicas, como la escasa fecundidad, epidemias y prácticas endogámicas, los enfrentamientos entre familias y las campañas militares.
 
Así los grandes beneficiados en estos primeros momentos de cambio fueron los representantes de la nobleza andaluza, como los Guzmanes, Ponces y los Tenorio y Coronel. El triunfo de esta nobleza nueva se atribuye históricamente a los Trastámara, pero ese fenómeno de señorialización ya es palpable durante el reinado de Alfonso XI con las concesiones de aldeas, como los donadíos recibidos por las familias Guzmán, Ponce de León o los hijos de los Infantes de la Cerda.
 
La hacienda castellana también experimentó una sustancial modificación patente en dos periodos intensos, de 1265 a 1273 y el que correspondería al reinado de Alfonso XI de 1333 a 1347. Al final se produce una modificación de la fiscalidad de tipo señorial por elementos característicos de una soberanía estatal. En la segunda mitad del reinado de Alfonso X se empezó a intuir un nuevo sistema fiscal que concluyó con Alfonso XI y la implantación de la alcabala. La nueva fiscalidad se basaba en la generalización de las contribuciones indirectas, servicios extraordinarios, contribuciones eclesiásticas, solicitud de empréstitos y la emisión de moneda. La dinámica financiera en la Baja Edad Media era resucitar el impuesto directo y generalizar el indirecto. La creación de la alcabala supuso la culminación de las reformas fiscales y una nueva fuente de recursos por parte de la Corona. Este impuesto gravaba las transacciones comerciales, implantándose primero en Andalucía y Murcia antes de su generalización territorial. Esta fiscalidad estatal se basaba en impuestos directos, votados por las Cortes, y tributos indirectos que gravaban las distintas compras y ventas y la circulación del ganado.
 
Durante el reinado de Alfonso XI están presentes dos fenómenos característicos de la época que le toco vivir al monarca castellano, como son la Peste Negra que se inició en 1348 y la “crisis del siglo XIV”. La historiografía hispana apenas si ha tratado el tema de la Peste Negra, mientras que la “crisis del siglo XIV” y su influencia de la Corona de Castilla ha sido ampliamente tratada. Desde finales del siglo XIII Castilla entró en una fase de depresión económica. A pesar del florecimiento mercantil y la expansión de la ganadería lanar, se produjo un aumento de los precios, se produjeron constantes devaluaciones monetarias, situaciones de pobreza, inseguridad, robos, condiciones climáticas adversas y hambrunas. Se produjo un empobrecimiento generalizado, disminución de los niveles de producción e importante caída demográfica.
 
Existen autores como Borrero, Casado, Igual o Rodríguez que han puesto en duda esta crisis argumentando que los modelos explicativos aplicados al norte de Europa no son aplicables al mundo mediterráneo. Además el acercamiento a esta cuestión se ha realizado de forma espacialmente fragmentada, ya que sólo Andalucía y Murcia han sido estudiados de forma profunda debido a que ambas regiones disponen de una extensa riqueza documental superior al resto de territorios, y también ha influido el hecho autonómico.

sábado, 14 de marzo de 2015

Ideas básicas sobre el megalitismo

Megalitismo es un término que hace referencia a las construcciones hechas con grandes bloques de piedra (megalithos), y su uso se extiende no sólo a las construcciones de la Europa occidental, sino también a América del sur, India, Indonesia, Palestina, Egipto, Etiopía, norte de África, realizadas por tanto en diferentes partes del mundo, por diferentes culturas, en diferentes períodos cronológicos. En concreto, si nos referimos a la Europa occidental, los restos megalíticos más antiguos se encuentran en Bretaña (Francia) y en Portugal, con dataciones de mediados del v milenio a.C., y por consiguiente anteriores a las necrópolis del Egeo del 2800 a.C. Estos resultados han permitido poner en evidencia la tesis orientalista e hiperdifusionista que defendía el origen oriental del fenómeno.  Se generaliza su uso durante los milenios iv y iii, desde el Neolítico pleno al Calcolítico y los inicios de la Edad de Bronce, y es a partir del ii milenio cuando se extiende a otros continentes.
 


