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El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

sábado, 21 de enero de 2012

Emil Ludwig: su obra "Napoleón" y el contexto político del autor

El libro fue publicado en 1925 durante el período de entreguerras, tras la Primera Guerra Mundial la sociedad europea sufre una crisis moral, ideológica y espiritual. El conflicto militar tuvo unas consecuencias demográficas catastróficas, no sólo por las pérdidas humanas provocadas en las hostilidades, sino también debido al aumento excepcional de la mortalidad entre la población civil, los nacimientos diferidos por razón de la guerra, los hijos que hubieran tenido los que murieron y los que no nacieron. Durante años hubo un déficit de la natalidad. La guerra ocasionó desplazamientos de población, personal civil que huía de las zonas de combate, y aquellos que lo hicieron posteriormente al final del conflicto.

El autor no desarrolla extensamente el tema de las consecuencias que las guerras tenían durante la época de Napoleón, pero sí que podemos encontrar una serie de comentarios al respecto. Por un parte, refleja que el propio Emperador francés no es inmune al sufrimiento de sus soldados después de una batalla, los heridos y mutilados le impresionan lo suficiente como para no ser un partidario de planear una batalla sin antes agotar sus dotes de persuasión política y diplomática. Por otra, considera sus efectivos humanos como elementos de su juego político, y la guerra una herramienta más en la estrategia para hacerse con el control de Europa. El período en el que vive Emil Ludwig se caracteriza por tener un visión similar, ya que no es posible separar la guerra de la política, vive en una sociedad de alguna manera militarizada, en la que las asociaciones de corte militar arrastran a la mayor parte de la población; al igual que Napoleón no podía entender el juego político sin la guerra, ésta era una herramienta más, junto con la diplomacia, para conseguir objetivos políticos.

El paralelismo es muy claro, la concepción política de Napoleón sobre el papel que desempeña la guerra era la que de forma parecida 100 años después vivía su propia sociedad. Otra coincidencia es el ambiente de revanchismo que vivía la sociedad alemana después de perder la guerra, y la imposición de las duras condiciones por parte de los vencedores en el Tratado de Versalles; y la respuesta que daba siempre Napoleón cuando perdía prestigio o posición, tanto si se sentía más presionado fuera de su Imperio como dentro de sus fronteras, era la de disponer de una nueva oportunidad para recuperar su posición anterior, por muy desesperada que fuese su situación, vivió en un revanchismo político y militar hasta su confinación en Santa Elena.

El período de entreguerras se caracteriza por un predominio de la sociedad de masas y los cambios producidos en la dinámica social. Las masas empiezan a actuar como una fuerza colectiva social imponiendo su presencia, sus acciones, sus decisiones, cambiando la vida social en todos sus aspectos en función de sus necesidades. Las masas no se someten a las minorías, al contrario, si no están de acuerdo con ellas no las siguen. Se acuña el término de hombre- masa que domina la vida pública, política y no política. Desde la segunda mitad del siglo xix todos los hombres son iguales, no se hallan las barreras sociales. Estas masas intervienen en todo. El prestigio de las clases dirigentes se ha devaluado y se han iniciado corrientes igualitarias, algunas diferencias materiales han desaparecido; a su vez en las masas nace un resentimiento contra el capitalismo y los dirigentes acusados de obtener grandes beneficios, lo que lleva al despegue de las ideologías anticapitalistas, como marxismo y el fascismo.

El autor refleja de forma clara el pensamiento de Napoleón al respecto, por un lado no concibe el dominio del poder sin el apoyo de las masas, dejando de lado la posición de políticos, y sobre todo de la antigua dinastía Borbónica. Su concepción de la igualdad le permite elegir, y entregar premios, a los colaboradores teniendo únicamente en cuenta la valía personal y no el nacimiento, se consideraba un hombre de la Revolución. Si vemos la manera de actuar del fascismo nos damos cuenta que el apoyo de las masas era indispensable para su ascenso y consolidación en el poder, así como el desprecio que manifestaban contra los antiguos partidos políticos. A su vez el nacionalsocialismo alemán se hizo con el poder de forma democrática y respetando en sus inicios las reglas del juego, posteriormente acabaron con cualquier oposición política y con el sistema tal y como era conocido.

La pequeña burguesía se ha visto afectada muy especialmente en el ámbito económico después de la Primera Guerra Mundial. La humanidad que disfrutaba de las ventajas de la civilización occidental, fue perdiendo la confianza en el Estado liberal y se instauró una desconfianza e inseguridad colectivas. La crisis social de los valores morales se proyecta en la vida cotidiana. La religión, el arte, la filosofía, la ciencia, al igual que la economía y la política se desmoronan por su base, es la llamada “crisis de todas las seguridades”. La guerra ha provocado el hundimiento de los tres Imperios absolutistas, se extienden los regímenes parlamentarios y constitucionales, se van imponiendo el sufragio universal. Estos sistemas se ven presionados por el socialismo y por el fascismo, caracterizado éste por su oposición al liberalismo ineficaz, recibir el apoyo de las clases medias, y la ayuda de los dirigentes y capitalistas temerosos de una revolución.

Napoleón es un partidario del liberalismo económico, pero en pleno conflicto con Inglaterra adoptará la decisión de controlar los mercados dependientes del Imperio francés, intentando arrastrar a otras potencias como Rusia, prohibiendo los intercambios comerciales con aquella potencia marítima con la intención de debilitar su poderío económico, sin ser plenamente consciente que en un futuro la situación se le volverá en su contra al perjudicar el normal funcionamiento de su economía y llevarla a una crisis de mercado. Supeditó su política económica a la campañas bélicas que desplegaba por Europa, al igual que los países intervinientes en la Primera Guerra Mundial sometieron la actividad económica a sus necesidades militares, de la misma manera que también lo hizo Alemania en el período de entreguerras con el ascenso de Hitler al poder, al poner en marcha toda una industria orientada a prepararse para la guerra. Ambos fueron de una manera u otra partidarios de la intervención económica.

