Punto de encuentro para los amantes de la historia, el arte y los grabados




El rincón de Tucídides aspira, sin pretensiones, a presentar toda aquella información interesante al respecto de la historia, el arte, fotos de grabados y libros antiguos de mi colección, citas de libros que me han gustado, referencias que vaya encontrando sobre estos temas, en fin todo aquello que me interesa, y que espero pueda ser atractivo para los demás.

"Insulae Balearides et Pytiusae"

"Insulae Balearides et Pytiusae"
"Novus Atlas" o "Theatrum Orbis Terrarum", de Blaeu, Amsterdam, 1640

La frase


"Mientras vivas procura constantemente instruirte, no presumas que la vejez lleve consigo la sabiduría"

Solón (638 a.C- 558 a.C)


Plan de Palma de N. de Fer

Plan de Palma de N. de Fer
Plano de Palma de N. de Fer (s. XVIII)

lunes, 30 de julio de 2012

Carlos V y el luteranismo

"Carlos V con perro" de Tiziano
A finales del siglo xiv y principios del xv los príncipes alemanes empezaban a afirmar su poder y a considerar los territorios, no como una propiedad privada, sino cada vez más como un estado superior a los hombres. Llevaron a cabo una reorganización de la administración y mantuvieron una mayor vinculación con la Iglesia, por lo que estaban preparados para convertirse en potencias. No obstante, las tensiones sociales latentes hacían de Alemania en 1520 un barril de pólvora. Se convirtió en un terreno favorable para que prosperasen las ideas luteranas a causa de la debilidad del poder imperial, de las ambiciones de los príncipes, de las tensiones sociales que enfrentaban al campesinado y pequeños señores, ciudades y nobleza, y de un profundo nacionalismo muy hostil a las influencias italianas. A nivel espiritual los humanistas alemanes mantenían un duro enfrentamiento con la Iglesia. 

Tras la muerte del emperador  Maximiliano ocurrida el 12 de enero de 1519, su nieto Carlos v (1500-1558) fue elegido emperador en la votación imperial celebrada en el coro de la Iglesia de San Bartolomé de Francfort el 28 de junio de ese mismo año. Desde el inicio de su gobierno imperial hasta su abdicación en el invierno de 1555-1556  estuvo inmerso en el problema del reformismo luterano sin que pudiese dar una solución definitiva y pactada que conciliase tanto a príncipes católicos como protestantes.

Todo empezó el día de Todos los Santos de 1517,  Lutero (1483- 1546) emprende su camino reformista con el pregón de sus 95 Tesis, a raíz de la venta de indulgencias, basándose en la denuncia de las falsas seguridades dadas a los fieles, la afirmación de que sólo Dios puede perdonar y no el papa, y de que el único tesoro radica en el Evangelio.


"Martin Lutero" de Lucas Cranach el Viejo
A partir de aquí los acontecimientos se precipitaron desarrollándose una disputa en el seno de la Iglesia entre 1519 y 1520. Sus afirmaciones principales fueron: el rechazo de la primacía romana y de la autoridad de los concilios, el valor único de las Escrituras como contenido de la fe, inutilidad de la tradición dogmática e inexistencia del Purgatorio. 
El período que se considera decisivo en el asentamiento de las doctrinas de Lutero es el de 1520- 1521 cuando escribe los tres grandes tratados, “El papado de Roma”, “Manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana”, y el “Tratado de la libertad cristiana y la cautividad babilónica de la iglesia”. 