Dolmen de Menga (Antequera)

En contraposición a los defensores de la tesis hiperdifusionista, quienes defienden un origen poligenista del fenómeno del megalitismo consideran que la Bretaña francesa y Portugal, además del sur de la Península Ibérica, Irlanda o Dinamarca, han sido los centros origen de esta arquitectura monumental y a partir del Neolítico avanzado se expansionó y evolucionó de forma independiente. En concreto en España el megalitismo aparece durante el iv milenio a.C.  
 


Dolmen en Valencia de Alcántara
(Cáceres)
Con independencia del lugar y tiempo de construcción todas estas obras tienen en común una organización y estructura social con cierto grado evolutivo; además es evidente el carácter de centros de culto que tienen estos complejos megalíticos, aglutinan su valor simbólico y religioso con su función funeraria, son auténticos santuarios o lugares sagrados. Estas obras se caracterizan por su monumentalidad, sus espectaculares dimensiones y el esfuerzo requerido, cualidad que nos manifiesta una estructura social muy jerarquizada que posibilita la movilización y la coordinación de un elevado número de personas durante un período de tiempo prolongado; por su carácter colectivo, como reflejo del poder de una familia o de un grupo, con un claro valor simbólico, debido a que las estructuras funerarias están destinadas a inhumaciones colectivas en contraposición  a la tradición de enterramientos individuales hasta el pleno Neolítico;  y como expresión de dominio sobre un territorio, de su vinculación con el grupo.
 
Fases constructivas de un megalito
Las manifestaciones concretas del megalitismo en la Península Ibérica se sustancian en las cuevas sepulcrales con inhumaciones colectivas, utilizadas con la aparición de los asentamientos al aire libre y el abandono de las cuevas como hábitat. Los hipogeos de la costa atlántica, consistentes en una cámara con corredor excavada en la roca. Y finalmente los sepulcros megalíticos construidos con mampostería en piedra combinada con grandes losas, en concreto los sepulcros de corredor con cámara circular cubierta con falsa cúpula.
 
 Además, en estrecha relación con el megalitismo los inhumados aparecen acompañados de ricos ajuares, una manifestación más de la complejidad social de estas sociedades, compuestos por cuentas de collar, pulseras, brazaletes de arquero, cerámicas decoradas, elementos votivos como armas, e ídolos.

domingo, 1 de marzo de 2015

La genialidad y belleza de Giotto di Biondone

Giotto portrait.jpg
Posible retrato de Giotto atribuido a Paolo Uccelo
Durante el siglo xiii ciudades de la Toscana como Pisa, Siena, Pistoia y Florencia, consolidan su posición política y económica, permitiéndoles desarrollar una cultura artística peculiar, otorgando a la Toscana una incontestable primacía cultural. En este contexto, nace en 1267  en Colle di Vespignano, no lejos de Florencia, Biagio o Agnolo, llamado Giotto, y muere en 1337 en Florencia, siendo considerado dentro de la pintura gótica del Trecento el máximo exponente de la escuela de Florencia. Su vida es conocida a través de fuentes literarias y leyendas. Su pintura se caracteriza por difundir un arte duro, con monumentalismo, sentido volumétrico, teatralidad y contenido dramático en ocasiones.
 
Es posible que Giotto llegase a Florencia a principios de la década de 1280 y que se formara en el taller de Cimabue, caracterizado por un alejamiento de los modos bizantinos a favor de un estilo nuevo de clara influencia clásica. La obra más antigua atribuida al pintor es la Virgen de la iglesia parroquial de Borgo San Lorenzo (1267- 1290), mal conservada, incompleta, de intensa expresividad, alejado de los esquemas inmóviles y hieráticos de las vírgenes de la época, supone una anticipación de su posterior “poética de los afectos”.
 
