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Posible retrato de Giotto atribuido a Paolo Uccelo |
Durante el siglo xiii ciudades de la Toscana como Pisa, Siena,
Pistoia y Florencia, consolidan su posición política y económica,
permitiéndoles desarrollar una cultura artística peculiar, otorgando a la Toscana una incontestable
primacía cultural. En este contexto, nace en 1267 en Colle di Vespignano, no lejos de Florencia,
Biagio o Agnolo, llamado Giotto, y muere en 1337 en Florencia, siendo
considerado dentro de la pintura gótica del Trecento el máximo exponente de la
escuela de Florencia. Su vida es conocida a través de fuentes literarias y
leyendas. Su pintura se caracteriza por difundir un arte duro, con
monumentalismo, sentido volumétrico, teatralidad y contenido dramático en
ocasiones.
Es posible que Giotto llegase a Florencia a principios
de la década de 1280 y que se formara en el taller de Cimabue, caracterizado
por un alejamiento de los modos bizantinos a favor de un estilo nuevo de clara
influencia clásica. La obra más antigua atribuida al pintor es la Virgen de la
iglesia parroquial de Borgo San Lorenzo (1267- 1290), mal conservada, incompleta,
de intensa expresividad, alejado de los esquemas inmóviles y hieráticos de las
vírgenes de la época, supone una anticipación de su posterior “poética de los
afectos”.
El periodo de su estancia en Roma (1267-1290) fue
crucial en su formación, influido por la
técnica y la estilística de pintores de la escuela romana, Pietro Cavallini,
Jacopo Torrit y Arnolfo di Cambio, expresión de la síntesis entre la fuerza
clásica y el dinamismo gótico. Es posible que sean suyas un Profeta en
Santa María Maggiore, y un Crucifijo de Santa María in Aracoeli. Se le
atribuye la Cruz
de Santa María Novella, en sus dos tablones laterales aparecen María y San Juan
de proporciones clásicas, mientras que la figura de Cristo es autónoma respecto
al soporte de madera, la aureola y las piernas se encuentran dentro del esquema
de la cruz. En el tablón inferior está representado el Gólgota.
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Cruz de Santa María Novella |
El primer gran encargo es para la basílica de San
Francisco de Asís (1296-1300) promovida por el papa Gregorio ix, en concreto la Bóveda de los
Doctores, en los cuatro plementos del crucero adyacente a la primera
fachada se representan los cuatro primeros doctores de la Iglesia, destaca por su
brillante cromatismo, la monumentalidad de sus figuras, y la exuberante
decoración de motivos geométricos, figurativos y florales. Sobre la pared
derecha de la tercera campata se encuentran las dos Historia de Isaac, atribuidos
a Giotto, de modos más expresivos, destaca una nueva relación entre las figuras
y el espacio, y la adquisición de una sensibilidad volumétrica. Sustituye la
técnica del “pontate” por el sistema “en jornadas”. El elemento más
revolucionario de su pintura es la reproducción de las cosas materiales como si
fuesen reales, más allá de su vertiente simbólica.
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"La expulsión de los diablos de Arezzo" en la Basílica de
San Francisco de Asís |
En Historias de San Francisco (1291-1294), la
ambientación se basa en la realidad humana y terrena, así se representan de
forma minuciosa animales, plantas, vajillas, rocas, edificios etc. Crea una
visión de conjunto, un fondo que contribuye al equilibrio de la composición, inteligible
por el hombre, se trata de unas cajas en perspectiva. La amplitud de su
narración en 28 recuadros divididos en ternos, pintados en el registro inferior
de la nave, están basados en la
Leyenda mayor de San Buenaventura. Cada campata contiene tres
historias, separadas entre sí por columnas salomónicas, que sostienen una
cornisa artesonada con ménsulas pintadas, da la sensación de un escenario en el
que se desarrolla la vida del santo. El tratamiento de la luz también es un
rasgo importante. La atribución a Giotto es objeto de debate, si bien se
reconoce la paternidad de la organización de todos los episodios, de ahí la
unidad del ciclo, existen dudas a la hora de distinguir la labor del maestro de
la de sus ayudantes, sobre todo en los últimos episodios de la vida de San
Francisco. De esta misma época es la
Virgen de San Giorgio alla Costa, caracterizada
por su naturalidad en las proporciones, refinada en los detalles, un tanto
rígida y monumental.