Desde 1521 Lutero se encontraba condenado por la Iglesia, estaba amenazado de excomunión y en período de retractación pública. En ese mismo año Carlos v convoca la Dieta de Worms y se enfrenta por primera vez con el público y con la república de los príncipes alemanes. El Emperador en el marco del solapamiento jurídico entre Iglesia y Estado seguiría la línea marcada por la excomunión que pesaba sobre Lutero, y le proscribiría del Imperio, a lo que había que añadir que éste no se había retractado de sus ideas. Las negociaciones previas y posteriores a la dieta fueron sustanciosas. El franciscano Glapion, confesor del Emperador, intentó convencer al príncipe elector Federico de Sajonia de que aquel apoyaría una reforma de la iglesia si Lutero se retractaba de alguno de sus postulados. El 19 de abril Carlos v hizo pública una declaración contra Lutero basada en la teoría conciliarista, si bien autorizaba posteriores negociaciones de los estados con Lutero, de las que se esperaba una solución pactada dentro de la Iglesia, haciendo uso de un tribunal participado por el Emperador y los estados, de un concilio general o de una comisión de teólogos en el sentido de las propuestas de Erasmo. La postura del emperador quedó fijada jurídicamente en mayo de 1521 en el llamado Edicto de Worms que proscribía no sólo al propio Lutero, sino también a sus seguidores.

En este momento Europa adopta tres posiciones perfectamente definidas, los seguidores inequívocos de Lutero, los que se situaban en la línea del papa, y los eclécticos de corte erasmista, los cuales todavía creían en una reforma dentro de la Iglesia. De todas formas los efectos prácticos de la declaración concluyente de Carlos v se vieron atenuados debido a su pronto abandono del Imperio para luchar contra Francia por la hegemonía europea. El Imperio entonces se vio sumido en un estado de descontrol bajo grupos de radicales, mientras Lutero se puso bajo la protección del Príncipe Elector de Sajonia. En un principio los príncipes alemanes fueron cautos en su acción, como se puede apreciar en las Dietas de Núremberg de 1522- 1524. El enfrentamiento en Wittenberg entre los que estaban en contra de la reforma y los “Schwärmer” o reformistas exaltados condujo a una radicalización de las posturas.  Lutero y sus seguidores creían que actuaban según la libertad de conciencia respecto a cualquier norma de procedencia humana, incluso aún cuando empezaban a recurrir a la fuerza regulativa e unificadora del poder secular.
 
Lutero en la Dieta de Worms (1521)
Un hecho importante fue la formación en Ratisbona en 1524 de una liga católica. El artífice de esta unión fue Fernando, al que Carlos v había transmitido los territorios patrimoniales de los Habsburgo en Austria además de ejercer el derecho de representarlo en los asuntos imperiales en el Sacro Imperio. El acuerdo de Ratisbona evidenció los problemas internos de la Iglesia, se precisaba de una reforma urgente, la exigencia de un concilio general estaba ampliamente extendida en Alemania. En otoño de 1524 las ciudades imperiales al plantear esta necesidad fueron contestadas con el veto del Emperador. El movimiento reformista se fue extendiendo por las ciudades en donde se palpitaba un latente anticlericalismo, sentían la necesidad de apreciar la pureza de las escrituras sin las ataduras de las normas de los hombres. En 1528 las reivindicaciones luteranas se impusieron en Hamburgo. Durante la primera época de la Reforma el movimiento reformador alemán se circunscribió en un ambiente urbano.

El Emperador estaba enfrascado en el programa ideológico pautado por su canciller Gattinara sobre el “dominium mundi”, por ello se encontró con dos problemas, la posición autónoma de Francia y la fuerte posición de los príncipes alemanes en el Imperio. En cuanto a éstos en la citada Dieta de Worms de 1521 se alcanzaron compromisos intermedios entre los planteamientos monárquicos y el sistema estamental del Sacro Imperio. Entre 1521 y 1529 Carlos v estuvo ocupado en la lucha hegemónica en Europa contra Francia en el escenario italiano.

La crisis de la sociedad subsiguiente al movimiento reformador alcanza su punto álgido en Alemania con la Guerra de los Campesinos (1524-1526), y que terminó con la derrota sangrienta de éstos. El movimiento campesino tenía su origen en unas circunstancias sociales, económicas y políticas, fueron grupos descoordinados entre si, pero que tenían en su fondo común el fermento religioso de carácter reformista. En un principio se vieron favorecidos por la crisis institucional del Imperio, pero al final gracias a la intervención militar de la Liga Suaba la resistencia fue cediendo hasta su desaparición definitiva de las regiones alpinas en 1526. En 1524 Thomas Müntzer se colocó al frente de un movimiento escatológico-radical que posteriormente desembocó en el levantamiento de los campesinos alemanes. Debido a la enemistad manifiesta de Lutero con Müntzer, y el peligro que veía en el compromiso en que podía quedar la causa reformista, se mantuvo al margen del conflicto, e incluso se mostró en contra alegando posiciones doctrinales antagónicas, además de reprobar cualquier sublevación frente a la legalidad vigente. El precio que tuvo que pagar Lutero fue su mayor dependencia de los poderes seculares a partir de 1525.

