La
iglesia de San Lorenzo fue construida en ladrillo dentro de la primera mitad
del siglo xiii, y consolida el modelo de iglesia mudéjar característico de
Castilla y León, generado tras un proceso de distanciamiento del románico.
Forma parte de la llamada arquitectura mudéjar rural, de carácter local y poco
evolucionada, con unos modelos que se repiten por inercia, planteando
dificultades para su datación.
El
foco originario del modelo castellano (s. xii- xiv) se encuentra en Sahagún. En
un principio vinculado al arte románico, en un período inicial, denominado
románico- mudéjar (P. Lavado), o fase pre-clásica (M. Valdés), con ejemplos
como las iglesias de San Tirso y San Pedro, para posteriormente pasar a un
segundo período, considerado la fase clásica del estilo, para autores como M.
Valdés, mientras que para otros como P. Lavado marca la transición al gótico,
cuyo máximo exponente y modelo que se difundirá por Castilla y León es el de
San Lorenzo de Sahagún.
La
iglesia comentada es de planta basilical de tres naves con tres ábsides
semicirculares, la proporción del edificio acusa mayor altura, y en las naves
se utilizan arcos levemente apuntados sobre pilares de tipo cruciforme, que
sostendrían techumbres de madera sustituidas posteriormente por bóvedas de
yesería, repercutiendo en el sistema de apeos y contrarrestos, desapareciendo
los contrafuertes exteriores y las columnas adosadas en los ábsides. En el
exterior resalta su decoración con arcos ciegos y molduras de ladrillo,
mientras que la torre que se encuentra sobre el presbiterio dispone de
arquerías abiertas con arcos doblados de
medio punto y otros ligeramente apuntados. Además añade el uso de frisos de
ladrillos en esquinillas y la imposta en nacela, frecuentes durante el siglo
xiii. El ábside, totalmente en ladrillo, está decorado con series de arcos
ciegos que conservan la disposición de medio punto doblado o con recuadros. En
conjunto se anula la perspectiva vertical y se refuerza la sensación de horizontalidad.
En
general, los dos elementos que definen el modelo castellano son las portadas y
las torres. Por un lado, el tipo de portada es de claro origen románico, con
encuadramiento avanzado sobre el muro y organización de doble o triple arco de medio punto o poco
apuntado, sustituyendo las arquivoltas de piedra. Y por otro, las torres
presentan una variada tipología, destaca, en concreto, el modelo de Sahagún en
el que éstas se encuentran en el tramo recto del ábside, principalmente por
razones económicas ya que los muros de la cabecera, más gruesos que los de la
nave, soportan bien el cuerpo de campanas.
No
nos podemos olvidar del ladrillo, que además de la función constructiva en
muros y soportes, adquiere un acentuado valor decorativo, recurriendo con
frecuencia a la policromía, contrastando el ladrillo rojo de los arcos sobre
los fondos encalados.
La
iglesia de San Lorenzo influyó de forma inmediata, ya en la propia ciudad de
Sahagún y en sus proximidades, donde la desaparecida iglesia de Santiago era
similar, también podemos encontrar otros ejemplos en Gordaliza del Pino,
Saelices del Río y el ábside de Arenillas de Valderaduey. Además se proyectó
hacia la zona sur del Duero, y en las provincias de Ávila, Segovia, Salamanca
entre otras. Una variante los ábsides semicirculares en ladrillo son los realizados
en tapial, como San Millán en Vegas de Ruiponce, la parroquial de Castrobol, la
cabecera de Santa María de Arbás en Mayorga de Campos, o en mampostería como en
Abroman.
La
construcción de iglesias parroquiales, en pequeños núcleos rurales, y a veces
en barrios, casi siempre extramuros, durante los siglos xii y xiii se vio
favorecido por el sistema de repoblación y organización del territorio en la
zona sur del Duero iniciado a finales del siglo xi bajo la dirección de
Raimundo de Borgoña, y por la administración eclesiástica en circunscripciones
(parroquias).
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