Nicolás
Maquiavelo (1469-1527) es uno de los máximos exponentes del humanismo cívico
florentino. Ejerció el cargo de secretario de la república de Florencia en las
áreas de guerra y asuntos interiores. Realizó misiones diplomáticas en las
cortes, entre otras, de Francia y Alemania. Fue destituido por los Médici en
1512 y enviado al destierro.
La
obra “El Príncipe” es un tratado de doctrina política que resume su prolongada
experiencia sobre el tema, y además pretendió que le sirviese para mostrar su
aptitud para ser consejero de los nuevos príncipes, Giuliano y Lorenzo de
Médicis, aunque no obtuvo los frutos esperados. Se imprimió en 1532 poco después
de la muerte de su autor. Está redactada según el género de los “espejos de
príncipes”, breves opúsculos destinados a aconsejar e inspirar a los
gobernantes.
Maquiavelo vive en una Italia dividida,
por lo que su aspiración era resolver el problema de cómo fundar un nuevo
Estado con un nuevo príncipe, que fuese capaz de conseguir la unidad, si es
preciso, utilizando la fuerza, la violencia, no teniendo escrúpulos de ningún
tipo, y otorgándole un ejército propio, para poder, una vez conseguida la
añorada unificación, ensanchar sus dominios fuera de sus fronteras. El autor
considera que ésta es la única manera de eliminar de la sociedad las
influencias medievales y poner los fundamentos del Estado moderno, de ahí el
carácter moderno y nacional del tema. Manifestó un gran desprecio por las
instituciones medievales que obstaculizaban la anhelada unidad, entre ellas la Iglesia y su poder
temporal. La formación del Estado moderno debía llevar a la reconstrucción de
la unidad social, asegurando la preeminencia del bien público sobre lo que el
denominaba el egoísmo privado, como la conciencia social no estaba todavía muy
desarrollada, dicho paso fue consecuencia de decisiones personales de monarcas
fuertes como Luis xi en Francia y Fernando e Isabel en España, si bien
consiguieron un triunfo parcial.
En
definitiva las nuevas Monarquías Modernas evolucionaron a partir de unos
vínculos personales que tendieron a un poder más duradero basado en una
vinculación a las instituciones. El príncipe se impuso de diferentes formas a
la nobleza, al poder eclesiástico, y a las elites gobernantes de las ciudades
consiguiendo a su vez su apoyo para el ejercicio del poder. El afianzamiento de
la autoridad de los reyes vino condicionada por los medios de los que disponían
y las dificultades en su aplicación. Básicamente los pilares que sustentaron el
poder monárquico fueron de carácter económico, con el establecimiento de una
política fiscal se garantizaban los recursos económicos necesarios; de carácter
administrativo, mediante la creación del sistema de consejos y el aumento de la
cantidad de funcionarios se consiguió una mayor centralización del poder; de
carácter legislativo- judicial, con la
jerarquización judicial y la legislación real; y, de carácter bélico, que
sirvió para el afianzamiento interno y externo gracias a las mejoras técnicas y
mayor profesionalización del ejército.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cualquier aportación o comentario de tu parte siempre será bienvenido