Posiblemente en 1297 Giotto regresa a Roma y pinta la toma
de posesión de Laterano por parte de Bonifacio viii, del que sólo se
conservan un fragmento. Antes de partir a Padua destacan dos obras, el Políptico
de Badia (1301), caracterizado por el interés en el marco, precisión en los
ropajes, descripción más minuciosa de los atributos, contraste cromático de las
ropas, uso de la luz, y mayor humanidad en el rostro de la Virgen. Y el Crucifijo
Malatestiano o Rímini, al cual le faltan los tablones, la figura es más
alargada y pegada a la madera, sutil y elegante, su línea de contorno resulta
neta con un precioso tejido, y con un cromatismo refinado modulado por un juego
de sombras.
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"La adoración de los Magos" de la capilla Scrovegni |
En 1302 el maestro recibió unos encargos en Padua, la
basílica de San Antonio, conservándose algunos frescos de la sala Capitular, el
Palazzo Comunale, obra hoy perdida, y la Capilla
Scrovegni (1302-1305), o capilla de la Arena o de la Anunciada, perfectamente
conservada. El autor consigue una acertada síntesis entre figura y espacio como
una estructura unitaria, nos encontramos ante un protohumanismo. Las figuras
que forman el aparato decorativo (las figuras alegóricas de los Vicios y las
Virtudes, medallones de diferentes tamaños, los bustos del Cristo redentor y la Virgen con el Niño) y las
historias ilustradas en los recuadros evidencian un complejo programa
iconográfico síntesis de la tradición bíblica y cristiana. Los temas tratados
son las Historias de Joaquín, Historias de la Virgen, la Visitación y la Anunciación, y las
Historias de Jesús. La Historia
sagrada es tratada de forma más humana y terrenal, en un tono solemne y
sostenido, las imágenes son testimonio de fe, aunque también pueden ser leídas
en la dimensión real de su tiempo, y su vida cotidiana. La relación entre los protagonistas
y el espacio se aprecia en el plano de los significados y en el de la
visibilidad, los fondos arquitectónicos y paisajísticos se repiten para
unificar episodios cronológicamente sucesivos. Los edificios son de corte
clásico y proporcionados, mientras que los paisajes son sencillos, abiertos, de
naturaleza rocosa con unos arbolillos. Las figuras son más humanas, de
fisonomías individualizadas y psicológicamente caracterizadas, se identifica
mejor a los protagonistas, están concebidos en un sentido plástico, de
sencillas geometrías, en contornos netos, suavizados por la luz coloreada que
aclaran ropas y trasparenta rostros. También distingue entre diferentes clases
sociales, prestando atención a los aspectos cotidianos, ropas y atributos
externos.
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La "Maestà" di Ognissanti |
Esta última obra le da a Giotto gran prestigio, siendo
muy requerido por mecenas, lo que precisa de un taller con decenas de pintores.
Del segundo decenio del siglo xiv es la Virgen de la iglesia de Ognisanti.
En 1313 posiblemente Giotto se desplaza a Roma para realizar el mosaico de la Navecilla, encargo del cardenal Stefaneschi, hoy perdido.
En la basílica inferior de Asís se le atribuyen los frescos de la capilla de la Magdalena (1315-1318),
con sus paisajes extensos y desolados, figuras de proporciones reducidas,
y su colorido y luminosidad. En 1320
vuelve a Roma para cumplir otro encargo, el llamado Políptico Stefaneschi, para
colocarse sobre el altar mayor de la basílica de San Pedro, en el que aparecen en
su parte anterior y posterior, San Pedro en el trono, Cristo bendecidor, la Crucifixión de Pedro y
la decapitación de San Pablo, de carácter simbólico y arcaizante. El Políptico
Horne es del segundo decenio del
siglo xiv.
El último gran ciclo de frescos de Giotto sobre la
vida de San Francisco se encuentra en la capilla de los Bardi (1315-
1320) en la iglesia de Santa Croce, no está divida en bloques plásticos, los
espacios amplios están ocupados por edificios monumentales, los personajes
aparecen ligados los unos con los otros de forma suave, con fisonomías y gestos
naturales, figuras más delgadas y alargadas, el cromatismo tenue y refinado. En
la misma iglesia decoró la capilla Peruzzi (1325), de tono más sobrio y
seco que los precedentes, en los edificios se aprecia una vuelta a los
clásicos, está más cerca del renacimiento que del gótico. También en Santa
Croce, pintó el Políptico Baroncelli. También Giotto trabaja en Nápoles y
en Milán, sin que conservemos ninguna obra de este período. Finalmente, hay que
resaltar su actividad arquitectónica, aunque no existe ninguna certeza al
respecto, se le atribuyen el Campanile de Florencia, el Puente de
Carraia en Florencia, hoy desaparecido, y la ya citada capilla Scrovegni.