El periodo de su estancia en Roma (1267-1290) fue crucial en su formación,  influido por la técnica y la estilística de pintores de la escuela romana, Pietro Cavallini, Jacopo Torrit y Arnolfo di Cambio, expresión de la síntesis entre la fuerza clásica y el dinamismo gótico. Es posible que sean suyas un Profeta en Santa María Maggiore, y un Crucifijo de Santa María in Aracoeli. Se le atribuye la Cruz de Santa María Novella, en sus dos tablones laterales aparecen María y San Juan de proporciones clásicas, mientras que la figura de Cristo es autónoma respecto al soporte de madera, la aureola y las piernas se encuentran dentro del esquema de la cruz. En el tablón inferior está representado el Gólgota.
 
Cruz de Santa María Novella
El primer gran encargo es para la basílica de San Francisco de Asís (1296-1300) promovida por el papa Gregorio ix, en concreto la Bóveda de los Doctores, en los cuatro plementos del crucero adyacente a la primera fachada se representan los cuatro primeros doctores de la Iglesia, destaca por su brillante cromatismo, la monumentalidad de sus figuras, y la exuberante decoración de motivos geométricos, figurativos y florales. Sobre la pared derecha de la tercera campata se encuentran las dos Historia de Isaac, atribuidos a Giotto, de modos más expresivos, destaca una nueva relación entre las figuras y el espacio, y la adquisición de una sensibilidad volumétrica. Sustituye la técnica del “pontate” por el sistema “en jornadas”. El elemento más revolucionario de su pintura es la reproducción de las cosas materiales como si fuesen reales, más allá de su vertiente simbólica.
 
 

"La expulsión de los diablos de Arezzo" en la Basílica de
San Francisco de Asís
En Historias de San Francisco (1291-1294), la ambientación se basa en la realidad humana y terrena, así se representan de forma minuciosa animales, plantas, vajillas, rocas, edificios etc. Crea una visión de conjunto, un fondo que contribuye al equilibrio de la composición, inteligible por el hombre, se trata de unas cajas en perspectiva. La amplitud de su narración en 28 recuadros divididos en ternos, pintados en el registro inferior de la nave, están basados en la Leyenda mayor de San Buenaventura. Cada campata contiene tres historias, separadas entre sí por columnas salomónicas, que sostienen una cornisa artesonada con ménsulas pintadas, da la sensación de un escenario en el que se desarrolla la vida del santo. El tratamiento de la luz también es un rasgo importante. La atribución a Giotto es objeto de debate, si bien se reconoce la paternidad de la organización de todos los episodios, de ahí la unidad del ciclo, existen dudas a la hora de distinguir la labor del maestro de la de sus ayudantes, sobre todo en los últimos episodios de la vida de San Francisco. De esta misma época es la Virgen de San Giorgio alla Costa, caracterizada por su naturalidad en las proporciones, refinada en los detalles, un tanto rígida y monumental.
 
Posiblemente en 1297 Giotto regresa a Roma y pinta la toma de posesión de Laterano por parte de Bonifacio viii, del que sólo se conservan un fragmento. Antes de partir a Padua destacan dos obras, el Políptico de Badia (1301), caracterizado por el interés en el marco, precisión en los ropajes, descripción más minuciosa de los atributos, contraste cromático de las ropas, uso de la luz, y mayor humanidad en el rostro de la Virgen. Y el Crucifijo Malatestiano o Rímini, al cual le faltan los tablones, la figura es más alargada y pegada a la madera, sutil y elegante, su línea de contorno resulta neta con un precioso tejido, y con un cromatismo refinado modulado por un juego de sombras. 
"La adoración de los Magos" de la capilla Scrovegni
En 1302 el maestro recibió unos encargos en Padua, la basílica de San Antonio, conservándose algunos frescos de la sala Capitular, el Palazzo Comunale, obra hoy perdida, y la Capilla Scrovegni (1302-1305), o capilla de la Arena o de la Anunciada, perfectamente conservada. El autor consigue una acertada síntesis entre figura y espacio como una estructura unitaria, nos encontramos ante un protohumanismo. Las figuras que forman el aparato decorativo (las figuras alegóricas de los Vicios y las Virtudes, medallones de diferentes tamaños, los bustos del Cristo redentor y la Virgen con el Niño) y las historias ilustradas en los recuadros evidencian un complejo programa iconográfico síntesis de la tradición bíblica y cristiana. Los temas tratados son las Historias de Joaquín, Historias de la Virgen, la Visitación y la Anunciación, y las Historias de Jesús. La Historia sagrada es tratada de forma más humana y terrenal, en un tono solemne y sostenido, las imágenes son testimonio de fe, aunque también pueden ser leídas en la dimensión real de su tiempo, y su vida cotidiana. La relación entre los protagonistas y el espacio se aprecia en el plano de los significados y en el de la visibilidad, los fondos arquitectónicos y paisajísticos se repiten para unificar episodios cronológicamente sucesivos. Los edificios son de corte clásico y proporcionados, mientras que los paisajes son sencillos, abiertos, de naturaleza rocosa con unos arbolillos. Las figuras son más humanas, de fisonomías individualizadas y psicológicamente caracterizadas, se identifica mejor a los protagonistas, están concebidos en un sentido plástico, de sencillas geometrías, en contornos netos, suavizados por la luz coloreada que aclaran ropas y trasparenta rostros. También distingue entre diferentes clases sociales, prestando atención a los aspectos cotidianos, ropas y atributos externos.
 