La subida al poder de los líderes carismáticos fascistas se produjo en similares circunstancias a la forma de cómo lo hizo Napoleón. Ambos se aprovecharon de la debilidad del gobierno y del funcionamiento de las instituciones. El Directorio que gobernaba Francia mantuvo un enfrentamiento más o menos evidente con su general más brillante, sin ser conscientes de su carisma con el pueblo y el ejército, a pesar del apoyo de la mayor parte de la clase política, si bien su debilidad fue manifiesta la noche del levantamiento que se resolvió con la constitución del triunvirato, posteriormente Napoleón consiguió que lo nombrasen primer cónsul vitalicio, y finalmente emperador, se había quedado solo en el poder, era lo que había siempre deseado ser, el amo del Estado. En el mismo sentido cuando Hitler llegó al poder en Alemania, se aprovechó de la debilidad de la República de Weimar para desmantelarla, pero para ello primero tuvo que ir ganando votos y escaños, favorecido por el revanchismo latente por la derrota en la Primera Guerra Mundial, y por la crisis económica que se vivió a partir de 1929. El momento culminante fue el acuerdo al que llegaron Von Papen, líder de los conservadores, el gran capital y el propio Hitler para que éste dirigiese el gobierno alemán. Al igual que hizo Napoleón nada más llegar al poder empezó a desmantelar el sistema constitucional de la República. El paralelismo es evidente, ambos anhelaban el poder absoluto, y no dudaron en aprovecharse del mismo sistema al que querían destruir, siguieron prácticamente los mismos pasos hasta que acapararon el poder absoluto. La única fórmula que reconocían era la de la primacía y unidad del Estado que se impone a través de la dictadura.

Como consecuencia de la responsabilidad de gobierno, los presupuestos que fundamentan su modelo de autoridad, la conciencia de ser un ser excepcional y la predestinación de sus objetivos finales, que entre otras cosas buscan la grandeza de Francia, como subordinación a su grandeza y gloria personal, todo ello lo convierte en un personaje que se siente y se encuentra solo, a los hombres los considera débiles y materialistas, y muy inferiores a él. El sentido de la predestinación, considerarse un ser excepcional y la búsqueda de los hechos más destacados de la nación son atributos que podemos encontrar en los dictadores fascistas que llegaron al poder durante el período de entreguerras. La apelación a los sentimientos arraigados en el pueblo sobre la grandeza de la nación y la raza, y la necesidad de situarla en el lugar que le corresponde en la historia, son las armas utilizadas por los fascistas para manipular y controlar a la opinión pública.

Napoleón sentía la necesidad de formar los Estados Unidos de Europa, pretendía resucitar el Imperio Sacro Romano Germánico de Carlomagno, y para ello contaba con la fuerza como su herramienta principal para conseguir su objetivo. La apelación al glorioso pasado histórico y su continuismo está también presente en la Italia de Mussolini y en la Alemania de Hitler, como ejemplos más representativos. En todos los casos es importante el uso partidista de la historia y la asimilación de símbolos externos que la recuerden. Si bien en el caso de los símbolos externos no fue tan patente en el emperador francés. El hecho de sentirse personas excepcionales y predestinadas, de algún modo, les condena a la soledad, sienten que se encuentran por encima de todos los que le rodean, es difícil que reconozcan un error, lo más fácil es atribuírselo a los demás. Además la derrota para ellos es una afrenta, una traición a la confianza depositada. Estos rasgos los podemos encontrar tanto en los líderes fascistas como en el propio Napoleón. La doctrina del “espacio vital” unida al pangermanismo imperialista, a la expansión política y militar, y a la guerra, desencadenan que la Alemania hitleriana se instale en la economía de guerra.

El control de la opinión pública fue una de las facetas de la sociedad que tanto los grupos fascistas como Napoleón se encargaron de cultivar a través de imponer límites a la libertad de expresión y a mediatizar la prensa.

El autor describe y desarrolla una serie de características y fundamentos, tanto a nivel personal como a nivel de concepción del Estado y de toma de decisiones políticas, de Napoleón Bonaparte que son perfectamente asimilables o extrapolables al contexto histórico en el que vive, y que podríamos resumir a modo de conclusión en los siguiente puntos a modo:

- El autoritarismo, la predestinación, la persecución de unos fines que le otorguen la gloria nacional y personal, y la conciencia de una superioridad de su ética personal les hace menospreciar a los hombres, y les hace sentirse superiores a ellos, si bien como contrapartida tienen un sentimiento de soledad.

- El ascenso al poder se produce respetando las instituciones y modelo de Estado, para paulatinamente ir imponiendo su modelo dictatorial, hasta la desaparición total de los rasgos que lo definen.

- El apoyo de las masas y el desprecio de la clase política del momento es fundamental para su ascenso y continuidad en el poder. Achacan los males del Estado a las instituciones actuales. Controlan la opinión pública.

- La política es inseparable de la guerra, ésta es considerada la herramienta principal de expansión imperial, es una necesidad vital para el Estado.

- Apelan a un glorioso pasado histórico que pretenden recuperar.

- La expansión territorial es básica para alcanzar la gloria que buscan, se llame Estados Unidos de Europa o “espacio vital”. Tienen una necesidad de imponer la superioridad que la historia ha otorgado a sus Estados.

- La economía está dirigida desde el poder y supeditada a sus fines militares. Es una economía de guerra.

- Las masas son números útiles para la consecución de sus objetivos de expansión territorial.

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