Punto de encuentro para los amantes de la historia, el arte y los grabados




El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

sábado, 14 de marzo de 2015

Ideas básicas sobre el megalitismo

Megalitismo es un término que hace referencia a las construcciones hechas con grandes bloques de piedra (megalithos), y su uso se extiende no sólo a las construcciones de la Europa occidental, sino también a América del sur, India, Indonesia, Palestina, Egipto, Etiopía, norte de África, realizadas por tanto en diferentes partes del mundo, por diferentes culturas, en diferentes períodos cronológicos. En concreto, si nos referimos a la Europa occidental, los restos megalíticos más antiguos se encuentran en Bretaña (Francia) y en Portugal, con dataciones de mediados del v milenio a.C., y por consiguiente anteriores a las necrópolis del Egeo del 2800 a.C. Estos resultados han permitido poner en evidencia la tesis orientalista e hiperdifusionista que defendía el origen oriental del fenómeno.  Se generaliza su uso durante los milenios iv y iii, desde el Neolítico pleno al Calcolítico y los inicios de la Edad de Bronce, y es a partir del ii milenio cuando se extiende a otros continentes.
 


Dolmen de Menga (Antequera)

En contraposición a los defensores de la tesis hiperdifusionista, quienes defienden un origen poligenista del fenómeno del megalitismo consideran que la Bretaña francesa y Portugal, además del sur de la Península Ibérica, Irlanda o Dinamarca, han sido los centros origen de esta arquitectura monumental y a partir del Neolítico avanzado se expansionó y evolucionó de forma independiente. En concreto en España el megalitismo aparece durante el iv milenio a.C.  
 


Dolmen en Valencia de Alcántara
(Cáceres)
Con independencia del lugar y tiempo de construcción todas estas obras tienen en común una organización y estructura social con cierto grado evolutivo; además es evidente el carácter de centros de culto que tienen estos complejos megalíticos, aglutinan su valor simbólico y religioso con su función funeraria, son auténticos santuarios o lugares sagrados. Estas obras se caracterizan por su monumentalidad, sus espectaculares dimensiones y el esfuerzo requerido, cualidad que nos manifiesta una estructura social muy jerarquizada que posibilita la movilización y la coordinación de un elevado número de personas durante un período de tiempo prolongado; por su carácter colectivo, como reflejo del poder de una familia o de un grupo, con un claro valor simbólico, debido a que las estructuras funerarias están destinadas a inhumaciones colectivas en contraposición  a la tradición de enterramientos individuales hasta el pleno Neolítico;  y como expresión de dominio sobre un territorio, de su vinculación con el grupo.
 
Fases constructivas de un megalito
Las manifestaciones concretas del megalitismo en la Península Ibérica se sustancian en las cuevas sepulcrales con inhumaciones colectivas, utilizadas con la aparición de los asentamientos al aire libre y el abandono de las cuevas como hábitat. Los hipogeos de la costa atlántica, consistentes en una cámara con corredor excavada en la roca. Y finalmente los sepulcros megalíticos construidos con mampostería en piedra combinada con grandes losas, en concreto los sepulcros de corredor con cámara circular cubierta con falsa cúpula.
 
 Además, en estrecha relación con el megalitismo los inhumados aparecen acompañados de ricos ajuares, una manifestación más de la complejidad social de estas sociedades, compuestos por cuentas de collar, pulseras, brazaletes de arquero, cerámicas decoradas, elementos votivos como armas, e ídolos.

domingo, 1 de marzo de 2015

La genialidad y belleza de Giotto di Biondone

Giotto portrait.jpg
Posible retrato de Giotto atribuido a Paolo Uccelo
Durante el siglo xiii ciudades de la Toscana como Pisa, Siena, Pistoia y Florencia, consolidan su posición política y económica, permitiéndoles desarrollar una cultura artística peculiar, otorgando a la Toscana una incontestable primacía cultural. En este contexto, nace en 1267  en Colle di Vespignano, no lejos de Florencia, Biagio o Agnolo, llamado Giotto, y muere en 1337 en Florencia, siendo considerado dentro de la pintura gótica del Trecento el máximo exponente de la escuela de Florencia. Su vida es conocida a través de fuentes literarias y leyendas. Su pintura se caracteriza por difundir un arte duro, con monumentalismo, sentido volumétrico, teatralidad y contenido dramático en ocasiones.
 