La "Maestà" di Ognissanti
Esta última obra le da a Giotto gran prestigio, siendo muy requerido por mecenas, lo que precisa de un taller con decenas de pintores. Del segundo decenio del siglo xiv es la Virgen de la iglesia de Ognisanti. En 1313 posiblemente Giotto se desplaza a Roma para realizar el mosaico de la Navecilla,  encargo del cardenal Stefaneschi, hoy perdido. En la basílica inferior de Asís se le atribuyen los frescos de  la capilla de la Magdalena (1315-1318), con sus paisajes extensos y desolados, figuras de proporciones reducidas, y  su colorido y luminosidad. En 1320 vuelve a Roma para cumplir otro encargo, el  llamado Políptico Stefaneschi, para colocarse sobre el altar mayor de la basílica de San Pedro, en el que aparecen en su parte anterior y posterior, San Pedro en el trono, Cristo bendecidor, la Crucifixión de Pedro y la decapitación de San Pablo, de carácter simbólico y arcaizante. El Políptico Horne  es del segundo decenio del siglo xiv.
 
El último gran ciclo de frescos de Giotto sobre la vida de San Francisco se encuentra en la capilla de los Bardi (1315- 1320) en la iglesia de Santa Croce, no está divida en bloques plásticos, los espacios amplios están ocupados por edificios monumentales, los personajes aparecen ligados los unos con los otros de forma suave, con fisonomías y gestos naturales, figuras más delgadas y alargadas, el cromatismo tenue y refinado. En la misma iglesia decoró la capilla Peruzzi (1325), de tono más sobrio y seco que los precedentes, en los edificios se aprecia una vuelta a los clásicos, está más cerca del renacimiento que del gótico. También en Santa Croce, pintó el Políptico Baroncelli. También Giotto trabaja en Nápoles y en Milán, sin que conservemos ninguna obra de este período. Finalmente, hay que resaltar su actividad arquitectónica, aunque no existe ninguna certeza al respecto, se le atribuyen el Campanile de Florencia, el Puente de Carraia en Florencia, hoy desaparecido, y la ya citada capilla Scrovegni.

Características arqueológicas de las villas hispanas y la continuidad en la propiedad del fundus por parte de las aristocracias

En la primera mitad del siglo v las villas bajo imperiales pierden su función aristocrática y dejan de ser centro del poder señorial en el medio rural, pero no desaparecen como asentamiento. La residencia aristocrática se abandona, mientras que surgen centros de hábitat con presencia de cabañas de madera con fondos semiexcavados en el suelo, silos y fosas, y espacios destinados a la transformación de productos agrícolas y actividades artesanales. La presencia de necrópolis en ocasiones está en contacto con el espacio de habitación o en sus inmediaciones. La iglesia también suele estar presente en el solar de la villa.
 
