Punto de encuentro para los amantes de la historia, el arte y los grabados




El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

jueves, 7 de septiembre de 2017

El modelo de Estado implantado por Hitler y el Partido Nazi


El modelo de  Estado se basaba en una fuerza coercitiva propia de un Estado totalitario y policial, se practicaba la brutalidad extrema contra los enemigos del régimen, la ley dejó de regir Alemania. La oposición política apenas si tuvo opciones, no pudo resistir la violencia ejercida, en primer lugar por las SA, y posteriormente las SS, era inferior ideológica y organizativamente. El Partido Nazi y todo su entramado lo tuvo más fácil para desmontar y reinventar el Estado debido a que nadie creía en la República de Weimar surgida después de finalizada la Gran Guerra, uno de los principales motivos era que se culpabilizaba a los partidos democrático- liberales de la firma del Tratado de Versalles, por tanto era un sistema desacreditado que contribuyó a su propio fin. 

Las Instituciones del Estado se moldearon a imagen y semejanza de la ideología del Partido Nazi. Practicaron el uso arbitrario de la legislación, la aplicaron según convenía, la única rama del derecho que sufrió intervenciones fue la penal, el resto prácticamente no fue tocado. Aspiraban a una ilusoria y utópica ley germánica. También jueces y abogados fueron en el mismo sentido del ideario político de Hitler, si bien los nazis simplemente los vieron como un instrumento más de represión y dominación, no los respetaban. Lo mismo podemos decir del ejército, el alto mando  no era, con excepciones, nazi, pero habían apoyado al Führer en su locura imperialista, incluso colaborando con el Estado en el genocidio de judíos y otros grupos sociales considerados al margen de la sociedad,  por esto de alguna manera se habían unido al destino del Führer y por ende de Alemania. Hitler era un hombre de masas, no le gustaba nada la burocracia, trabajaba de forma anárquica. 
 
Mantenía relaciones personales de carácter feudal con una serie personas de confianza, se fue aislando poco a poco a medida que transcurría la guerra, y sólo una pequeña camarilla podían despachar con él: Himmler, Goebbels, Göring, Ribbentrop, Ley, Sanckel, Spear, Keitel, y los Gauletier (caciques regionales). Bormann alcanzó un enorme poder al controlar el partido con la caída de Hess y al ser nombrado “secretario del Führer. 
 
Según mi punto de vista, para poder entender que una nación culta como la alemana pudiese sumergirse en esa vorágine de destrucción e irracionalidad es fundamental conocer no sólo el pensamiento de Hitler, sino el funcionamiento del propio Partido Nazi, que viendo en él a un nuevo “Mesías” lo encumbran en lo más alto en todos los sentidos; consienten que Hitler se asiente en la reafirmación absoluta de su control sobre el propio partido, y le otorgan un carácter de salvador incuestionable. Fue el partido el que facilitó con su fe ciega en él que Hitler adquiriese esa aura semidivina, y que fuese reafirmando su “ego” y su convencimiento del papel que tenía que jugar en la historia. Evidentemente, que supo jugar en todo momento las cartas que le fueron dando, pero sin ese convencimiento de la “Comunidad carismática” no hubiese llegado a donde llegó. No pretendo quitar méritos a Hitler ni mucho menos, es decir,  la vehemencia y la verborrea que sabía esgrimir delante de las masas, el saber tocar la fibra sensible de un pueblo humillado y con ánimo de revancha, eso fue un triunfo suyo, fue sumando partidarios en los mítines en cervecerías primero, y posteriormente ante masas de gente que estaban dispuestas a escuchar lo que Hitler les decía, y los convencía. Fue un astuto oportunista. Ese es el filón que el Partido Nazi quiso aprovechar. 
 
En consecuencia, pienso que la idea de Estado que Hitler creó nada más ser nombrado canciller, era una consecuencia de todo ese ideario absoluto que defendían él y su partido. Con su acceso al poder no cabía otra fórmula de gobierno más que la imposición de un régimen autoritario de carácter mesiánico y personalista, que pusiese fin a la denostada República de Weimar, y que eliminase toda oposición política, fuese de izquierdas o de derechas. A partir de aquí, con un programa muy básico, con un ideario político primitivo y elemental, pero directo y fácilmente asimilable por las masas, su puesta en marcha, una vez eliminados los obstáculos, fue sencilla. La base de su proyecto centrado en el antisemitismo, el antibolchevismo y la búsqueda de un “espacio vital” sólo podía llevar a la guerra y a la destrucción, no cabían otras posibilidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cualquier aportación o comentario de tu parte siempre será bienvenido