Es posible que Giotto llegase a Florencia a principios de la década de 1280 y que se formara en el taller de Cimabue, caracterizado por un alejamiento de los modos bizantinos a favor de un estilo nuevo de clara influencia clásica. La obra más antigua atribuida al pintor es la Virgen de la iglesia parroquial de Borgo San Lorenzo (1267- 1290), mal conservada, incompleta, de intensa expresividad, alejado de los esquemas inmóviles y hieráticos de las vírgenes de la época, supone una anticipación de su posterior “poética de los afectos”.
 
El periodo de su estancia en Roma (1267-1290) fue crucial en su formación,  influido por la técnica y la estilística de pintores de la escuela romana, Pietro Cavallini, Jacopo Torrit y Arnolfo di Cambio, expresión de la síntesis entre la fuerza clásica y el dinamismo gótico. Es posible que sean suyas un Profeta en Santa María Maggiore, y un Crucifijo de Santa María in Aracoeli. Se le atribuye la Cruz de Santa María Novella, en sus dos tablones laterales aparecen María y San Juan de proporciones clásicas, mientras que la figura de Cristo es autónoma respecto al soporte de madera, la aureola y las piernas se encuentran dentro del esquema de la cruz. En el tablón inferior está representado el Gólgota.
 
Cruz de Santa María Novella
El primer gran encargo es para la basílica de San Francisco de Asís (1296-1300) promovida por el papa Gregorio ix, en concreto la Bóveda de los Doctores, en los cuatro plementos del crucero adyacente a la primera fachada se representan los cuatro primeros doctores de la Iglesia, destaca por su brillante cromatismo, la monumentalidad de sus figuras, y la exuberante decoración de motivos geométricos, figurativos y florales. Sobre la pared derecha de la tercera campata se encuentran las dos Historia de Isaac, atribuidos a Giotto, de modos más expresivos, destaca una nueva relación entre las figuras y el espacio, y la adquisición de una sensibilidad volumétrica. Sustituye la técnica del “pontate” por el sistema “en jornadas”. El elemento más revolucionario de su pintura es la reproducción de las cosas materiales como si fuesen reales, más allá de su vertiente simbólica.
 
 

"La expulsión de los diablos de Arezzo" en la Basílica de
San Francisco de Asís
En Historias de San Francisco (1291-1294), la ambientación se basa en la realidad humana y terrena, así se representan de forma minuciosa animales, plantas, vajillas, rocas, edificios etc. Crea una visión de conjunto, un fondo que contribuye al equilibrio de la composición, inteligible por el hombre, se trata de unas cajas en perspectiva. La amplitud de su narración en 28 recuadros divididos en ternos, pintados en el registro inferior de la nave, están basados en la Leyenda mayor de San Buenaventura. Cada campata contiene tres historias, separadas entre sí por columnas salomónicas, que sostienen una cornisa artesonada con ménsulas pintadas, da la sensación de un escenario en el que se desarrolla la vida del santo. El tratamiento de la luz también es un rasgo importante. La atribución a Giotto es objeto de debate, si bien se reconoce la paternidad de la organización de todos los episodios, de ahí la unidad del ciclo, existen dudas a la hora de distinguir la labor del maestro de la de sus ayudantes, sobre todo en los últimos episodios de la vida de San Francisco. De esta misma época es la Virgen de San Giorgio alla Costa, caracterizada por su naturalidad en las proporciones, refinada en los detalles, un tanto rígida y monumental.
 