Mosaico de Neptuno en la villa
romana de Tejada
Una de las corrientes interpretativas defiende que se produce un desmantelamiento de la propiedad fundiaria surgiendo un espacio de hábitat campesino autónomo del poder señorial y antecedente inmediato de la aldea medieval. En contra está el hecho de que ese poder señorial hubiese tenido que renunciar a la gran propiedad y tolerar esa autonomía rural, por lo que parece más plausible una continuidad y transformación de la realidad del fundus promovida por la propia aristocracia. Las cinco evidencias arqueológicas al respecto de esa continuidad del dominio aristocrático son:
-      Inmediatamente después de la desaparición de la vivienda aristocrática surgen el hábitat campesino que evoluciona de estructuras de madera al uso de zócalos de piedra.
-      La ocupación de las salas nobles de la villa por el hábitat campesino es consentido por la aristocracia.
-      La presencia de las iglesias con una necrópolis asociada es síntoma del control y de la exhibición del poder aristocrático.
-      La existencia de instalaciones agrícolas de cultivos especulativos de rendimiento aplazado, como vino o aceite, capaces de producir un volumen superior al que podían asumir las poblaciones campesinas.
-      Las fuentes escritas hablan de uillula, haciendo referencia a las villas que han perdido su monumentalidad, pero que todavía son de dominio señorial.

El hábitat fortificado en la Península Ibérica y sus principales características (siglos V- VIII)

El hábitat fortificado tiene un claro carácter militar, aunque también coexisten con instalaciones productivas  y utillaje agropecuario. Los investigadores suelen considerar una única categoría de poblado fortificado, si bien existen rasgos diferenciadores entre ellos.
 Sus principales características son:
 
Complejo romano- medieval de
El Roc d'Enclar

- Son un rasgo propio del hábitat rural del período suevo y visigodo, si bien con frecuencia los asentamientos fortificados son considerados un fenómeno de revitalización de castros prerromanos o romanos del noroeste peninsular. Aquí habría que distinguir los términos castro y castra, el primero hace referencia al asentamiento característico de los pueblos prerromanos del noroeste hispano, aunque posteriormente se aplicó también a los asentamientos surgidos durante época romana asociados con frecuencia a explotaciones mineras o a desplazamientos forzados de población. El segundo aplicado al período suevo y visigodo o bien hace referencia a un hábitat concentrado y de tipología defensiva de carácter inferior a la ciuitas, o bien se refiere a los asentamientos rurales no fortificados. En ocasiones la información arqueológica no es clara sobre la naturaleza de la ocupación, el aprovechamiento estructura del castro preexistente y el tipo de cultura material.
 
- Los poblados surgidos “ex novo” son uno de los más homogéneos, se caracterizan por disponer estructuras complejas de defensa, murallas con paramentos de mampostería en ambos lienzos, relleno de piedra y tierra en el interior, a menudo están dotadas de cubos, torres de defensa o bastiones; además su planta es más o menos regular (con tendencia a la forma redondeada u ovalada).Sus estructuras de habitación están hechas de mampostería de piedra de mala calidad.
 
- Su cultura material es más rica que la de los asentamientos campesinos. En las excavaciones se encuentra instrumental de trabajo (cuchillos, gubias, hoces, hachas…), armas (lanzas, agarres de escudo…), así como objetos de adorno personal y equipamiento para la caballería. Se constata una diferenciación social. Aparecen contextos cerámicos con producciones variadas y principalmente estampilladas. Suele asociarse cerámica común de cocina, además de otra importada.
 
- Son de cronología temprana.
 
- Ocasionalmente se encuentran asociados con edificios religiosos. 
 
- Estos poblados fortificados son de muy escasas dimensiones con murallas de nueva creación.
 
Tejado denomina estos asentamientos como castros poblacionales vinculado a las aristocracias y su control del territorio circundante, los cuales se diferencian de los castra militares, vinculados al poder del monarca, y con una función estratégica y militar relacionados con las guarniciones de frontera. Ejemplos de este último asentamiento son Sant Julià de Ramis y El Hormón del Faro. El caso de el Roc d’Enclar es un tanto confuso porque originariamente se encuadraba en la categoría de los castros poblacionales, para actualmente defenderse su función de control de los pasos pirenaicos.