Existen
tres vertientes, la cantábrica o del norte
y noroeste, que ocupa el 10,9% del territorio peninsular, circulando el
40,8%, se caracteriza por la regularidad y abundancia de las precipitaciones (1.350
mm/m2/año de media), está afectada por el clima oceánico que contribuye a unos
ríos caudalosos y de gran torrencialidad.
La atlántica, con una superficie de 256.699 km2, el 52,1% del
territorio peninsular, y el 33% de las aguas, engloba las cuencas el Duero,
Tajo, Guadiana y Guadalquivir, está influenciada por un clima de dominio
atlántico por sus precipitaciones, con contrastes térmicos y sequía estival de
clara influencia mediterránea con caracteres continentales. Tiene unos caudales
relativos bajos, pero en cambio los absolutos son altos debido al aporte de los
afluentes.
La mediterránea tiene 182.140
km2 (37%) y fluye el 26,2% de la totalidad de las aguas, sus cuencas se
caracterizan por la disparidad de contrastes en tamaño, condiciones climáticas,
tipos de régimen fluvial. Las cuencas son la del Ebro, la del Júcar, las del Pirineo oriental, la del Segura, y las de las cuencas del sur.
Vierten todas sus aguas al Mediterráneo, soportan un clima benigno, excepto el
interior del Ebro, son cursos de agua cortos, poco caudalosos y afectados por
la torrencialidad debido a las pendientes y a las intensas lluvias.
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