En lugar de la concepción original que postulaba que la renovación de la Iglesia se debía articular en el seno de las comunidades cristianas, poco a poco se fue imponiendo un sistema de iglesias territoriales dirigidas desde el poder secular. La organización parroquial se hizo conjuntamente por teólogos y funcionarios de los príncipes. La jurisdicción de los obispos dejó de ser reconocida. Los monasterios fueron disueltos y los bienes de la Iglesia pasaron a manos de los príncipes, sin que la nueva organización eclesiástica pudiese tener visos de mantener una autonomía con respecto al poder secular.


Grabado de Zwinglio
Muy influido por Lutero encontramos la figura de Zwinglio, aunque su actuación se circunscribe básicamente en la Confederación suiza, aunque también influyó en las regiones sudoccidentales de Alemania. Las diferencias doctrinales entre Zwinglio y Lutero se intentaron resolver sin éxito mediante la celebración de un coloquio teológico (Coloquio de Marburgo en 1529). A pesar de esto la expansión de la Reforma fue imparable. En la Dieta de Espira (1526) aprovechando que Carlos v estaba en pleno enfrentamiento con Francia y el Papado, se optó por una resolución moderada en cuestiones de fe, sin que implicase ser un soporte jurídico para la constitución de iglesias territoriales evangélicas, pero allanó su camino, de hecho, sirvió de base para instituir un principio del derecho de los poderes urbanos y territoriales a optar por una u otra iglesia, sin que podamos hablar de libertad individual de conciencia y culto. Esta situación cambió por intervención imperial en la Dieta de Espira (1529) en la que se anulaban los compromisos asumidos tres años antes, y se endurecían las disposiciones del Edicto de Worms. La mayoría católica estuvo a favor, pero cinco príncipes y catorce ciudades del Imperio protestaron porque consideraban que cada estado debía tener su propia responsabilidad ante Dios. De entre los príncipes electores sólo el Elector de Sajonia formaba parte de los denominados “protestantes”. Para evitar la proscripción del Imperio buscaron una teoría jurídica que permitiese su compatibilidad con el sistema, es lo que se denominó la “aristocracia estamental”, por la que se atribuía a los estados del Imperio el derecho de afirmarse, incluso frente al Emperador, en aquellos asuntos relacionados con la religión de sus súbditos. Tanto las ciudades como los principados a la hora de organizar las nuevas formas eclesiásticas se desvincularon inequívocamente del movimiento anabaptista.

Se había emprendido el camino de formación de dos partidos religiosos políticamente articulados, pero todavía quedaba pendiente saber si las fuerzas partidarias de la concordia se impondrían. El propio emperador Carlos v, después de su coronación, abrió la Dieta de Augsburgo en 1530 con la intención de adoptar una posición de mediación por encima de las partes, perseguía una concordia teológica. Un grupo de estados evangélicos presentó la “Confessio Augustana”  formulada por Melanchthon con un espíritu conciliador y abierto al acuerdo, pero la respuesta católica no permitía la reconciliación. Carlos v se vio obligado a dejar su posición de mediador y ponerse al frente de la facción católica, tuvo que afrontar una disyuntiva, o el concilio o la guerra. El concilio había sido de nuevo solicitado al papa Clemente vii pero sin éxito, mientras que los principados católicos no estaban muy dispuestos a ir a la guerra.