Posiblemente en 1297 Giotto regresa a Roma y pinta la toma de posesión de Laterano por parte de Bonifacio viii, del que sólo se conservan un fragmento. Antes de partir a Padua destacan dos obras, el Políptico de Badia (1301), caracterizado por el interés en el marco, precisión en los ropajes, descripción más minuciosa de los atributos, contraste cromático de las ropas, uso de la luz, y mayor humanidad en el rostro de la Virgen. Y el Crucifijo Malatestiano o Rímini, al cual le faltan los tablones, la figura es más alargada y pegada a la madera, sutil y elegante, su línea de contorno resulta neta con un precioso tejido, y con un cromatismo refinado modulado por un juego de sombras. 
"La adoración de los Magos" de la capilla Scrovegni
En 1302 el maestro recibió unos encargos en Padua, la basílica de San Antonio, conservándose algunos frescos de la sala Capitular, el Palazzo Comunale, obra hoy perdida, y la Capilla Scrovegni (1302-1305), o capilla de la Arena o de la Anunciada, perfectamente conservada. El autor consigue una acertada síntesis entre figura y espacio como una estructura unitaria, nos encontramos ante un protohumanismo. Las figuras que forman el aparato decorativo (las figuras alegóricas de los Vicios y las Virtudes, medallones de diferentes tamaños, los bustos del Cristo redentor y la Virgen con el Niño) y las historias ilustradas en los recuadros evidencian un complejo programa iconográfico síntesis de la tradición bíblica y cristiana. Los temas tratados son las Historias de Joaquín, Historias de la Virgen, la Visitación y la Anunciación, y las Historias de Jesús. La Historia sagrada es tratada de forma más humana y terrenal, en un tono solemne y sostenido, las imágenes son testimonio de fe, aunque también pueden ser leídas en la dimensión real de su tiempo, y su vida cotidiana. La relación entre los protagonistas y el espacio se aprecia en el plano de los significados y en el de la visibilidad, los fondos arquitectónicos y paisajísticos se repiten para unificar episodios cronológicamente sucesivos. Los edificios son de corte clásico y proporcionados, mientras que los paisajes son sencillos, abiertos, de naturaleza rocosa con unos arbolillos. Las figuras son más humanas, de fisonomías individualizadas y psicológicamente caracterizadas, se identifica mejor a los protagonistas, están concebidos en un sentido plástico, de sencillas geometrías, en contornos netos, suavizados por la luz coloreada que aclaran ropas y trasparenta rostros. También distingue entre diferentes clases sociales, prestando atención a los aspectos cotidianos, ropas y atributos externos.
 
La "Maestà" di Ognissanti
Esta última obra le da a Giotto gran prestigio, siendo muy requerido por mecenas, lo que precisa de un taller con decenas de pintores. Del segundo decenio del siglo xiv es la Virgen de la iglesia de Ognisanti. En 1313 posiblemente Giotto se desplaza a Roma para realizar el mosaico de la Navecilla,  encargo del cardenal Stefaneschi, hoy perdido. En la basílica inferior de Asís se le atribuyen los frescos de  la capilla de la Magdalena (1315-1318), con sus paisajes extensos y desolados, figuras de proporciones reducidas, y  su colorido y luminosidad. En 1320 vuelve a Roma para cumplir otro encargo, el  llamado Políptico Stefaneschi, para colocarse sobre el altar mayor de la basílica de San Pedro, en el que aparecen en su parte anterior y posterior, San Pedro en el trono, Cristo bendecidor, la Crucifixión de Pedro y la decapitación de San Pablo, de carácter simbólico y arcaizante. El Políptico Horne  es del segundo decenio del siglo xiv.
 
El último gran ciclo de frescos de Giotto sobre la vida de San Francisco se encuentra en la capilla de los Bardi (1315- 1320) en la iglesia de Santa Croce, no está divida en bloques plásticos, los espacios amplios están ocupados por edificios monumentales, los personajes aparecen ligados los unos con los otros de forma suave, con fisonomías y gestos naturales, figuras más delgadas y alargadas, el cromatismo tenue y refinado. En la misma iglesia decoró la capilla Peruzzi (1325), de tono más sobrio y seco que los precedentes, en los edificios se aprecia una vuelta a los clásicos, está más cerca del renacimiento que del gótico. También en Santa Croce, pintó el Políptico Baroncelli. También Giotto trabaja en Nápoles y en Milán, sin que conservemos ninguna obra de este período. Finalmente, hay que resaltar su actividad arquitectónica, aunque no existe ninguna certeza al respecto, se le atribuyen el Campanile de Florencia, el Puente de Carraia en Florencia, hoy desaparecido, y la ya citada capilla Scrovegni.

Características arqueológicas de las villas hispanas y la continuidad en la propiedad del fundus por parte de las aristocracias

En la primera mitad del siglo v las villas bajo imperiales pierden su función aristocrática y dejan de ser centro del poder señorial en el medio rural, pero no desaparecen como asentamiento. La residencia aristocrática se abandona, mientras que surgen centros de hábitat con presencia de cabañas de madera con fondos semiexcavados en el suelo, silos y fosas, y espacios destinados a la transformación de productos agrícolas y actividades artesanales. La presencia de necrópolis en ocasiones está en contacto con el espacio de habitación o en sus inmediaciones. La iglesia también suele estar presente en el solar de la villa.
 