En 1532 ante la presión del enemigo turco el Emperador se vio forzado a firmar una paz religiosa de plazo limitado con los príncipes protestantes en Nuremberg. Con anterioridad, en 1531 los príncipes y las ciudades evangélicos formaron la Liga de Esmalcalda, planteada como una alianza político- militar de naturaleza defensiva, entre sus miembros se encontraban el Electro sajón y Felipe el landgrave de Hesse. El 24 de octubre de 1531 firmaron un acuerdo con la católica Baviera sobre la base de una protesta común por el nombramiento por Carlos v de Fernando como Rey de Romanos. El 26 de mayo de 1532 se acordaba en Scheyern un tratado entre la liga protestante, Francia y Baviera en clara oposición a los Habsburgo. Posteriormente, los católicos disolvieron la alianza y firmaron el Tratado de Linz (1534) con Fernando. Por otra parte la alianza con Francia se resintió por el giro antiprotestante de la política de Francisco i. A su vez, en 1538 Carlos v impulsó la formación de una liga católica a imagen de la protestante, la Liga de Nuremberg, y efectuó amplias concesiones a los protestantes en las negociaciones de la Tregua de Francfort en 1539.

Tras una campaña poco provechosa contra los turcos en 1532 el Emperador volvió a dejar desatendidos los problemas de la Europa central. En 1936 Francisco i intentó de nuevo hacerse con el Milanesado, mientras que el nuevo papa Paulo iii procuró mantenerse neutral con el fin de conseguir la paz entre los dos monarcas y poder llevar a cabo el anhelado concilio. Si bien la alianza de Francia con los turcos hizo que el papa se aproximara a los Habsburgo.

Entre 1539 y 1540 el problema alemán era el que mayores preocupaciones concitaron al Emperador. Tomando como base la Tregua de Francfort, y de acuerdo con los príncipes imperiales interesados en una concordia pacífica (Electores del Palatinado y Brandemburgo), Carlos v convocó un coloquio religioso, primero en Hagenau, en 1540, después en Worms, trasladado finalmente a la Dieta de Ratisbona en 1541. Teólogos de ambos bandos realizaron unos importantes trabajos previos, el llamado “Libro de Ratisbona”, Paulo iii envió al cardenal Contarini como legado papal, y Granvela, primer consejero del Emperador, estaba convencido de solucionar el problema en el plano religioso y político.  La concordia que se perseguía se esfumó rápidamente debido a que los príncipes católicos más intransigentes (Baviera y Maguncia) amenazaron con aliarse con Francia y Roma si se hacían concesiones a los protestantes, mientras que Lutero se mostró contrario a la dieta. En conclusión, fue un rotundo fracaso dejando unas posiciones más separadas y un conflicto abierto y con compromisos ocultos. En reuniones secretas el Emperador hizo concesiones tanto a protestantes como a católicos con el fin de ganar tiempo.

En 1542 el duque de Cléveris de tendencias protestantes se enfrentó a Carlos v por la sucesión de los Güeldres, siendo derrotado, anexionados los territorios a los Países Bajos, y obligado a renunciar a su confesionalidad. La Liga de Esmalcalda había dejado al Duque sin ayuda. En 1544 en la Dieta de Espira el Emperador hizo tantas concesiones a los príncipes protestantes, que no apoyaron a Francia en su derrota, lo que condujo a la Paz de Crépy. Mientras la opinión pública europea criticaba las concesiones a los protestantes, Carlos v en el tratado de paz se aseguraba el apoyo de Francisco i para reformar la Iglesia y participar en un concilio general, y en caso de oposición de los príncipes del Imperio ayudar en su represión. También a comienzos del verano de 1545 el Emperador se aseguró la colaboración del Papa en la financiación de la represión protestante en Alemania, y el compromiso de organizar un concilio general. La política conciliar del Emperador fue un tanto ambivalente.  En diciembre de 1545 quedó inaugurada la asamblea de la Iglesia con escasa participación, el deseado Concilio de Trento. Como todavía no habían llegado los representantes protestantes, Carlos v exigió que sólo se tratasen temas de organización interna dejando las controversias dogmáticas para cuando aquellos estuviesen presentes.

La guerra contra los príncipes y las ciudades protestantes reunidos en la Liga de Esmalcalda comenzó en verano de 1546. En la corte imperial el bando pacifista encabezado por Granvela se mantuvo firme hasta prácticamente el último momento.


"El Emperador Carlos v en la batalla de Mülberg" de Tiziano
La actividad diplomática fue intensa, el Emperador se aseguró el apoyo del Ducado de Baviera, además la Dieta de Ratisbona en 1546 sirvió de fondo para los últimos preparativos secretos para la guerra, entre ellos se aseguró el apoyo de ciertos príncipes protestantes, presentándose las campañas militares no como una guerra religiosa sino como una acción ejecutiva conforme al derecho del Imperio contra aquellos que habían violado la paz. Los combates se desarrollaron en la Alemania Meridional a lo largo del Danubio. El duque Mauricio de Sajonia, aliado de Carlos v, atacó los territorios sajones de su primo haciéndole huir hacia el norte. En la primavera de 1547 sólo quedaba la resistencia de la Sajonia electoral, por lo que el 24 de abril en Mühlberg fue definitivamente derrotada la liga y hechos prisioneros Juan Federico de Sajonia y Felipe de Hesse. En protestantismo alemán dejó de existir como fuerza político-militar organizada. El Emperador había alcanzado el cenit de su poder en Alemania y en Europa, pero no exento de problemas, principalmente con el papa Paulo iii, primero retiró sus tropas de apoyo al Emperador justo acabado el plazo establecido en el acuerdo, y segundo decidió trasladar las sesiones de Trento a Bolonia sin consultar con Carlos v. La política religiosa e imperial del Emperador quedó afectada, debido a que la celebración en Bolonia de las sesiones incumplía una de las promesas hechas a los príncipes alemanes. Además las relaciones entre Paulo iii y Carlos v se vieron deterioradas cuando el duque de Parma y Piacenza, hijo del papa, fue asesinado a manos de unos nobles rebeldes, siendo el Emperador acusado por el pontífice de estar detrás de este hecho.


Tras la derrota de Esmalcalda Carlos v se presentaba como invencible, si bien tras la Dieta en Augsburgo (1547-1548) que pretendió rentabilizar jurídicamente la victoria, se encontró con la oposición de los príncipes católicos y protestantes que hicieron fracasar esos intentos. Las seguridades concedidas tanto a católicos como protestantes se remitían a las futuras decisiones del concilio, el problema era que seguía el enfrentamiento con Paulo iii y las cuestiones conciliares estaban paralizadas. Los príncipes se oponían políticamente a Carlos v temerosos de una “monarchia imperial”. Asesorado por teólogos decidió promulgar el denominado “Interim” como ley imperial, ritual eclesiástico y fórmula confesional que debía servir tanto para católicos como protestantes. Debido a la oposición de los católicos sólo se pretendió su aplicación en los territorios protestantes, pero se encontró con la oposición de los poderes y los clérigos evangélicos lo que llevó al “Interim” a una inaplicación práctica. Lo positivo fue que el nuevo papa Julio iii (1550-1555) reabrió en 1551 las sesiones del concilio, y se presentaron las primeras delegaciones protestantes, en un principio reinaba la desorientación sobre la resolución del conflicto.

Monasterio de Yuste (Cáceres)
Enrique ii había sucedido a Francisco i en 1547 y se dedicó a intrigar con Mauricio de Sajonia en contra de los intereses del Emperador. En 1552 Carlos v fue derrotado por los “príncipes de la guerra” alemanes. A su vez el Concilio de Trento se disolvió en marzo de ese mismo año, así quedaba patente el fracaso de la política religiosa y constitucional del Emperador en Alemania. Mientras su hermano Fernando en la Dieta de Augsburgo de 1555 acordaba la Paz de Augsburgo en la que se incluían determinaciones sobre el mantenimiento de la paz territorial y el establecimiento de un sistema en un sentido federal.Carlos v no estaba dispuesto a ratificar el carácter definitivo de una regulación pluralista de la cuestión religiosa en el Imperio, así que en el invierno de 1555- 1556 en Bruselas comunicó a su hermano su intención de abdicar, se retiró al monasterio de San Jerónimo de Yuste muriendo el 21 de septiembre de 1558.