Mosaico de Neptuno en la villa
romana de Tejada
Una de las corrientes interpretativas defiende que se produce un desmantelamiento de la propiedad fundiaria surgiendo un espacio de hábitat campesino autónomo del poder señorial y antecedente inmediato de la aldea medieval. En contra está el hecho de que ese poder señorial hubiese tenido que renunciar a la gran propiedad y tolerar esa autonomía rural, por lo que parece más plausible una continuidad y transformación de la realidad del fundus promovida por la propia aristocracia. Las cinco evidencias arqueológicas al respecto de esa continuidad del dominio aristocrático son:
-      Inmediatamente después de la desaparición de la vivienda aristocrática surgen el hábitat campesino que evoluciona de estructuras de madera al uso de zócalos de piedra.
-      La ocupación de las salas nobles de la villa por el hábitat campesino es consentido por la aristocracia.
-      La presencia de las iglesias con una necrópolis asociada es síntoma del control y de la exhibición del poder aristocrático.
-      La existencia de instalaciones agrícolas de cultivos especulativos de rendimiento aplazado, como vino o aceite, capaces de producir un volumen superior al que podían asumir las poblaciones campesinas.
-      Las fuentes escritas hablan de uillula, haciendo referencia a las villas que han perdido su monumentalidad, pero que todavía son de dominio señorial.

El hábitat fortificado en la Península Ibérica y sus principales características (siglos V- VIII)

El hábitat fortificado tiene un claro carácter militar, aunque también coexisten con instalaciones productivas  y utillaje agropecuario. Los investigadores suelen considerar una única categoría de poblado fortificado, si bien existen rasgos diferenciadores entre ellos.
 Sus principales características son:
 
Complejo romano- medieval de
El Roc d'Enclar

- Son un rasgo propio del hábitat rural del período suevo y visigodo, si bien con frecuencia los asentamientos fortificados son considerados un fenómeno de revitalización de castros prerromanos o romanos del noroeste peninsular. Aquí habría que distinguir los términos castro y castra, el primero hace referencia al asentamiento característico de los pueblos prerromanos del noroeste hispano, aunque posteriormente se aplicó también a los asentamientos surgidos durante época romana asociados con frecuencia a explotaciones mineras o a desplazamientos forzados de población. El segundo aplicado al período suevo y visigodo o bien hace referencia a un hábitat concentrado y de tipología defensiva de carácter inferior a la ciuitas, o bien se refiere a los asentamientos rurales no fortificados. En ocasiones la información arqueológica no es clara sobre la naturaleza de la ocupación, el aprovechamiento estructura del castro preexistente y el tipo de cultura material.
 
- Los poblados surgidos “ex novo” son uno de los más homogéneos, se caracterizan por disponer estructuras complejas de defensa, murallas con paramentos de mampostería en ambos lienzos, relleno de piedra y tierra en el interior, a menudo están dotadas de cubos, torres de defensa o bastiones; además su planta es más o menos regular (con tendencia a la forma redondeada u ovalada).Sus estructuras de habitación están hechas de mampostería de piedra de mala calidad.
 
- Su cultura material es más rica que la de los asentamientos campesinos. En las excavaciones se encuentra instrumental de trabajo (cuchillos, gubias, hoces, hachas…), armas (lanzas, agarres de escudo…), así como objetos de adorno personal y equipamiento para la caballería. Se constata una diferenciación social. Aparecen contextos cerámicos con producciones variadas y principalmente estampilladas. Suele asociarse cerámica común de cocina, además de otra importada.
 
- Son de cronología temprana.
 
- Ocasionalmente se encuentran asociados con edificios religiosos. 
 
- Estos poblados fortificados son de muy escasas dimensiones con murallas de nueva creación.
 
Tejado denomina estos asentamientos como castros poblacionales vinculado a las aristocracias y su control del territorio circundante, los cuales se diferencian de los castra militares, vinculados al poder del monarca, y con una función estratégica y militar relacionados con las guarniciones de frontera. Ejemplos de este último asentamiento son Sant Julià de Ramis y El Hormón del Faro. El caso de el Roc d’Enclar es un tanto confuso porque originariamente se encuadraba en la categoría de los castros poblacionales, para actualmente defenderse su función de control de los pasos pirenaicos.